"Hay muchísimo talento escondido, pero los profesores tenemos que motivarles"

La profesora de pastelería, presentadora en canal cocina del programa ‘Bollería de siempre’, ganadora de la Cuchara de Oro en 2019 a la mejor pastelera y premio al talento femenino en Culinaria Cuenca 2021, Rocío Arroyo, analiza para Las Noticias de Cuenca la evolución de la profesión y los retos de futuro a los que se enfrentan los jóvenes, puesto que el congreso pone el foco este año precisamente en ellos. 

Ganadora del Concurso Nacional de Tarta de Queso Manchego de 2023, ha vuelto a participar este martes en la VI edición de Culinaria como ponente en la mesa redonda obre ‘Jóvenes talentos de Castilla-La Mancha’.

Ganó en 2023 el Concurso Nacional de Tarta de Queso Manchego, ¿qué ha supuesto?

Ha sido un impulso muy guay para la tarta que, como sabéis, es un proyecto que tengo con la Abuela Cándida y se vende a nivel nacional y también en cinco países más. Fuimos a por todas y ganamos el concurso y la tarta está siendo un éxito de ventas. Estamos ya trabajando para sacar la versión de chocolate y ojalá pudiésemos volver a presentarnos, fue una experiencia muy bonita. 

Este año vuelve como ponente en una mesa redonda titulada ‘Jóvenes talentos de la gastronomía castellanomanchega’, como docente, ¿cómo está la situación?

Llevo 20 años dedicándome a la enseñanza en la misma escuela, la EFA ‘La Serna’ de Bolaños de Calatrava, y he visto una evolución entre los alumnos. Normalmente tienen muchas ganas de comerse el mundo, pero estos últimos años están desmotivados, parece que el trabajar y el luchar por sus sueños no va con ellos. Los profesores tenemos que motivarles, despertarles esa actitud que llevan dentro. Hay muchísimo talento escondido y, además, cada vez están mejor preparados. Muchos de nuestros alumnos y alumnas están colocados en restaurantes con estrellas Michelin o han puesto en marcha su propio proyecto, se necesitan profesionales preparados y lo estamos viendo en el día a día. 

Tras 20 años de carrera, ¿ha evolucionado la pastelería?

Sí, está evolucionando mucho. Estamos concienciando a la gente porque parece que el postre está olvidado. Después de una comida copiosa la gente prefiere no tomarlo. Tenemos que cambiar el chip, bajar ese dulzor, ofrecer una pastelería baja en grasas cuidar la decoración para que sea la guinda final. Es el último recuerdo que se lleva el cliente y debe ser el ‘Culmen’ perfecto. Debemos reivindicar el postre porque tan importante es la cocina salada como la dulce y creo que sí, que la gente lo está empezando a valorar. 

¿Qué retos de futuro tienen por delante lo jóvenes?

Hacer las cosas con ilusión y pasión, no quedarse estancados y seguir inculcando al público el valor que tienen los postres. Siempre hemos visto que hay grandes pasteleros en Barcelona o el País Vasco, pero ya es hora de reivindicar también el talento que tenemos en Castilla-La Mancha. Yo siempre animo a la gente joven a que luche por sus sueños. 

¿Dónde está la clave para ser un buen pastelero?

En la formación. Buscar una receta en Google o en Instagram y replicarla es algo que puede hacer todo el mundo, pero saber el por qué de las cosas, entender por qué se usan unos ingredientes y no otros. Saber cambiar la formulación de una receta para darle un toque personal, eso es a lo que deben aspirar los jóvenes que se están formando. 

¿Qué es la pastelería para Rocío Arroyo?

Es que es mi pasión, ha sido mi sueño y sigue siendo. Continúo dando clases con la misma emoción que hace 20 años, incluso con más. Todos los años me pongo como reto seguir aprendiendo porque disfruto haciendo lo que me gusta todos los días. Hoy estoy en Culinaria como ponente, pero también como una niña pequeña entusiasmada por poder aprender de los mejores, de esos grandes cocineros a los que admiro. Y precisamente este entusiasmo, estas ganas son las que trato de inculcar a mis alumnos en el día a día.