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“Necesito sentir y creerme las canciones para cantarlas"

Robe Iniesta actúa este sábado 27 de agosto en el campo de fútbol de La Fuensanta para presentar ‘Mayéutica’, su tercer disco en solitario
“Necesito sentir y creerme las canciones para cantarlas"
27/08/2022 - Dolo Cambronero

Necesita poca presentación. En los tiempos de la inmediatez y la atención fugaz, Robe Iniesta (Plasencia, Cáceres, 1962), el carismático fundador de Extremoduro, se ha atrevido con un disco, Mayéutica (método socrático con que el maestro, mediante preguntas, va haciendo que el discípulo descubra nociones que estaban latentes en él), que está concebido como una única canción de 43 minutos aunque está dividida en partes. En su tercer trabajo en solitario, el mesiánico ‘Jesucristo García’ sigue lanzando zarpazos con sus poéticas letras, canta al amor y aúlla como un lobo. ‘Ahora es cuando’, la gira de presentación de esta obra, le trae este sábado 27 de agosto al campo de fútbol de La Fuensanta de Cuenca (22:30 horas).

Lo primero, tiene una pierna fastidiada. ¿Cómo va? 

Estoy regular, recuperándome. Tengo hierros y tornillos de hace muchos años, de cuando era joven. Y ahora me están dando un poco la lata. Pero no me impide para los conciertos. Si tengo que hacerlo sentado, lo hago y si no, tumbado. Es un poco rollo porque no te puedes mover igual pero poquito a poquito se va mejorando. Ha habido un par de conciertos que los he hecho un poco casi a la pata coja...  

¿Cómo será el concierto en Cuenca?

Tocamos el disco que estamos presentando, Mayéutica. Lo hacemos entero y canciones de los dos primeros discos de Robe y también de Extremoduro. Y alguna sorpresita, alguna canción nueva. Hay dos partes en el concierto. La primera es un poco más suave y luego hay un descansito y la segunda parte tiene más caña. 

¿Cómo están siendo los conciertos? Después de la pandemia hay muchas ganas de música en directo.  

Claro, se nota. Y la comparación con el año pasado, que eran conciertos con la gente sentada… Imagino que hay un tipo de música que sí se puede estar sentado y es más natural pero con un concierto de rock, era una cosa muy extraña. Aunque se disfrutó lo que se pudo. La gente se amoldó y se acopló a lo que había y lo disfrutó pero hay una gran diferencia con este año, con todas las filas de delante bailando y cantando. Están siendo superemocionantes. 

¿Cómo es el público de los conciertos?

Hay de todo. Lo sigo flipando. Hay gente que sigue al grupo desde el principio pero también jóvenes, muy jóvenes. Y la gente tiene maneras distintas de disfrutar de los conciertos. Por eso nos decidimos a poner dos partes en los conciertos, la izquierda y la derecha, la parte tranquila y la marchosa, sobre todo pensando en las filas delanteras. De siempre, en la parte de delante, con todo el mundo desmadrándose, si te metías ahí sabías que ibas a la guerra. Pero hay mucha gente joven que tienen otra manera de ver los conciertos, que les gusta estar delante pero sin que le molesten, muy atentos y aunque cantan, están más quietos. Por eso dividimos las dos partes aunque no están separadas lógicamente. Pero que cada uno, si quiere ir delante, sepa cómo quiere estar. Hay gente distinta. También mayorcita, de mi edad… [Risas]           

‘Mayeútica’ rinde homenaje a la filosofía, que cada vez está más denostada. ¿Cómo surge?

No sé explicarte cómo nacen los discos. Cuando compongo, soy un poco espectador. Veo lo que sale y lo interpreto. No puedo plantearme hacer un disco de 40 minutos o una canción de 40 minutos. Ni siquiera puedo elegir si quiero hacer una canción suave o marchosa o alegre o triste. Me sale. Tengo poca mano. El disco fue surgiendo, lo fui interpretando y al final vi que era una especie de segunda parte de La Ley Innata y así lo presentamos.

Dice que las canciones surgen. ¿Cómo escribe? ¿Es metódico o cuando le viene la inspiración? 

