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“Me gustaría colaborar con músicos de Cuenca, un lugar que merece conocerse más"

En el marco de su gira internacional 'La Travesía, el gaitero Carlos Núñez llega este viernes al Teatro-Auditorio de Cuenca con su trabajo ‘Celtic Sea’
“Me gustaría colaborar con músicos de Cuenca, un lugar que merece conocerse más"
Foto: Xabier Mercadé
31/01/2025 - Ricardo Vega

Desde pequeño, Carlos Núñez (Vigo, 1971) mostró una pasión innata por la gaita, instrumento que comenzó a dominar con tan solo ocho años bajo la tutela de grandes maestros de la música popular. A pesar de la incredulidad de su entorno por elegir la música como camino profesional, su determinación lo ha llevado a convertirse en uno de los gaiteros más destacados del panorama nacional. En sus cerca de treinta años de trayectoria ha llevado las melodías de sus raíces a escenarios de todo el mundo. Este viernes 31 de enero, dentro de su gira internacional, recala en el Teatro-Auditorio ‘José Luis Perales’ de Cuenca para presentar su último disco: Celtic Sea. Un viaje musical a través del tiempo en el que recopila la riqueza de la música celta de distintos países, la costa norte de España y zonas del interior.

 

¿Cómo surgió este trabajo?

Fue un encargo de la compañía británica ‘Brittany Ferries’ que nació hace 50 años y para celebrar su medio siglo de historia, hemos compuesto un himno que es un viaje musical por todos los países celtas y también en el tiempo donde utilizamos instrumentos de hace 3.000 años. Además, incluimos música tradicional de toda Castilla y León que hemos plasmado en ‘Celtic Sea’ para reflejar parte del interior de España. 

 

Por toda esta investigación, ¿considera que es uno de sus álbumes más completos?

Seguramente, porque de alguna manera, ‘Celtic Sea’ responde a estudios realizados en los últimos años que plasmé en mi primer libro llamado ‘La hermandad de los celtas’ donde se refleja un trabajo interdisciplinar con un equipo compuesto por arqueólogos o lingüistas, entre otros.

 

¿Qué compone esta obra musical?

Iniciamos con sonidos de hace 3.000 años y, poco a poco, vamos pasando a instrumentos que ya estaban en uso hace mil años como violines medievales. También llegamos al mundo de las gaitas atlánticas y, al mismo tiempo, vamos haciendo un recorrido por distintos países. Pasamos por Irlanda, Escocia, Gales, Galicia, Cantabria, el País Vasco junto a esas músicas de Castilla y León en un viaje que desemboca en un himno llamado Mare Brittanicum, que es el nombre medieval que recibía el mar celta.

 

Sus instrumentos más característicos son la flauta y la gaita, ¿qué tienen ambos que los hacen tan especiales?

Para mí la gaita y la flauta siempre fueron mis dos amores. La gaita es un amor más aristotélico y, la flauta, más platónico. 

 

¿Qué valor tiene la música celta en su vida?

La música celta me transmite una sensación de libertad maravillosa porque te hace volar en el tiempo sin estar atado a modas o al encorsetamiento del sistema imperante y, sobre todo, me ayuda a conectar con la naturaleza. Creo que me ha proporcionado una felicidad y un estado continuo de búsqueda que se suma a ese esfuerzo por conectar con todo el mundo. Es un género que me gusta porque veo una mentalidad sabia desde la ciudad hacia el mundo rural. Una cultura que sigue valorando mucho la oralidad  ya que estas composiciones no son creación de una sola persona, sino colectivas. Por todo ello, me gusta y me siento identificado.

“El mar celta llegará a Cuenca. Venimos a aprender e inspirarnos de la gente que vive en este lugar tan mágico”

Llega a Cuenca en el marco de la gira internacional ‘La Travesía’ ¿Qué se va a encontrar el espectador? 

