Ayudar a las personas como vocación
Aprender para ayudar a las personas en las situaciones más drásticas. Esta es la premisa que resume la carrera profesional, y también personal, de Rodrigo Martínez, conquense de nacimiento y bombero por vocación. Su interés por las intervenciones en los accidentes de tráfico fue ‘in crescendo’ desde su entrada al cuerpo de bomberos en Tarancón hace 18 años, una inclinación que lo llevó a especializarse en esta materia.
A día de hoy Martínez ha participado recientemente en los RescueDAYS un evento de gran calado a nivel mundial en este sector profesional. Allí, Martínez ha enseñado y ha obtenido nuevos conocimientos, un trayecto que emprendió hace tiempo. Interesado por mejorar para dar una atención eficaz y adecuada, este conquense ha participado en distintos talleres formativos y también los ha impartido junto a otros compañeros.
Este bombero, actualmente en el consorcio de Cuenca capital, se declara un auténtico apasionado de su trabajo. “Mi profesión lo es todo. Me encanta. Me apasiona porque siempre se entrena y se hacen cosas nuevas para mejorar. Me llena por completo. Me gusta ayudar a las personas”, expresa. Hace cinco años, él y otros dos profesionales de Segovia y Madrid crearon ‘A pie’, una asociación nacional dedicada a enseñar sobre actuaciones en accidentes de tráfico a otros bomberos del país. Fue esta idea la que, de algún modo, lo llevó recientemente a Alemania a formar parte de los RescueDAYS, un evento con más de 20 años de trayectoria.
“Hay ciertas historias de personas que han fallecido que se han quedado conmigo. Hay que aprender a vivir con ello”La formación en rescate técnico es la protagonista de este acontecimiento de talla mundial. Martínez ha sido uno de los pocos bomberos del territorio español, en concreto, 18 expertos. “Es muy difícil llegar ahí. Gracias al recorrido que he hecho y a conocer personas a través de la asociación he tenido la suerte de ser invitado”, señala.
El conquense se siente afortunado tras estos cinco días en el país germano, donde ha podido conocer de primera mano nuevas tecnologías que pueden ser utilizadas en intervenciones en accidentes de tráfico. Un ejemplo de ello son las nuevas técnicas que existen para manipular en estos casos vehículos más novedosos como los eléctricos o los híbridos. A su vez, su visita por Alemania le ha ayudado a corroborar la valía de los profesionales del sector a nivel nacional. “Siempre lo he dicho. Los bomberos españoles tienen muy buen nivel. Cuando se ve cómo trabajan otras personas en el mundo, te das cuenta de que tienen mucho nivel”, explica. Martínez tiene sed de conocimientos. Nunca se ha quedado estancado en este sentido y, de hecho, considera que es necesario que los bomberos de actualicen. De hecho, trata de estar al día a través de cursos en distintas materias dentro de su profesión, no solo en su especialidad. Cada año trata de llevar a rajatabla este propósito personal.
“Soy de los que piensan que un buen profesor siempre aprende”, indica. Este profesional considera que siempre puede aprender de otros expertos y, con ello, mejorar en el día a día. “Considero que hay muy buenos profesionales de los que me puedo empapar y luego transmitir ese aprendizaje a mis compañeros o a quien esté interesado”, apunta.
Cada siniestro tiene su seña de identidad. Al menos, así lo considera el conquense. Aun así, no es sencillo afrontar este tipo de situaciones. “Creo que es algo en tu ser, al igual que los médicos. Las personas que trabajan con siniestros, cuando le ocurre esto a alguien, tú como profesional llegas al sitio e intentas hacerlo lo mejor posible sin que te afecte”, explica. Es esta la razón por la que actualmente se lleva a cabo un trabajo codo con codo con psicólogos para lidiar con esta clase de casos.
“Ahora que soy padre, me afecta más que antes en esas ocasiones en las que en un accidente de tráfico hay niños. Eso es muy duro. Te pones en el lugar de los padres”. La formación de bomberos con estos expertos les permite ver cuándo alguien del equipo se ve perjudicado por las circunstancias del momento y ayudarlos. “No sé cómo se hace. En los 18 años que llevo en esta profesión, hay ciertas historias de personas que han fallecido que se han quedado conmigo. Hay que aprender a vivir con ello, no queda otra”.