"El carnaval es una forma de olvidarte de todo"

Antes del año 1984, era raro ver en la capital conquense una celebración del carnaval. Si bien es cierto que en ocasiones se organizaban ciertas actividades, fue a raíz de la creación de la Asociación Pro Carnaval de Cuenca cuando, en el barrio de Fuente del Oro, se empezó a impulsar la festividad.
Uno de sus impulsores fue Antonio Gómez Merencio (Cuenca, 1953), y aunque se pusiera en marcha en el año 1984, fue al año siguiente cuando Gómez entró a formar parte de su directiva. La entidad fue creciendo según iban llegando vecinos al recién construido barrio y conforme el colegio se iba llenando de vida, los más pequeños comenzaron a disfrazarse con motivo del carnaval, y los padres y madres se empezaron a organizar para poner en marcha la asociación.
“El primer año salieron mis hijas y mi mujer, con las vecinas y compañeras, y durante dos años estuvimos haciendo el desfile solo por Fuente del Oro”, rememora Gómez, quien se acuerda de cuáles fueron sus dos primeros disfraces.
En 1985, se vistió de indio con un vaquero, un chaleco de flecos y una máscara hecha de forma manual. Un año después, se lió en una sábana y, en las extremidades, pegó paja, para simular un espantapájaros. “Fíjate si éramos pioneros en Cuenca que durante los primeros años no se vendían ni antifaces en los comercios de la ciudad, pero poco a poco ya los fueron poniendo a la venta junto a otros elementos carnavalescos”, detalla. De ahí que todo se hiciera de forma artesanal.
Con el transcurso de los años, gracias a su labor al frente de la asociación Pro Carnaval de Cuenca, se llegaron a registrar 22 grupos, sinónimo de que la fiesta iba calando cada vez más. Recuerda Gómez fantasías “bastante curradas”, como una de diablos u otra parodiando la corrupción del ex director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, con una jaula simulando la cárcel, vestidos de presos y con una olla como si fuera el infierno con ‘pecadillos nacionales’.
Aunque el gran impulso del carnaval en la ciudad de Cuenca llegó, según explica Gómez, cuando José Luis Chamón y Jesús Cordente estuvieron al frente de la concejalía de Festejos en el Ayuntamiento conquense en los años 90. “Nos ayudaron bastante, porque en esa época el carnaval lo organizaba ya el Consistorio, contó con más recursos económicos y se abrió a la ciudad”.
Hace años, el carnaval arrancaba el viernes después de Jueves Lardero con el pregón y baile en la plaza Reina Sofía, el gran desfile de disfraces el sábado, el domingo había jornada de convivencia en Los Pinillos donde cada persona que asistía preparaba un plato de comida en su casa, los lunes había viaje en tren a Chillarón y, después, se terminaba la jornada merendando en Plaza España y, por último, el entierro de la sardina el Miércoles de Ceniza.
Más de media vida trabajando en pro del carnaval en la ciudad de Cuenca que le ha llevado a recibir este año uno de los dos reconocimientos especiales de la Asociación Amigos del Carnaval, que recibirá el martes 4 de marzo.
“Cuando me enteré en la rueda de prensa no se me pasó nada concreto por la cabeza, pero luego se me empezaron a mezclar todas las vivencias que atesoro de esta fiesta, de fantasías que hemos hecho, o de verbenas en pleno febrero mientras nevaba”, subraya.
Echando la vista atrás, le gustaría que se recuperara la comida de convivencia que se hacía el Domingo de Carnaval, el nombramiento de una Musa del Carnaval, así como el desfile infantil, aunque al no existir clases por la tarde ahora, ve “complicado” que todos los colegios de la capital organicen un desfile como antaño.
Pero, después de tantos años impulsando la fiesta, ¿qué es para Antonio Gómez el Carnaval? Lo tiene claro: “el carnaval es una forma de olvidarte de todo, de perder toda la vergüenza que podamos tener y pasarlo bien y sentirnos libres con el disfraz que queramos”.