Todos los días no porque todo lo rutinario es contrario a la creación pero indudablemente tienes que ponerte aunque muchas veces te salen ideas cuando estás por ahí haciendo otra cosa. Pero hay que ponerse y como decían [Pablo Picasso], que la inspiración te pille trabajando. Me pongo muchos días e intento buscar momentos en los que creo que puedo estar más creativo pero no sé muy bien cómo funciona. Me pasé una temporada, años, sin componer nada y luego empecé otra vez. No sé qué botón apreté. Ahora, por suerte, siguen saliendo cosas y estoy en una época bastante buena.

¿Se escribe ‘mejor’ desde la tristeza, en las épocas más malas?

No sabes nunca cuándo te va a salir algo. El día que tienes más preocupaciones en la cabeza y te centras menos, te sale algo. Muchas veces digo: ‘Venga, voy a hacer una canción alegre. Y a mitad, pienso, ¿dónde se ha torcido esto? ¿qué ha pasado aquí?’ [Risas] Indudablemente, cuando te pasan cosas y tienes cosas en la cabeza, es más fácil que te salgan. Por eso creo que esta época que hemos pasado de la pandemia ha sido un buen momento para crear porque estábamos metidos en casa y porque estaban pasando muchas cosas y quieras que no, te mueven la cabeza. Eso se está viendo ahora: hay mucha música nueva y mucha gente sacando cosas, no solo en música sino en todas las artes.        

El amor está siempre presente en sus letras.

El amor es lo que mueve el mundo. Pero, sobre todo, lo que siempre está en los temas es la metáfora y el hablar de una cosa y dar dobles sentidos para hacer pensar porque aunque lo primordial para mí sea que las canciones emocionen, también me interesa hacer pensar.

Háblenos de su nueva banda. ¿Cómo es el proceso de composición de las canciones? 

Yo llevo al local el esqueleto de las canciones. La letra y la melodía de la voz. Pero eso hay que vestirlo y lo hacemos entre todos. Y nos gusta mucho, nos lo pasamos muy bien. Cuando hice la banda, no tenía nada claro. La intención era hacer un solo disco y juntarme con quien fuera, sin elegir instrumentos y sin tener pensado ningún tipo de sonido. Conocía a Alber [Fuentes], el batería, y él me fue presentando a los demás. En los dos primeros discos había un sonido más suavecito, con más matices. Y en Mayéutica, cuando ya entró Woody [Amores], el guitarra, la cosa cogió otro cuerpo y más fuerza. En los dos primeros discos me gustaban mucho los dúos del clarinete y el violín. En el tercero, cuando tocan juntos el violín y la guitarra. Creo que hemos encontrado un sonido muy potente y con muchos matices y mucha riqueza y no solo por la variedad de instrumentos sino por la manera distinta de ser de todos y lo distintos que somos musicalmente en todos los aspectos. Me gusta estar en el local porque allí no puede salir nada mal. No es como un concierto o un disco que tienes que dejarlo bien. Allí puedes jugar y experimentar. Ahora, después de estos tres discos conociéndonos, estamos llegando a otro punto mucho más bonito. Nos deja experimentar y hacer cosas raras y es una gozada.

 

"Hay canciones antiguas que ya no tienen sabor para mí. Pero cuando las tocas en directo, cogen sentido con las vibraciones de la gente"

¿Qué queda de aquel Robe que montó su primer grupo, Dosis Letal? ¿Cómo ha cambiado?

Aunque espero que se conserve la esencia, en todo lo demás, sí he cambiado. Hay que evolucionar siempre. No te puedes quedar parado. Hay que intentar cambiar para bien.  

¿Cuáles son las canciones más especiales de su carrera?

Siempre lo último. Ahora es el último single. Y aparte de eso, 'Mayéutica'. Vemos que gusta en los conciertos y es una gozada tocarla entera. Todos los temas tienen una unión y no se puede apreciar de otra manera. Todo esto descontando lo próximo que voy a sacar, que es lo que más me gusta. Tenemos ganas de meternos en el local a preparar.

¿Y de Extremoduro?

Las que vamos tocando en la gira. Bueno, tampoco es que sean esas precisamente. También haces concesiones al público. No tocas las canciones que más te gustan a ti. Hay algunas antiguas que las escribí hace mucho tiempo y ya no tienen sabor para mí, es otra cosa. Pero esas canciones, cuando las tocas en directo, cogen sentido con las vibraciones de la gente. Son canciones que, cuanto más tiempo pasa, son como un chicle, se les va el sabor. 

