“La Semana Santa es un momento para reencontrarse con uno mismo"

La Semana Santa es algo que trasciende los sentidos y que se vive con el corazón, y de eso le sobra a Guillermo Pelegrín –2003–. El joven, un buen conocido del mundillo semanasantero en Cuenca, siente en cada nota de tambor y en cada paso compartido con su hermandad la fe, la tradición y la pasión propia de estas señaladas fechas.
Un problema degenerativo en la vista diagnosticado a los tres años provocó finalmente su ceguera, lo cual nunca le ha frenado de cara a hacer lo que ama. Este estudiante de Trabajo Social y prolífico escalador a nivel nacional e internacional con la Selección Española es madrileño de nacimiento, aunque lleva viviendo la Semana Santa con gran pasión desde muy pequeño gracias a su familia. “Me la han hecho entender y me la han transmitido como ellos la sienten”, traslada Guille, que a día de hoy es poco menos que una enciclopedia del tema. “Ahora cuando alguien duda de un horario, procesión, tipo de vestimenta que lleva una hermandad, dicen… Guille, ¿tú sabes esto?”, cuenta entre risas.
Como miembro de las hermandades de La Borriquilla y El Prendimiento, traslada que siempre se han preocupado de que esté integrado y viva la Semana Santa como cualquier persona. En este sentido, la Junta de Cofradías hace un esfuerzo para que todo el mundo se sienta parte de ella con iniciativas como la tirada en braille del programa de Semana Santa o la procesión narrada del Jueves Santo. “Todas estas iniciativas son geniales, acercan la Semana Santa a las personas con discapacidad”, comenta Guille, agradeciendo toda acción que permita a todo el mundo vivir la pasión por igual. Su filosofía es que “a través del humor se puede concienciar”, y es por ello que no duda en hacer públicas sus vivencias y reflexiones a través de sus redes sociales al mismo tiempo que se toma todo lo que le viene como algo de lo que reírse y aprender. “En la procesión del Judas casi me toca de puntal y en vez de agobiarme, me reía. Les dije: no sé si es buena idea poner de puntal a un ciego, es que nos vamos a estrellar”, traslada, mientras que asegura que en los días previos a la Semana Santa vive con incertidumbre las previsiones de lluvias. “Estamos con la mirada en el cielo… bueno, la mía no”, bromea.
PASIÓN EN CADA PASOComo símbolo de su conexión entre el deporte, la fe y la comunidad, donó a la Junta de Cofradías una medalla de la Copa del Mundo de Escalada. “Compito con un buff del Judas y dije: esta medalla se va para Cuenca”, asegura. Tan agradecidos estuvieron que le ofrecieron cumplir una de sus ilusiones: salir con la banda de cornetas y tambores, ya que Guille es un amante de la percusión. Desafortunadamente, no ha podido estar en los ensayos, por lo que no desfilará, pero el sueño queda ahí para un futuro. “La música es una manera más de vivir la Semana Santa”, transmite. Con especial entrega vive el Domingo de Ramos, cuando se toca la Puerta de San Andrés. “Como lo vivo desde dentro y ahí comienza la Semana Santa, me emociono mucho”, traslada Guille, a quien le cuesta decidirse entre tantos momentos. “En el parque de San Julián me emociono porque me acuerdo de mis abuelos, también la petalada de la Virgen de la Borriquilla de la Esperanza, la parte de los Misereres y Las Turbas, del Judas me encanta todo… podría estar aquí diciéndote todo el día porque por mí, saldría en todos”, declara.
Para él, esta conmemoración no es solo un espacio para compartir con amigos, familiares y compañeros de hermandad. “Es una semana para encontrarse con uno mismo y reflexionar sobre cómo queremos enfocar la vida”, cuenta el joven, quien vive durante estos días un mix de emociones: “Alegría, tristeza, risas, nervios…”, cuenta. Sin duda, un ejemplo de esperanza y fe que nos recuerda por qué celebramos la Semana Santa.