“El público de la SMR encontrará una programación que cuenta una historia”
Aunque en su familia no había músicos profesionales, sí que existía en casa una “grandísima afición”. Fruto de ese ambiente en el que se crió, Andoni Sierra Ron (San Sebastián, 1971) sintió la llamada de esta disciplina con tan solo cinco años.
Hoy, con una larga trayectoria vinculada a la música coral –fundador y director de Conductus Ensemble y de la Capilla de Música Santa María del Coro, entre otras facetas–, ha asumido la dirección de la Semana de Música Religiosa (SMR) de Cuenca, una designación –el pasado julio– que es “un honor y una enorme responsabilidad” para él.
Cuenca vive del 2 al 6 de diciembre un anticipo de la Semana de Música Religiosa de Cuenca con el segundo Ciclo de Adviento.
Sí, surgió el año pasado y esta edición pasamos de cuatro a cinco conciertos. Cuatro se hacen en el maravilloso espacio de la Biblioteca de la Merced y el quinto, en el Paraninfo del Campus.
¿Qué retos se plantea para la 60ª edición de la SMR?
Conseguir recuperar el prestigio del festival y entroncar con lo que era la programación de la SMR. Hay que buscar la excelencia, la originalidad y una personalidad propia para que la gente pueda llegar a identificar la programación como característica de la Semana de Música Religiosa de Cuenca.
Conoce bien la SMR porque ha participado en varias ocasiones como artista. ¿Cómo ha sido su experiencia?
En el año 1990 participé como cantante del Orfeón Donostiarra. Posteriormente, he estado en diferentes ocasiones como espectador y en los años 2018 y 2019 estuve como director musical. Es un festival que siento muy cercano y al que tengo mucho cariño. Me he sentido siempre superbien tratado y he percibido mucho interés en el trabajo que hacía. He tenido la suerte de tener siempre una respuesta del público extraordinaria, con lo cual no puedo tener sino palabras de agradecimiento.
¿Cómo “vendería” el festival?
Lo primero que le diría a un posible espectador es que se va a encontrar con una programación que le va a contar una historia. Es algo que hemos querido hacer también en la programación del Ciclo de Adviento. Hay un recorrido, una propuesta que es casi como un reto para el público. Vamos a presentar una programación que tiene un por qué. En segundo lugar, le diría que las obras que se van a seleccionar son realmente obras maestras. Algunas de ellas son muy difícil de ser escuchadas en directo y en esta programación se va a tener la posibilidad de hacerlo. En tercer lugar, que será una programación muy variada, que aborda diez siglos de música, que cuenta con protagonistas de nivel internacional y que la calidad de las actuaciones está garantizada.
¿Qué puede avanzar de la programación?
[Risas] Por desgracia solo puedo adelantar que será entre el 1 al 9 de abril. Los tiempos hay que respetarlos.
¿Se propone el reto de llegar a nuevos públicos?
No solo la SMR de Cuenca sino todos los festivales del mundo están obligados a intentar llegar a ese público que parece que falta en las ofertas musicales de corte clásico. Por supuesto que intentaremos llegar a todos los públicos por diferentes caminos. Por una parte, ofreciendo una programación muy variada en cuanto a estilos musicales y formatos y muy coherente con los tiempos litúrgicos en los que se vive porque parece que eso anima a ir a escuchar un concierto.
Parece que la música clásica asusta un poco. ¿Cómo animaría al público general y no solo al entendido a ir a la SMR?
Hay conciertos que exigen un mayor esfuerzo intelectual para su escucha pero otros, no. Pero al concierto hay que ir sin prejuicios, sin pensar que esta música va a aburrir. Es cierto que la música clásica exige mucha más atención pero lo que mucha gente no sabe es que también da mucho más. Es como cuando uno va al cine a ver una película que le hace pensar. Esa obra se le va a quedar en la retina. Pero una película que no tiene un argumento sólido y que sea un puro entretenimiento, va a desaparecer rápido. Yo animaría al público a que se deje sorprender por piezas que son obras maestras porque han soportado el paso del tiempo.
¿También habrá una pieza de estreno este año?
Sí, también está prevista una obra de estreno pero no puedo adelantar nada.
¿Habrá nuevos espacios?
Sí, se quiere poder recuperar San Miguel como espacio emblemático que ha estado muy ligado a la historia de la SMR. Y luego están el Teatro Auditorio, la iglesia de la Merced, el Espacio Torner… Hay muchos espacios que esperamos poder utilizar en esta edición.
¿Cómo es preparar la programación?
Afortunadamente hay mucha gente interesada en participar en un festival como el de Cuenca porque da prestigio. Uno cuenta con un presupuesto y a partir de ahí tiene que cuadrar las propuestas. Hay que hacer una selección previa y ver qué encaja mejor en qué día. Debe haber variedad y que la propuesta sea coherente y sólida, y hacer números. Lo más difícil en realidad está relacionado con cuestiones no musicales. A los grupos hay que traerlos, hay que alojarlos, hay que atenderlos... Todos los temas de producción muchas veces son más complejos que el diseño de la programación en sí.
El festival va a cumplir sesenta años. Es todo un logro.
Sí, que un festival de estas características cumpla sesenta años debiera ser un motivo de enorme orgullo. Así lo han entendido las administraciones y así se refleja en las aportaciones y en el interés que han puesto tanto el Ayuntamiento como el Consorcio, la Diputación y el Gobierno de Castilla-La Mancha.
Un deseo para la 60ª edición.
Que todo el público que acuda, que esperemos que sea mucho, salga de cada uno de los conciertos con la sensación de haber vivido algo muy especial, que le toque, que le llegue y que le invite al día siguiente a volver a la SMR.