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“Empecé siendo compositor y me moriré siéndolo”

El compositor natural de Castejón reconoce que su gira de despedida va a ser dura pero emocionante para él, aunque piensa continuar vinculado a la música
“Empecé siendo compositor  y me moriré siéndolo”
Fotos: Saúl García
20/06/2021 - Dolo Cambronero

Como aquel velero llamado Libertad al que canta en uno de sus temas más conocidos, José Luis Perales Morillas (Castejón, Cuenca, 1945) se marchará de los escenarios tras la gira ‘Baladas para una despedida’, que le llevará por una treintena de ciudades españolas -entre ellas Cuenca, el 21 de agosto- y que tiene previsto extender el próximo año por Latinoamérica y Estados Unidos. El creador de auténticos himnos sentimentales, tanto cantados por él como por otros artistas, cuenta a Las Noticias “cómo es él”, como dice aquel archiconocido tema suyo que, según confiesa entre risas, ha acabado convirtiéndose en su “cruz”.

El Teatro Auditorio de Cuenca ya lleva su nombre y recientemente ha recibido la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha. Usted no puede decir eso de que nadie es profeta en su tierra.

Sí, la verdad es que soy muy mimado en mi tierra. No sé si es bueno o había que esperar un poco. Aunque ya no pueden esperar más… [Risas] Me han hecho mucha ilusión las dos cosas; lo de Cuenca aún es un poquito más especial porque soy conquense. Me llamó el alcalde estando yo en Panamá para decírmelo y fue una sorpresa porque es algo que no esperaba. Me da mucha alegría que lleve mi nombre. Me ha sorprendido mucho y me encanta y lo agradezco enormemente.   

El 21 de agosto también recalará en Cuenca con su gira. ¿Cómo será el concierto?

Será como los conciertos que hice en América, sobre unos 16-18, hasta que llegó la pandemia. Es una gira de despedida por lo que inevitablemente tienes que cantar las canciones que el público más quiere. Siempre se queda alguna en el tintero porque tampoco se puede hacer excesivamente largo. Pero estarán las canciones más conocidas y más queridas por la gente.

 

Hay muchas ganas de conciertos tras el parón impuesto por la pandemia.

Precisamente por el aislamiento que hemos tenido todos, tanto los músicos como el público, tenemos muchas ganas de vernos, de abrazarnos, de escucharnos, de cantar las canciones juntos. Todo eso hace falta; si no, es una soledad tremenda. Espero que la gira vaya bien. La recepción en América fue increíble y supongo que en España será igual. Siempre me han ido muy bien los conciertos, la verdad. Dentro de nada empezamos los ensayos porque retomamos la gira de América pero después de un año, hay que volver a prepararse.

Y siendo los últimos conciertos, hay una expectación especial y eso va a ser un poco duro para mí porque me iré a casa. La gente me dice que no me vaya y es muy emocionante. Pero es una decisión tomada y muy pensada y creo que es momento de irse a hacer otras cosas.

"En mi casa en el campo estaban las musas esperándome detrás de la puerta cada vez que llegaba. Cuenca era mi laboratorio y Castejón siempre fue el nido, el sitio donde paría mis canciones"

¿Seguirá vinculado a la música de alguna manera?

Es evidente. Yo no voy a poder vivir si no hago una canción y sin escribir. Sueño con la música. Seguiré escribiendo y haciendo discos posiblemente porque tengo mis propias producciones con Pablo, mi hijo. Continuaré con eso. Lo único que no voy a hacer va a ser las giras pero seguiré haciendo todo lo que tenga que ver con la música. Incluso seguiré escribiendo para los demás, como siempre. Para mí es muy apasionante. Ten en cuenta que yo empecé siendo compositor y me moriré siendo compositor más que cantante. Pero lo que pasa es que las dos cosas conjugan bien. Escribí canciones para mí y las canté y al final he sido un cantante pero realmente yo creo que más bien he sido un ‘contante’ de historias. Mis canciones son historias a las que les pongo música. Porque yo lo que quería ser es eso, un ‘contante’ de historias. Y un autor para otros. Como empecé es como pienso que voy a terminar, haciendo canciones, algunas caprichosas para mí y otras de encargo para la gente que me guste mucho.

