“Queremos un barrio en el que se pueda vivir, que sea habitable”

Vino un fin de semana de turismo a Cuenca y eso fue suficiente para quedarse prendado de la ciudad y, en especial, del Casco Antiguo. Por eso, en cuanto tuvo la primera oportunidad se trasladó a la capital conquense para trabajar y a la Parte Alta para vivir, donde, por cierto, ya lleva nada más y nada menos que 18 años. 

Ligado desde hace bastantes años a la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo, Jesús Reyes Martín (Madrid, 1971) asume ahora el reto de llevar las riendas del movimiento vecinal de esta archiconocida zona de la ciudad.

Algo que dice afrontar con ilusión, aunque reconoce que dio el paso para ser un miembro más de la nueva Junta Directiva de la asociación y no se imaginaba, ni por asomo, que finalmente ocuparía la Presidencia. Aun así asegura tener ganas para trabajar con el fin de impulsar tanto la asociación de vecinos como el barrio del Casco Histórico.

Es consciente de que se trata de una tarea ardua y dura, pero tiene claro que hay que hacer algo para revitalizar este emblemático barrio de la ciudad, que es constantemente muy visitado por miles de turistas, pero todo el mundo parece olvidarse de que en él también viven personas.

No es de extrañar, por lo tanto, que uno de sus principales objetivos pase por querer “un barrio en el que se pueda vivir, que sea habitable” y para ello tiene claro que hay que hacerlo atractivo para las personas con el fin de que cada vez sean más los residentes y vecinos.

En este sentido, Reyes cree fundamental que haya más comercio tradicional, como ultramarinos, carnicerías, etc., en el que los vecinos puedan hacer su compra diaria sin tener que salir del barrio. Y es que, según recuerda, “cuando vine, allá por el año 2004, había más tiendas que hoy en día, porque en la actualidad lo que sí hay son más establecimientos enfocados al turismo, pero no para dar un servicio a los vecinos”. 

Con esto no quiere decir que esté en contra del turismo, todo lo contrario. Es consciente de su importancia para la ciudad y, de hecho, le encanta, pero considera “no hay que dejar de lado a los vecinos. Todos cabemos, tan solo hay que encontrar un equilibrio”.

En esta búsqueda por incrementar el atractivo del barrio para vivir en él, también pone el foco en la necesaria revisión de la movilidad, en busca de “una más adecuada, en la que tráfico, terrazas y peatones puedan convivir sin entorpecerse unos a otros”. Y es que la excesiva velocidad de muchos coches cuando circulan por el Casco se han convertido en un peligro muy serio, máxime si se tiene en cuenta que en muchos puntos del barrio las aceras son muy estrechas y en otros hay obstáculos, como algunas terrazas, que obligan al peatón a ir por la calzada, con el peligro que eso supone.

De ahí que sea de la opinión de que el Ayuntamiento debería de tener más en cuenta la opinión de los vecinos, porque entre todos se pueden hacer mejores cosas, pero la realidad es que “quizá peca de mirar exclusivamente a la faceta turística del Casco Antiguo y se olvida de que aquí también vivimos personas”.

En este sentido, cree que los vecinos tenían algo que decir sobre las escaleras mecánicas que, aunque aún no tienen una postura oficial, piensan que se trata de un proyecto que no está hecho para los vecinos sino para los visitantes y apunta que quizá haya otros más prioritarios, como la movilidad o la revitalización de la Plaza de Mangana, por ejemplo. 

Entre tanto, se han marcado como acción inmediata la reactivación de las actividades de la asociación, tras la pandemia. De ahí que ya estén trabajando en la celebración de dos citas tradicionales, las Fiestas del Solsticio y el Cine de Verano. Eventos a los que el nuevo presidente espera que los conquenses acudan.