Pregunta obligada sobre la gira de despedida de Extremoduro cancelada. ¿Qué pasó? 

La promotora [Live Nation] no quiso esperar a que pasara la pandemia y canceló la gira. Yo no podía seguir dando fechas y fechas haciendo aplazamientos, estando atado a un contrato sin saber cuándo se iba a poder hacer, y ellos no tuvieron paciencia y cancelaron. Y ahora no se les ha ocurrido otra cosa que ponerme una demanda de tres millones de euros básicamente por llamarles zoquetes y por quejarme de lo pésimamente que manejaron la devolución de entradas. Y no es que lo diga yo, Facua también les denunció. Y ahora estamos con este lío, esperando el juicio con los señores de esta multinacional que lo que pretenden es que los músicos seamos sumisos y no nos quejemos de todo lo que van haciendo.

¿Cómo es la relación con su excompañero de Extremoduro Iñaki ‘Uoho’ Antón? 

Fría. Hace muchos años que teníamos una relación de trabajo y ya no trabajamos juntos, pues prácticamente no hay relación. 

¿Se plantea colaboraciones con otros artistas? 

No hago muchas colaboraciones pero no me cierro a ellas. Estoy abierto aunque no soy un cantante normal al que le dices ‘canta esto’ y lo hace. Yo necesito sentirlo y creérmelo. Si no son canciones que me lleguen, y no estoy hablando de buenas o malas sino de que yo me lo crea, me siento ridículo y no soy capaz. Es difícil que me llegue una canción que no haya escrito. Cuando me llega lo hago aunque no surge muchas veces.

"Las nuevas canciones están más o menos pensadas. Ahora hay que meterse en el local, empezar a jugar con ellas y a ver qué sale. Estoy tranquilo y contento por tener canciones nuevas pero también impaciente porque quiero trabajarlas ya"

Ha hecho sus pinitos en el mundo de la literatura con la novela ‘El viaje íntimo de la locura’. ¿Se anima a escribir otro libro?

No es cuestión de planteárselo. Es como las canciones. No puedo decir: ‘Voy a hacer una novela de 300 páginas’. Te lo tiene que pedir el cuerpo. Disfruté mucho haciendo la novela porque la prosa es más agradecida que hacer canciones porque en estas el tiempo de creación es más corto aunque luego sí les das vueltas. En la prosa, el tiempo es más largo. Está muy bien pero si lo estás disfrutando. Si no tienes muchas ganas, escribir es un trabajo al que hay que dedicarle muchas horas y puede hacerse duro. Si me saliera la chispa, el hilo de donde tirar, la madre, lo que encuentro cuando tengo una frase con música y pienso que quizás tengo una canción. Para escribir, hace falta algo que te ilusione. Que estés por ahí y digas: ‘Me voy a escribir un rato. Qué ganas tengo’. Si no es así, imposible. Si llega esa chispa, me pondré porque con los líos que tienes que hacer con el rock and roll y lo fácil que resulta escribir, que te coges el ordenador o incluso un boli y te sientas en cualquier momento y te pones sin tener que quedar con todo el mundo a tocar. Me gustaría hacer algo pero tiene que venir la chispa.          

Si no se dedicara a la música, ¿qué le gustaría ser? 

No sé qué hubiera sido. Yo me dediqué a la música un poco de casualidad. Cuando me encontré con la música estaba un poco perdido, muy perdido.

Hubo años de excesos. ¿Cómo ha influido eso en su música?

[Risas] Más que eso, lo que influye es el paso del tiempo. Hay que evolucionar porque yo necesito sorprenderme. Si no, difícilmente voy a sorprender a nadie. Es un camino hacia delante.

¿Cómo es Robe cuando no está ocupado en la música? ¿Qué hace en su vida cotidiana? 

Muchas cosas. Yo prefiero ofrecer a la gente mi arte y mi música y mi vida guardármela para mí.  

¿Cuáles son los próximos proyectos? ¿En qué punto están las nuevas canciones?

Las nuevas canciones están más o menos pensadas. Ahora hay que meterse en el local, empezar a jugar con ellas y a ver qué sale. La gira acabará en noviembre. Supongo que el próximo disco saldrá a final del año que viene. Estoy tranquilo y contento por tener canciones nuevas pero también impaciente porque quiero trabajarlas ya.