Formando talentos desde Cuenca... hasta China

De Vitoria a Cuenca pasando, entre otros muchos  lugares, por Burgos, Benidorm, León, Villarrobledo… y China. Álvaro Martínez (1974) es un trotamundos que bien puede presumir de haber conocido grandes lugares gracias a su pasión: el fútbol. Llegando a jugar en Segunda División para el Bilbao Athletic, las múltiples aventuras futbolísticas que ha vivido han llevado al que fuera también portero de la UB Conquense y San José Obrero hasta Taiyuan, China, donde transmite su pasión y conocimientos a los más jóvenes.

CON PASADO BALOMPÉDICO

Álvaro rememora con cariño su etapa en la Balompédica, donde vivió tres años muy bonitos como jugador blanquinegro. “Recuerdo el cariño tanto de la gente como compañeros y directiva, nos trataron muy bien”, apunta el ex guardameta.

Clave fue el primer año en el que entró, y es que recuerda que, anteriormente, los jugadores del Conquense vivían y entrenaban en Madrid para posteriormente viajar a Cuenca a disputar sus partidos como local.

Bajo el mandato de Ángel Pérez, cuya primera medida fue trasladar a los jugadores a Cuenca, comenzó esta comunión jugadores-ciudad que, sin duda, es fundamental para cualquier club. Para el recuerdo queda aquella mítica eliminatoria de Copa del Rey contra el Atlético de Madrid en la que los colchoneros tuvieron que sudar tinta para ganar (2-3).

UN CAMBIO RADICAL

La oportunidad le llegó en 2016, cuando su vida dio un giro de 180 grados al presentársele la oportunidad de entrenar en China. Aunando ya bastante experiencia como director y coordinador durante su etapa en Cuenca, fue a través de un jugador del San José Obrero que le llegó la noticia de que en China estaban buscando a una persona de sus características para impartir clases. Así es cómo Alvaro y su familia partieron hacia Nanjing.

Por supuesto, no es fácil este cambio de vida: “El cambio es brutal, muy duro”, explica Álvaro. Señala que se trata de algo excitante y diferente gracias a las múltiples experiencias nuevas que vives, pero a las que es muy difícil adaptarse. Menciona, entre otras, la comida, la relación con los empresarios chinos y, sobre todo, la barrera del idioma. En este sentido, agradece el haber contado con un intérprete para ayudarle en los momentos más complicados.

GRAN TALENTO EN CHINA

Señala que en China se está trabajando bajo el prisma de implementar la metodología futbolística europea, asegurando que el país se encuentra muy avanzado gracias a la excelente labor de muchos entrenadores chinos. Si bien se lleva trabajando de manera muy eficiente, apunta que es complicado que China se convierta en una potencia futbolística al nivel de Europa en un futuro próximo.

No obstante, celebra un enorme avance en lo que a fútbol base se refiere: la celebración de competiciones regulares. “Hasta ahora competíamos dos o tres veces al año, jugábamos y a lo mejor pasaban cuatro meses hasta que volvíamos a tener jornadas”, declara. Es ahora cuando se plantea darle forma a un proyecto que les permita tener más regularidad competitiva, algo vital para los niños, señala Álvaro.

LALIGA, COMPROMETIDA

Actualmente, su trabajo se basa a través de LaLiga. Álvaro informa con regularidad semanal su planificación de entrenamientos al organismo español, asegurando que está muy contento de trabajar con ellos. Agradece también el plus de seguridad que supone “Nos sentimos arropados y ante cualquier problema tenemos oficinas en China o contactos en Madrid, así que en este sentido estamos muy agradecidos porque es muy importante para nosotros”, sentencia Álvaro, que asegura haber tenido experiencias no tan agradables en otras empresas privadas del país asiático.

Viviendo una gran etapa de su vida, es inevitable sentir un poco de añoranza por su país, donde reconoce que echa de menos a familiares y amigos. Como curiosidad, Álvaro trabaja casi de “embajador” conquense en Taiyuan, la ciudad dragón, recomendando a los estudiantes que van de intercambio a España valorar a Cuenca entre sus opciones, asegurando que muchos de ellos quedan encantados con la ciudad. Un trotamundos que siempre tendrá un trocito de corazón conquense.