Imagino que será difícil elegir entre su prolífica obra pero ¿cuáles son las canciones suyas más especiales?

De las propias, es curioso pero la canción que más conoce la gente y que esperan siempre fue la única que yo no quería grabar, ¿Y cómo es él?, porque era una canción escrita para Julio Iglesias. Pero la gente de la compañía dijo: ‘No, no, esa canción no se la des a Julio ni a nadie porque es espléndida y la vas a cantar tú y va a ser un gran éxito’. Yo la llamo un poco la cruz que me lleva a todos los escenarios y que me persigue. Cuando la canto, parece que me la haya hecho alguien porque, como no la hice para mí... Es muy curioso porque el tema nada tiene que ver conmigo y es totalmente opuesto a lo que yo haría para una canción de amor; es de desamor. Esa sea quizás la canción que la gente más espera. Pero para mí hay otras más bonitas.

¿Por ejemplo?

Una canción que quizás no es la que más conoce la gente. Para mí, Amada mía es una de las canciones más bonitas que he escrito.   

Dos de sus grandes pasiones son la cerámica y la arqueología. Parafraseando su famosa canción, ¿a qué dedica el tiempo libre José Luis Perales y a qué lo va a dedicar cuando deje los escenarios?

Hoy he puesto a cocer en el horno mis cerámicas de porcelana. Estoy esperando a que se pueda abrir para ver las piezas. Y después de la gira, llegará el momento de dar a la gente que está contigo, a tus hijos, a tu mujer, más espacio para el viaje, para paseos sin más... Eso es lo que creo que haré.

"No es la que más conoce la gente pero ‘Amada mía’ es una de las canciones más bonitas que he escrito"

En su pueblo natal ha compuesto muchas de sus canciones. ¿Qué vinculación mantiene con Castejón?

Muchísima relación. El domingo, por ejemplo, estuve allí. Voy con mucha frecuencia a mi casa en el campo. Por cierto, con esta pandemia y en mi ausencia absoluta, daba un aspecto de abandono pero es una casa que yo he utilizado siempre para ir y escribir. Luego volvía a Cuenca a dormir y a vivir. Simplemente iba a componer al refugio y me venía con mi cancioncita o, a lo mejor, con mi cabreo por no haber sacado ese día nada, enfadado porque no se me había ocurrido ninguna canción. Pero era el sitio donde yo he sido absolutamente feliz. Ya no digo el pueblo, para mí, el campo ha sido el sitio más feliz porque ahí estaban las musas esperándome detrás de la puerta cada vez que llegaba y cada vez que llego. Para mí es un sitio mágico.

Y luego en Cuenca, cuando llegaba con mi borrador de canción, grabada en un cassette y cantada con mi guitarrita, es donde la grababa en condiciones en mi estudio para presentarla, si es que la presentaba a alguien o a las compañías de discos. Cuenca era mi laboratorio un poco más en serio y Castejón siempre fue el nido, el sitio donde paría todas las canciones.

 

Durante la pandemia también escribió una nueva novela. ¿Qué nos puede avanzar de este libro?

Sí, he estado escribiendo la cuarta, que no sé si saldrá. Al otro lado del mundo, que es la tercera, tiene que tirar todavía un poco más. La verdad es que fue un momento muy malo cuando salió el libro [febrero de 2020] porque fue justamente cuando poco después se cayó todo. Se derrumbó prácticamente toda la industria de los libros, de los discos... y eso se ha notado. Aunque independientemente de eso, es curioso que veces me escriben desde América y me dicen: ‘La última novela me gusta más o menos. Ha estado muy bonita o me ha gustado más la primera...’ Es decir, que tienen mis novelas, que las compran y las venden prácticamente en toda América Latina.

¿Puede adelantar algo de la nueva novela?

No puedo decir nada todavía. [Risas] No la puedo destripar. Pero vamos, es una novela muy Perales.

¿Un mensaje para los conquenses?

Que os quiero mucho y que nos veremos en el concierto.