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“Los caballos me vuelven loco, es un deporte que engancha y enamora"

Los Fierro van ya por la cuarta generación transmitiendo su amor por la hípica en Cuenca, que cuenta con una prometedora cantera de jinetes
 “Los caballos me vuelven loco, es un deporte que engancha y enamora"
Foto: Lola Pineda
31/08/2024 - Alejandro del Valle

Decir ‘Fierro’ en Cuenca es nombrar un apellido absolutamente inseparable de los caballos y la hípica. Esta saga familiar, instalada en Cuenca desde hace más de 40 años, mantiene vivo este deporte mediante el Club Hípico Fierro y uno de sus grandes competidores es Miguel Fierro, todo un clásico jinete.

Su abuelo, que ya tenía caballos, le legó este amor a los animales a su padre, y Miguel Fierro, junto con su amigo José, hace lo propio con sus hijos y sobrinos. Desde los 80, esta familia lleva instalada en Cuenca y ha ido aumentando las prestaciones del Club Hípico Fierro, el más longevo de la provincia.

No es de extrañar, por tanto, que desde muy pequeño estuviese ligado a este noble arte. “Desde pequeños nos dedicábamos a preparar caballos para la doma y otras disciplinas”, rememora Fierro, quien empezó a especializarse en los saltos una vez terminó el servicio militar en 1993. “Me gustó, me fui enfocando y poquito a poco hemos ido teniendo mejores caballos de alto nivel para disputar pruebas tanto en España como internacionales”, cuenta.

En su carrera ha habido grandes momentos, entre los que destacan muchos campeonatos nacionales, incluyendo la victoria en una prueba de potencia de 1’85 de altura, aunque reconoce que en casa siempre es más especial, haciendo referencia al Concurso Nacional de Saltos. Es por ello que le duele más que nunca la imprevista y desafortunada lesión que ha sufrido en Ciudad Real, dejándole fuera de esta edición. “Es el más entrañable, siempre nos han demostrado mucho cariño con ovaciones, se nos haya dado bien o mal. Hay muchos jinetes que esperan verme y lo que más rabia me da de lesionarme ahora es no poder estar ahí”, lamenta Fierro, quien asegura que “no queda otra que pensar en el año que viene”.

Lo cierto es que esta saga familiar ha puesto en el mapa la hípica, ya que, cuando llegaron a Cuenca, era difícil encontrar un espacio así. “Entonces no había tradición y fue un poquito duro al principio, pero a día de hoy, hemos traído a Ciudad Real, por ejemplo a 13 caballos representados por jinetes de Cuenca, y este año habrá una prueba solo para jinetes locales. Hay cantera y vamos adelante”, celebra Fierro, que con el paso de los años ha visto crecer el club y la afición enormemente. “Aquí hay chicos que no se han bajado del caballo en todo el verano”, comenta entre risas. El éxito viene dado por la pasión, fuente asegurada de éxito, que le vierte a la hípica y a su trabajo. “Los caballos nos enamoran y vivimos para ello. A mí, personalmente, me vuelven loco. Es un deporte que engancha, enamora y que no puedes vivir sin él. Una vez que te pica el mosquito del caballo, como digo yo…”, bromea Fierro.

Ya está transmitiendo su pasión a una cuarta generación, sus hijos Claudia y Miguel, asegurando que es un orgullo verles disfrutar a caballo, igual que ha hecho él toda su vida. “Siempre es bonito que compartamos pasión por un deporte, y el caballo crea un vínculo importante”, valora Fierro, añadiendo que esta es una disciplina que no entiende de separaciones por edades, sexo o categoría.

En el horizonte queda la ilusión de seguir trabajando con su cantera, su gran proyecto, y seguir preparando una hornada de caballos con muy buenos orígenes que, augura, podrán sonar por la región y por España de aquí a unos años.

Enfocado ya en su recuperación, seguro que muy pronto volvemos a tener la oportunidad de ver de nuevo en acción a este apasionado jinete.