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"Mis canciones llegan muy dentro. No mueven el cuerpo pero sí el alma"

El cantautor conquense publicará en verano su quinto disco, ‘Del alma y la sed’, compuesto por quince canciones de ritmos latinos y letras cargadas de lirismo
"Mis canciones llegan muy dentro. No mueven el cuerpo pero sí el alma"
Foto: Saúl García
08/06/2024 - Dolo Cambronero

 

Dice que empezó “tarde”, aunque ha llegado a tiempo. Lo suyo había sido escribir versos hasta que se dio cuenta de que realmente “estaba buscando la música a través de la poesía”. “Y hallé al cantautor que siempre había querido ser”, recuerda Javier Pelayo González (Cuenca, 1970), que ultima su nuevo disco, Del alma y la sed, que está previsto que se publique este verano.

Quince temas –“y se han quedado canciones fuera”– dan vida a este nuevo trabajo, que el cantautor conquense define como “rompedor” en relación con sus anteriores obras dado que apuesta en esta ocasión por ritmos latinos como boleros y rancheras, con letras cargadas de un gran lirismo. “Esto no estaba pensado en un principio porque yo quería hacer canciones populares pero he cuidado mucho las metáforas, las imágenes…”, explica. 

A la pregunta de a qué canta en estas canciones, contesta con otro interrogante: “¿De qué va a hablar un bolero? Pues de amor o desamor”, bromea, detallando que hay muchos guiños a la gran Chavela Vargas o a Los Panchos en su nuevo trabajo, que ha sido autoproducido. “Todo lo que he escuchado sale en este disco”, sostiene, al tiempo que detalla que ha creado boleros y rancheras “muy puros” aunque puntualiza que no le quita mérito a las fusiones de estilos.

Su deseo es poder presentar en Cuenca el disco, de cuya gráfica se está encargando otro conquense, el diseñador herrumblareño Rubén Chumillas. “El público que viene a mis conciertos es minoritario”, admite, aunque manda un mensaje a posibles espectadores: “Las canciones llegan muy dentro. No mueven el cuerpo pero sí el alma”.

Con este nuevo trabajo, Pelayo acumula ya cinco discos, a los que habría que sumar el single Villancico del niño emigrante, un tema a beneficio de Manos Unidas que rinde homenaje a todas las personas que se ven obligadas a emigrar y que no falta en ninguno de sus conciertos.

Docente de profesión –enseña Formación y Orientación Laboral en ciclos formativos en el Centro Integrado de Formación Profesional Nº1 de Cuenca–, el ahora cantautor se introdujo en el mundo artístico a partir del año 2003 a través de Trabarte, constituido por un grupo de amigos de diferentes ámbitos como la pintura y la música en el que Pelayo se dedicaba a cantar canciones de cantautores a los que admiraba como Serrat, Joaquín Sabina, Ismael Serrano y Silvio Rodríguez, entre otros. 

Por aquel entonces pensaba que nunca podría crear sus propias canciones pero de la mano del compositor conquense Manuel Millán, al que pidió que pusiera música a dos poemas suyos, el “duende” que estaba dormido se despertó: “Él me dijo que me hacía las dos canciones pero que después tenía que seguir yo solo”.

Le hizo caso y desde entonces no ha parado: en 2012 llegó su primer disco,  Equidistancias, al que seguirían Hormigas y cigarras (2016); La fábrica del templo (2018), inspirado en las pinturas contemporáneas de Alarcón, obra del pintor conquense Jesús Mateo; y Conversaciones consonantes (2022), un libro disco en el que dialoga con varios poetas. 

Otro de los proyectos que recuerda con especial cariño ha sido ‘Amorígenes’, un proyecto impulsado por la Diputación y que ha llevado por una veintena de pequeños pueblos de la provincia de Cuenca a este “trovador a la vieja usanza”.  


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Música