“La infancia es la patria. En mis discos meto música que me despertaba cuando era niño"
Se declara enemigo acérrimo de la vida acelerada que generan las nuevas tecnologías. “Mi móvil cuesta 29 euros. Me dicen que me abra perfiles en redes. Vamos, ni loco”, asegura el barcelonés Manolo García en una pausada entrevista telefónica. El cantautor y compositor, cuya familia es originaria de Férez, un pueblecito de la Sierra del Segura albaceteña, actúa este viernes 26 de agosto en el campo de fútbol de La Fuensanta de Cuenca (22:00 horas), donde presentará sus dos nuevos trabajos, ‘Mi Vida en Marte’ y ‘Desatinos Desplumados’.
¿Cómo va a ser el concierto?
Mis giras siempre van de la mano de un nuevo disco, en este caso son dos. Hago una presentación de las canciones nuevas y las mezclo con otras más antiguas de mi repertorio y también me gusta tocar alguna de ‘El último de la fila’. Sería un disparate intentar tocar 27 nuevas canciones. Y el público quiere oír también antiguas, que han calado en su vida, que forman parte de su imaginario.
Háblenos de ‘Mi Vida en Marte’ y ‘Desatinos Desplumados’, nacidos en pandemia.
‘Mi Vida en Marte’ está hecho en lo peor del confinamiento, en los meses de la incertidumbre, las multas, los guantes, el gel… Me desbordaba tanto miedo, tanta gente enfadada, y eso me ha dado canciones aunque eso no quiere decir que hagan alusión a la pandemia o a momentos duros. No, son canciones con mi búsqueda de luz, de brillo, de vida. Al tener más tiempo por el confinamiento y menos sociabilidad, salieron canciones. El segundo, ‘Desatinos Desplumados’, fue un impulso final. Ya tenía el primer disco, que era mi idea primera, pero tenía ganas de hacer algo diferente. Quería escribir otros textos porque cuando estás con un disco, llega un momento en el que estás saciado de esas letras. Hasta el último momento corriges un adjetivo, un estribillo, una frase… O esa guitarra que hice hace un mes hoy no me convence tanto. Por la pandemia, estuve más tiempo de lo normal trabajando. Y llegaban momentos de saturación. Pensé: ‘Estoy dándole demasiadas vueltas al potaje, se va a quemar ya’. [Risas] Hay que comérselo ya.
Al final, por limpiar, por airear mi mente, pensé en hacer unas canciones nuevas y me propuse el reto de hacerlas en cinco minutos. La gente me decía que era difícil hacer un disco en un mes. Pero hice ‘Desatinos Desplumados’. Es un desatino. Lo he hecho muy contento. Me he tirado por otro lado, he cantado de otra manera. Mandan las guitarras españolas junto a mi voz, el texto, que es más poético. Yo siempre tengo una pretensión lírica, luego el resultado… hago lo que puedo. Pero en este pensé que quería buscar cosas románticas, muy bonitas, palabras en desuso. Ha sido un divertimento para mí.
Los nombres son muy significativos. ¿Qué mensaje quiere mandar con ellos?
Hay mucho de humor, de alegría y de tirarte el rollo. Porque a veces creo que todos nos sentimos un poco marcianos. Después de tantos siglos de pretendida civilización, de una búsqueda, de etapas oscurantistas y de años de barbarie, en este mundo hiperinformado o desinformado, con mucha noticia perturbadora, falsa, te sientes un poco de otro planeta y tú solo buscas paz, tranquilidad y trabajar, aunque no mucho. Sería interesante repartirlo, que todo el mundo trabajara un poquito, esa utopía de los años setenta. En la prehistoria, los cazadores recolectores, gastando muy pocas kilocalorías, comían. Nosotros gastamos muchísimas más no para comer, sino para tener un móvil, un coche, irnos de vacaciones a Benidorm... Qué lío estamos montando. Vamos de culo. Ahí me siento como marciano. Hacemos cosas muy extrañas. Sobre todo los que pretenden dirigirnos y nos llevan siempre fuera de juego.
