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“Cuenca encaja a la perfección con el musical sobre El Principito"

El espectáculo ‘Antoine’, que entremezcla pasajes de la vida del autor del afamado libro con la propia obra, llega al Teatro Auditorio de Cuenca este fin de semana
“Cuenca encaja a la perfección con el musical sobre El Principito"
Los actores Beatriz Ros y Alberto Vázquez, del musical ‘Antoine’. Foto: Saúl García
09/10/2021 - Dolo Cambronero

Lo esencial es invisible a los ojos”. Como dicta la gran enseñanza de El Principito, el musical Antoine, de la productora Beon Entertainment, busca ir más allá para encontrar el verdadero valor de las cosas, no siempre tan evidente. El espectáculo, que entremezcla momentos de la vida del autor del libro, el francés Antoine de Saint-Exupéry, con pasajes de la propia obra, llega al Teatro Auditorio de Cuenca los días 9 y 10 de octubre. Hablamos con Beatriz Ros y Alberto Vázquez, dos de los actores que forman parte del elenco.  “La obra es muy bella, emotiva y elegante. Cuenca encaja a la perfección”, subraya la actriz.          

 

Beatriz Ros interpreta a Consuelo, la mujer de Antoine. ¿Cómo es su personaje? 

Beatriz: Era una mujer peculiar para la época. Desde pequeñita, era una persona inquieta. En su relación con Antoine, estaba profundamente enamorada porque él era difícil: estaba constantemente buscando nuevos retos y era muy aventurero. Estar al lado de un hombre así durante tantos años, tan bohemio, tan soñador... Creo que los dos estaban cortados por el mismo patrón: personas con ganas de una vida distinta.

 

¿Cómo pudo influir Consuelo en la obra de El Principito? 

Beatriz: Es claramente la rosa de la que se habla en el libro. El camino que tuvieron juntos se construyó siendo los dos. No sabemos qué habría pasado si hubiese tenido otra mujer que no le dejara hacer todas las cosas que hacía, como volar de aquella manera tan peligrosa. Mutuamente se inspiraron y El Principito reúne muchos pasajes de la vida de Antoine. En el musical se entiende que los personajes que aparecen en el libro tienen un paralelismo con vivencias del escritor. Todas ellas están acompañadas por la presencia de Consuelo. La rosa hace referencia a cómo él la veía, como una mujer frágil que tenía que proteger cuando yo creo que realmente se protegían el uno al otro. 

 

¿Y sus personajes, Alberto? 

Alberto: El elenco lo formamos nueve actores y exceptuando a Antoine, El Principito y Consuelo, los demás hacemos un recorrido por el libro y su vida. En mi caso, soy el editor del libro, que en su momento se negó a publicarlo. Imagínate lo trascendente de que su mujer lo convenciera. También interpreto a un general amigo íntimo de Antoine del ejército que intentó que no volara la noche en la que se mató y muchas otras veces. En cuanto al libro, hago del hombre de negocios que posee estrellas y las cuenta. Y luego hago pequeñas apariciones donde todos intervenimos para ambientar sus largos viajes. Y a una velocidad… La gente piensa que somos muchísimos más.

Cuando ya tenía todo un camino abierto como escritor de novelas de aviación, Antoine se la jugó por sacar El Principito. Nadie creía en él pero él peleó y lo sacó adelante. Este niño nos dice todo el tiempo que hay que luchar por lo que uno quiere, que la vida es un viaje muy corto

¿Qué les están enseñando estos personajes? 

Beatriz: Llevo prácticamente toda mi carrera en teatro musical haciendo personajes cómicos y de ficción. Esto ha sido darle la vuelta a la tortilla. Es un drama e interpreto a un personaje que existió. Me ha venido muy bien para probar nuestros registros y con este toque de responsabilidad añadida al representar a una persona real. Hay parientes de Antoine que han venido a ver la obra y eso supone más responsabilidad. 

Alberto: Nos está enseñando muchísimo y al público, también. Saint-Exupéry era un humanista excepcional. Escribió un libro que sigue siendo de cabecera. Hay pasajes que tienen un nivel de profundidad extraordinario. Conocer a fondo el libro te transforma y conocer a Antoine también porque fue un idealista. Un pionero en la aviación comercial y un auténtico héroe de guerra. Muchas de las informaciones que obtuvieron los aliados, por las que se pudo ganar la guerra, fueron conseguidas por él jugándose la vida. Todo esto no se conoce. Hay mucha emoción y llegas a mimetizarte con lo que cuenta el libro, con la lucha de este hombre. Te contagia también la emoción del público. Se crea un ambiente de un silencio y de una entrega muy difícil de ver. 

 

¿Cuáles son los momentos más especiales? 

Beatriz: Si lo digo hago spoiler… [Risas] La obra en general es bellísima. Tengo muchos momentos que me fascinan porque el arco de mi personaje es brutal. Paso por absolutamente todo. De la obra en general, el momento del Principito y el zorro es de una ternura que es imposible no conmoverse.

Alberto: Son todos momentos especiales, por eso es tan maravillosa. En el caso de mi personaje, el número del contador de estrellas es precioso. Pero hay un momento coral donde estamos todos cantando la canción yo creo más importante, Un millón de estrellas, que se te ponen los pelos de punta.

 

¿La obra invita a la reflexión, como El Principito?  

Beatriz: Absolutamente. Antoine perseguía mejorar la humanidad y todo eso está, tanto en las partes que representan su vida como en las partes de El Principito que todos conocemos. Es una obra que conmueve y te remueve.  

Alberto: Absolutamente. Primero te hace descubrir a un personaje que debería ser más conocido y, después, te ayuda a comprender qué estaba intentando transmitir ese niño en este supuesto cuento, que de cuento tiene poco. Es un libro de filosofía exquisito. Es una gozada descubrirlo y seguir estos valores que tienen los dos. Él estaba dispuesto a todo por su pasión, que era volar y escribir. Cuando ya tenía todo un camino abierto como escritor de novelas de aviación, se la jugó por sacar El Principito. Nadie creía en él e incluso le decían que se iba a cargar su trayectoria pero él peleó y lo sacó adelante. Este niño lo que nos dice todo el tiempo es que hay que luchar por lo que uno quiere, disfrutar de cada momento, que todos somos iguales y que la vida es un viaje muy corto.