Anunciación Martínez: “Una maestra lo es para siempre”
Anunciación Martínez Serrano (Vara de Rey,1959) es una de las seis docentes de la región que será galardonada el Día de la Enseñanza en reconocimiento a sus trayectorias profesionales “y por dedicar sus vidas a la educación, considerándola más que un oficio, involucrándose en la mejora de sus centros, de las metodologías o del sistema educativo desde las aulas, desde equipos directivos, los hospitales o la administración”. Anuncia Martínez ha estado en casi todos ellos a lo largo de los 34 años que ha dedicado a la docencia, y ya jubilada sigue de alguna manera “enganchada” . Y es que señala que “una maestra lo es para siempre”.
Este 2022 ha sido su último año en las aulas. Tiene 63 años y hace tres que podía haberse jubilado, pero “yo siempre he estado muy bien en la escuela, y podría haber seguido muy bien, pero las circunstancias familiares ya empujan y algún día tenía que ser”.
En su memoria y en su corazón hay cientos de historias, de anécdotas y vivencias, “unas mejores y otras peores, pero ninguna mala”. Su atracción por la docencia empezó siendo muy niña, “siempre quise ser maestra, aunque hubo un momento que me plantee hacer Historia para dar clases en un Instituto, pero eran otros tiempos, había que ir a Madrid y los recursos eran pocos. Mis padres, que eran agricultores, ya estaban haciendo un esfuerzo importante con dos estudiantes en Cuenca, y entonces dije Magisterio y ahí empezó mi historia”.
¿Cómo fueron sus comienzos?
Cuando llegué por primera vez a las aulas tenía ya 27 años. Después de terminar la carrera y presentarme a unas oposiciones que suspendí me casé y tuve dos hijos, cuando el mayor tenía tres años me incorporé. Entonces apenas había plazas de interinos y era difícil incorporarte. Yo fui dando tumbos por varios colegios durante nueve años hasta que me presenté a las oposiciones, aprobé y me dieron plaza definitiva en la provincia de Toledo en la Puebla de Almoradiel, y cuando pude concursar me fui a El Picazo, donde he estado 25 años, cinco como colegio independiente y desde el año 2000 como CRA Molinos del Júcar, con cabecera en Casas de Benítez, pero yo siempre he estado en El Picazo, siempre. Es mi segundo pueblo.
¿Cómo ha sido el cambio en la Enseñanza desde entonces?
Brutal. Se ha mejorado muchísímo. Cuando yo empecé tenía 27 niños de infantil, de 3, 4 y 5 años, y no pasaba nadie por tu clase. No había inglés, psicomotricidad o religión, los 27 alumnos eran tuyos las 25 horas semanales. Hoy en la escuela rural con niños de tres cursos, la ratio no puede superar los 16 alumnos, por ejemplo. Y hay apoyos para ayudarte. Hemos tenido épocas que hemos estado mal por los recortes de aquí y de allí, pero el avance ha sido inmenso. Yo he vivido la transición a la autonomía educativa con el traspaso de las competencias, imagínate el cambio. Solo como ejemplo decir que cuando era interina cobraba el 50% del sueldo de los que tenían plaza.
¿Cuál ha sido su especialidad?
Aprobé la oposición por infantil pero luego estuve en el equipo directivo unos años, fui secretaria del CRA y me pasé a Primaria para poder dedicar tiempo a la dirección. Estuve con los de primero, luego de segundo y he terminado con mis nenes de sexto. El otro día fui a verlos y tiraron las sillas y todo para venir corriendo a saludarme, la verdad es que han sido mis chicos.
¿Echa de menos las aulas?
Claro, una maestra lo es para siempre, lo tengo claro. Hablo con gente jubilada y lo dicen también. Lo de ser maestro es para toda la vida. Yo me voy a la ludoteca con los chicos, o voy al colegio de Vara, ahora que tengo tiempo, hablo con los compañeros y veo si tienen alguna necesidad. La verdad es que sueño con las aulas. Pero también toca ya dedicarle tiempo a la familia.
¿El reto más importante que ha vivido?
Muchos, pero creo que la digitalización ha sido uno de los más grandes. A mi me ha pillado ya un poco tarde pero la verdad es que me he adaptado bien, como también con el desarrollo de proyectos que antes no se hacían y que nos han obligado a formarnos pues todo ese tipo de cosas son hitos que hemos ido alcanzando.
Desde 2007 es la alcaldesa de Vara de Rey ¿Cómo ha compaginado la docencia con la gestión municipal?, ¿ha tenido que dejar la escuela alguna vez?
La verdad es que no he tenido nunca problemas en conciliar las dos cosas. La escuela por la mañana y la Alcaldía por la tarde, luego he tenido y tengo unos compañeros y amigos maravillosos que me hacían algunos recreos para que pudiera atender alguna cuestión puntual, que han sido las menos, la verdad. Pero sí, tuve que dejar la escuela durante los cuatro años que fui diputada de Cultura y Servicios Sociales en la legislatura 2007-2011, recién llegada a la Alcaldía, fue una experiencia muy enriquecedora pero me tiraba más la escuela y decidí que no la volvía a dejar.
¿Qué cualidades tiene que tener un docente?
Vocación, y ser consciente de que el material con el que trabajan son nenes. Eso es lo más importante, saber que no todos son iguales, que cada uno tiene su forma de aprender y su ritmo de aprendizaje y que son todos muy especiales.
Este viernes le entregan un premio a su trayectoria ¿qué le supone este reconocimiento?
Emoción y agradecimiento. Hay muchísimos profesionales que lo merecen tanto o más que yo, y así se lo trasladé a la consejera. Y para mí lo que supone este galardón es un reconocimiento a todos los que han dedicado su vida a la escuela.