Y el nombre del segundo disco es porque me he quedado muy desplumado al ser todo tan deprisa. Hacer una canción es algo dificilísimo que llega cuando quiere. A veces te pone y no llega. Y luego otro día o a las horas, vuelves y parece que llega algo que te gusta. El reto de decir voy a hacerme de jueves a lunes cuatro o cinco temas era difícil pero lo he hecho. Hay que componerlas de arriba abajo. Me quedé desplumado. Y a la siguiente semana ya estaba grabando. Estaba como delirando. Pero estoy muy contento. A mí me gusta, me lo he pasado bien, ha sido fresco. El otro me encanta pero ya estaba hecho.
"Las canciones son un diario de vida. Son mi asidero, mi bastón para andar el camino. La música y el arte en general porque yo tampoco puedo vivir sin pintar"Tiene una larga carrera a sus espaldas. ¿Cuántas canciones ha compuesto?
Paso de las 300. Desde Los Rápidos, pasando luego por Los Burros y El Último de la Fila hasta ahora yo en solitario, que he hecho mi noveno disco. Componiendo o en solitario o con otros, haciendo melodías, arreglos, melodía, texto, de una manera u otra, paso esa cifra.
¿Cuáles son las más significativas?
Las canciones son un diario de vida. Son como el cuaderno de bitácora de ese adolescente que va apuntando reflexiones, vivencias, angustias, alegrías... Son mi asidero, mi bastón para andar el camino. La música y el arte en general porque yo no puedo vivir sin pintar. Mi madre me compró un caballete, cuatro tubitos de pintura y pincelitos cuando tenía 13 o 14 años. Ha sido imprescindible. Debo tener bastantes más de 1.000 cuadros y dibujos. Es para buscarle sentido a la vida y salir un poco de lo prosaico. Los que hacemos canciones, intentamos aportar un poco de luz a los demás, tocarles una fibra. Esto es un viaje. El arte es una herramienta para mejorar. En cuanto a mis canciones, son muchas. ‘San Fernando’, ‘Reguero de mentiras’, ‘Azulea’, ‘A quien tanto he querido’.... canciones de ahora y otras más antiguas. Si las pongo en los discos es porque tienen una magia para mí. Intento no meter castañas. Nunca me he movido por ser un oficial en mi oficio, me he movido por un instinto hacia la emoción. En esa ingenuidad he sido a veces un poco naif y también pintando puedo ser inocente pero le pongo toda mi alegría y alguna te llega igual. A día de hoy, me sigue entusiasmando cantar ‘Pájaros de barro’ o, de El Último de la Fila, ‘Llanto de pasión’. Escribí el texto hace muchos años pero es emocionante. Es una canción de adolescente. Para mí son limpias y bonitas y las sumo a las de otros artistas nacionales e internacionales que me gustan y son mi maletita de música que me llevo de viaje.
"Yo no le pido lujos a la vida. Quiero un botijo, una guitarra, unos pocos buenos amigos y que perdure la amistad"¿Cómo ha cambiado el Manolo García que empezó con Los Rápidos?
En lo esencial, no ha cambiado mucho. Lo que llevo dentro es el cariño a lo natural, a lo básico. Yo nací en un barrio humilde muy cerca del mar. Mis recuerdos de niño son los baños en la playa y los veranos en la Sierra de Albacete. La infancia es tu patria. Para mí es el desdoblamiento entre la playa y el pueblo, con una vida más salvaje. Yo soy ese. Recuerdo que la música me despertaba allí. Por eso en mis discos meto un laúd, la guitarra española... que era lo que me despertaba en las siestas en Albacete. Es lo que me hacía emocionarme.
¿Próximos retos?
Seguir bañándome en el mar, cantar, hacer canciones, pasear, pintar. Yo no le pido lujos a la vida. Quiero un botijo, una guitarra, unos pocos buenos amigos y que perdure la amistad. Eso le pido a la vida.