"La bicicleta es mi medicina, nunca me falla"
Raúl Sanz Fernández (Arcas, 2002) deja boquiabierto a todo el que le ve a los mandos de su BMX. Este rider, único practicante de su modalidad en Cuenca, crece cada día demostrando una gran pasión por lo que hace.
Exagerando un poco –aunque no tanto-, casi que se podría decir que Raúl Sanz aprendió a montar en bici antes que a andar. Desde bien pequeño, ya intentaba imitar a los profesionales de FMX que saltaban con motocicletas, vía por la cual descubrió este nuevo mundo. Aunque lleva ligado a la bicicleta prácticamente toda su vida, no fue hasta hace tres años cuando empezó a entrenar seriamente sus habilidades en la BMX, yendo a sus primeras competiciones.
A día de hoy ya es capaz de firmar grandes trucos con los que antes soñaba, como el 360 -girando tanto la bicicleta como el rider-, mientras que está cerca de completar otros como el backflip. Detrás de estos logros hay mucho sudor y sangre, aunque el arqueño se toma esto con filosofía: “Miro las cicatrices y me acuerdo de que fue tal día, entrenando tal truco… y lo que me costó sacarlo. Es un bonito recuerdo, y aunque se haga duro, le tengo cariño a esas caídas porque es parte del proceso”, cuenta.
Mejorando poco a poco, su última gran experiencia ha tenido lugar en Vigo, más concretamente en O Marisquiño, mítico punto de unión de la cultura urbana gracias a la confluencia del skate, break dance, graffitis, freestyle rap, música… allí tuvo la oportunidad de estar con deportistas olímpicos y con algún que otro ídolo. “Es un choque bastante grande cuando te ves en una rampa con gente que llevas viendo toda tu vida en los vídeos de Internet”, explica Raúl, ya que esa es otra de las claves de su trayectoria: que es, en esencia, autodidacta, valiéndose de los vídeos de las redes para mejorar.
El joven conquense sigue a rajatabla sus intensos entrenamientos, aunque reconoce que a veces puede resultar desmotivador el hecho de que es la única persona que entrena BMX en Cuenca, por lo que a veces se siente estancado. Es por ello que, en cuanto puede, se escapa a Madrid para entrenar con la comunidad de allí “desde que amanece hasta que anochece” para aprovechar.
El joven viaja con asiduidad a Madrid, ya que las instalaciones en Cuenca no cumplen las medidas reglamentarias de la UCI, además de presentar muchos desperfectos en el suelo y las rampasPIDE INSTALACIONES DIGNAS
Raúl entrena normalmente en el skate park del Parque Europa de la capital conquense, aunque el pobre estado en el que se encuentran las mismas dificulta mucho el trabajo. No solamente las rampas no están homologadas por la UCI -por lo que carecen de las medidas oficiales, lo que hace que todo cambie al ir a competiciones-, sino que también hay desperfectos que ponen en riesgo la seguridad, como grietas en el suelo que desestabilizan las ruedas o trozos de chapa capaces de cortar que se han salido de su ensamblado.
Este no es un impedimento que sufra solo él: otros asiduos a la pista, ya sea en skate o scooter, también muestran su descontento -muchos de ellos han dejado de entrenar en la zona- ante el estado actual de las instalaciones. “Es frustrante porque vienes aquí y no puedes avanzar, llegas hasta cierto nivel, pero llega un momento en el que es mejor no entrenar porque lo que ganas aquí, lo pierdes al salir fuera, además de que puede ser peligroso”, advierte Raúl, quien lamenta mucho la situación, ya que está seguro de que si Cuenca tuviese un buen skate park, a menudo sería reclamo para riders y skaters de Madrid, Valencia y alrededores, por lo que se le sacaría mucho partido al lugar.
Aún así, tiene claro lo que este deporte significa para él, por lo que nada le frena en su ímpetu: “Esto es medicina, siempre que tienes un mal día, la bici nunca te falla. A pesar de las lesiones y de lo que pueda parecer, me podría romper un hueso y salir más curado de lo que vine”, transmite Raúl, quien tiene como gran sueño poder llegar a vivir de su pasión y competir de manera profesional, si bien en Cuenca no cuenta con patrocinadores a pesar de competir a nivel nacional.
Como no puede ser de otro modo, el rider invita a todo el mundo a darle un intento a la BMX para asegurarse futuros compañeros y que esta bonita disciplina no se pierda en la ciudad: “Con un buen casco y mucha cabeza, se puede practicar de forma segura. Además, los niños se lo pasan muy bien y se crearía una buena cantera en Cuenca, que hace falta para mantener vivo el deporte”, concluye.