“Siempre he educado en valores e igualdad porque es mi naturaleza”
Darita Díaz Monleón (Landete, 1960) lleva toda su vida como docente en el medio rural de la provincia de Cuenca. Ha ejercido su profesión en colegios como los de Villalpardo, Cañete, Henarejos, Mira y, desde hace más de diez años, en la sección de Santa Cruz de Moya del CRA ‘Ojos de Moya’. Si hay algo que caracteriza su periplo profesional es haber impartido siempre una educación donde Díaz ha trabajado en todo momento los sentimientos y valores de sus alumnos fomentando la empatía, el respeto y la igualdad entre todo el mundo.
Una visión de la docencia centrada en la igualdad y la lucha contra la violencia de género que ha hecho que Dari (como cariñosamente la llaman tanto alumnos como las personas más allegadas) haya recibido uno de los Reconocimientos Menina que ha entregado la Delegación del Gobierno central de Castilla-La Mancha con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer que se conmemora este 25 de noviembre.
“Lo que más he trabajado son los sentimientos y valores, entre los que destacan la empatía y el respeto que es lo que va a ayudar a a encontrar la fuerza para superar conflictos y construir soluciones”, destaca Dari, que desde que comenzara su carrera docente siempre ha querido dar a sus alumnos las herramientas para que afronten y superen cualquier problema o situación.
Todo ello lo hace a través de lecturas de autores como Eloy Moreno, Raquel Díaz Reguera, Violeta Monreal o también apoyada en el libro ‘Qué bigotes me pasa’ de María Leach y Olga de Dios. “Siempre intento que los pequeños sepan qué sienten, cómo y porqué lo están transmitiendo, que identifiquen qué les pasa”, subraya la docente.
La autoestima también es otro de los aspectos que Dari trabaja a diario con sus alumnos y alumnas porque esa es la herramienta, a su juicio, que permite a una persona ser segura, independiente y respetuosa.
Y es que, Dari está convencida de que “la lectura es primordial para todo”, y de ahí que sea el principal recurso que siempre utiliza en la educación. “Si tú no lees bien, cualquier problema que tengas lo vas a seguir teniendo porque no lo van a entender”, asegura.
“Cuando estoy leyendo algún cuento, ver cómo te miran tan receptivos… soy un valle de lágrimas de emoción, gratificación”, sostiene Dari emocionada, que añade que la de maestra es una de las profesiones más bonitas del mundo. “Me llena y me motiva día tras día”, explica.
Con esa forma tan particular de educar en valores, Dari ha visto cómo lo que ha sembrado durante tantos años ha florecido. Pone como ejemplo cómo los peques dialogan entre ellos cuando hay que elegir cartulinas de colores y a lo mejor dos quieren la azul, pero entre ellos lo hablan tranquilamente y encuentran la solución”.
“Hago de mi escuela un lugar en el que todo el mundo tienen cabida”, destaca Dari Díaz, quien pone de manifiesto cómo siempre se ha volcado el pueblo en todas las actividades que ha promovido y cómo nunca ha tenido ningún problema con padres y madres. “Siempre he plasmado en las reuniones que, para mí, lo más importante es que aprendan a respetar y ciertos valores que son los que les van a ayudar en la sociedad el día de mañana”.
Cuando acabe este curso escolar la docente se jubilará, pero este reconocimiento Menina supone “un fuerte impulso” para seguir trabajando la igualdad desde la educación porque, aunque ya no tenga que acudir al colegio, quiere seguir vinculada a la docencia.
“Cuando me llamaron de la Delegación del Gobierno me costó reaccionar, pero al decirme lo de mi reconocimiento Menina 2024, me sentí muy emocionada, sorprendida y agradecida”, subraya Dari. Todo ello porque este es un reconocimiento que nunca se habría imaginado dado que “siempre educo en valores e igualdad porque sale de mí de forma natural y nunca pensaba en un reconocimiento”.
Como siempre ha dicho ella, “si hay algo más gratificante como maestra es ver cómo tus alumnos reflexionan, debaten, dialogan, consensúan, aceptan y piden disculpas”. Esto son asuntos que sin duda marcaron a los alumnos porque, después de 20 años, “cuando me ven por la calle me siguen parando, me recuerdan”, concluye emocionada.