Vamos a tener un equipo compuesto por Jon Pilatzke, que viene desde Norteamérica y fue violinista del grupo irlandés ‘The Chieftains’, quienes fueron mis maestros. También vamos a contar con Itsaso Elizagoyen en el acordeón, mi hermano Xurxo Núñez en las percusiones y Pancho Álvarez en las cuerdas. El mar celta llegará a Cuenca, pero, sobre todo, venimos a aprender y a inspirarnos de la gente que vive en este lugar tan mágico. Quien me conoce, además, sabe que siempre trato de invitar a talentos locales de cada lugar al que voy.

 

¿Cómo es volver de nuevo a esta ciudad y al Teatro?

Fue maravilloso el último concierto y estoy muy feliz porque a través de esta gira he regresado a lugares que no visitamos desde la pandemia. Estamos impresionados con la venta de entradas, creo que va a ser un concierto maravilloso. Me encantaría volver pronto y, además, construir con el público de Cuenca y sus músicos más cosas porque es un lugar que merece ser más conocido. 

Es uno de esos tesoros que están en el interior de nuestro país y que guarda sabiduría e historia. 

“Cuando comencé quise trabajar con gente que admiraba, ahora me gusta colaborar con personas jóvenes. Las nuevas generaciones nos pueden enseñar mucho acerca del mundo digital, mientras que nosotros podemos ilustrarles con experiencias del mundo orgánico”

¿En qué momento de su carrera se encuentra ahora mismo?

Es un momento muy interesante porque es el final de un ciclo y el inicio de otro. Cuando comencé la carrera me gustó colaborar con la gente que yo admiraba y, ahora con 53, quiero trabajar con personas jóvenes. Creo que las nuevas generaciones nos pueden enseñar mucho acerca del mundo digital, mientras que nosotros podemos ilustrarles con experiencias del mundo orgánico.

Creo que es un reto muy importante donde la tradición tiene que entender el papel que tiene que es de procedencia intergeneracional.

¿Se imaginaba la trayectoria que iba a tener?

Con 13 años sabía perfectamente lo que quería. Mi único problema es que era demasiado pequeño, me faltaban años para poder tener los 18 y me tomasen en serio. Sin embargo, hubo una persona que me escuchó y fue Paddy Moloney, a quien conocí con 13 años. Luego grabamos un disco que se llamó ‘Santiago’ y ganó un Grammy. Todo aquel viaje inicial fue lo que hizo posible que arrancase mi carrera.

¿Cuál es el camino para ser uno de los mejores gaiteros de España?

Creo que el estado de concentración que he tenido desde pequeño me ha ayudado mucho a poder desarrollar todo este talento. Siempre dicen en la música clásica que detrás de un virtuoso hay un gran esclavo. 

No voy a ser tan exagerado, pero sí que hay muchos años de pasión y dedicación. 

El hecho de que se riesen de mí cuando era pequeño por querer ser músico, unido a la incredulidad de mis profesores y la dura negociación al contárselo a mis padres, han sido dificultades en el camino que me han hecho más fuerte

¿Qué valor tiene hoy en día la música más clásica dentro de un contexto donde predominan otros géneros?

Es súper interesante porque, en el fondo, la música no ha cambiado tanto. Aparentemente cambian los ropajes pero, por ejemplo, en el trap o en el reguetón descubrimos escalas medievales. 

Gran parte del trap tiene un modo dórico, que fue llamado así en su momento porque lo que imperaba eran los mitos de Grecia y Roma. Y este tipo de músicas urbanas tienen modos medievales utilizados en la música celta.

¿Y cree que ambos géneros pueden convivir?

Los procesos tecnológicos son imparables, pero nunca pueden matar lo anterior. Sería una pena renunciar a todo eso y España tiene mucho que ofrecer. 

¿Qué proyectos tiene de futuro?

Este año es posible que publique un nuevo libro y vea la luz mi próximo álbum. Además, puede que saquemos un disco que grabamos en directo en la catedral de Saint Denis en París. También habrá más giras internacionales.