Chavo, homenajeado por sus cuarenta años al servicio de la plaza de Toros en San Julián
Los toros, las vaquillas y el deporte, pasiones de uno de los hombres más conocidos en Cuenca
Julián Martínez Mateo. Así se llama realmente nuestro protagonista de esta semana, aunque para la mayoría de los conquenses, ese nombre no les diga nada. Otra cosa es si hablamos de el ‘Chavo’. La pregunta aquí sería ¿quién no conoce en Cuenca a el Chavo? No en vano, a sus 63 años se ha ganado la cariño y el reconocimiento de todos los sectores de la sociedad conquense. En la Plaza de Toros, como mulillero en las Feria y Fiestas de San Julián, al cuidado de las vaquillas en San Mateo y colaborando y apoyando a los dos equipos más representantivos de la ciudad, como la Balompédica y el BM. Ciudad Encantada, el ‘Chavo’ está ‘en todos los fregados’ arrimando el hombro.
De ahí surgen reconocimientos como el del pasado 27 de agosto, en la última corrida de abono de la Feria de San Julián. Allí, la empresa y sus compañeros le tributaban un merecido homenaje. “No me lo esperaba y me emocioné mucho” dice el ‘Chavo’ quien recuerda que son 41 los veranos que lleva entre el personal de la plaza con motivo de la feria. “Entré por mi padre y, primero como acomodador y después ya como mulillero siempre he estado ahí. Me encantan los toros y seguiremos hasta que el cuerpo aguante”, dice.
Cuatro décadas en las que ha visto y vivido de todo en el coso conquense. Recuerda de su juventud “una corrida con los dos hermanos Espartaco en la que cayó una tromba de agua espectacular y se toreó con el agua casi por las rodillas”, la tarde de José Tomás “que es único”, señala o, de las más recientes, “las faenas de ‘El Juli’ o Manzanares”.
Muchas anécdotas que espera seguir compartiendo en compañía de sus hijos, pues ellos también le acompañan en su faena. “Como mi padre hizo con mi hermano y conmigo, esto es una tradición familiar que espero que siga”, comenta este albañil ya jubilado, con 63 años, que dedicó gran parte de su vida al sector de la construcción. Pero la afición de el ‘Chavo’ a la fiesta nacional no se queda en San Julián, pues como bien resalta, también se mete de lleno con las vaquillas en San Mateo. “También echo una mano ahí, atando, desatando, subiendo y bajando las vacas y cuidando de que todo salga bien, porque es una fiesta que me gusta mucho”.
Y de los toros al deporte, porque Julián Martínez no descansa los fines de semana. Ya sea en El Sargal o en La Fuensanta, siempre se le puede ver al pie del cañón, en las taquillas con los porteros, vendiendo entradas, controlando el cathering o haciendo lo que surja. “En la Balompédica les ayudo controlando las puertas y en el Ciudad Encantada soy el jefe de personal y, cuando puedo, viajo también con ellos. Me gusta y disfruto”, termina.