“Antes nos educaban para salir del pueblo. Eso está obsoleto”
Lo habitual suele ser emigrar del pueblo a la ciudad. En el caso de Coral Pardo Martínez, el proceso ha sido el inverso: nació en Cuenca y ahora vive en Cardenete, una pequeña localidad conquense de apenas 500 habitantes. Maestra de Inglés en el CEIP San Gil Abad de Motilla del Palancar y presidenta de la Asociación Promoción y Desarrollo Serrano (PRODESE) desde febrero de 2019, es una ferviente defensora del mundo rural, por lo que será una de las cinco féminas que van a ser reconocidas este sábado 15 de octubre por el Gobierno regional en el acto institucional del Día de la Mujer Rural que tendrá lugar en la localidad ciudadrealeña de Porzuna.
Enhorabuena. ¿Qué supone este reconocimiento?
Estoy muy agradecida de que se reconozca la pequeña labor que hago. Para mí supone dar visibilidad al trabajo que se hace en la zona rural y a todas esas mujeres que continúan luchando por sus pueblos. A ver si un día podemos dejar de celebrar estos días porque eso significará que ya no es necesario. Pero de momento todavía no hemos llegado a la plena igualdad.
La consejera de Igualdad, Blanca Fernández, destacó de usted que “es un ejemplo de liderazgo en el desarrollo rural”.
Yo no me considero ejemplo de nada [risas] pero reconozco la labor que desarrollamos en PRODESE la junta directiva y yo porque somos un equipo. Intentamos revalorizar nuestro terreno, ayudar a los emprendedores y promover el desarrollo de nuestra comarca. En ese sentido, sí lideramos o al menos lo intentamos.
¿Qué labor hace PRODESE?
Somos un Grupo de Acción Local centrado en La Serranía conquense, la zona más despoblada de Castilla-La Mancha junto con otra comarca de Guadalajara. Intentamos gestionar todos los fondos europeos para lograr ayudas para promotores, ayuntamientos… En definitiva, para promover el desarrollo de la zona.
¿Qué papel desempeñan las mujeres en los pueblos?
Es primordial para fijar población. Es un pilar fundamental. Y para inculcar en sus hijos, junto a sus parejas, el amor por el mundo rural y para transmitirles la idea de que no hay necesidad de tener que irse del pueblo como antes, cuando quedarse en el pueblo era como un paso atrás. Luchamos para que cada uno pueda vivir donde quiera. La mujer juega un papel bastante importante porque, igual suena fuerte, pero es un poco la referente de la familia. Si ella está de acuerdo y quiere vivir en el pueblo, ayuda a fijar población.
¿Y cómo es la vida en el medio rural para una mujer?
No hay mucha distinción respecto al medio urbano. Aunque nosotras tenemos algunos hándicaps como la conciliación de la vida laboral y familiar porque en los pueblos pequeñitos no suele haber guardería. Pero hay el mismo tipo de profesiones que puede haber en una población más grande. No creo que una maestra de Cuenca tenga una vida muy distinta a la mía.
La conciliación es aún más complicada en los pueblos.
Tiramos mucho de abuelos pero eso también pasa en las ciudades. En Cardenete ahora tenemos guardería de cero a tres años. Siempre se ha pensado que en los pequeños pueblos no hacían falta pero sí son necesarias porque afortunadamente nacen niños y prácticamente todas las mujeres trabajan fuera de casa. A ver si con ayudas y con la Ley de Despoblación se consigue paliar un poco todos estos problemas.
¿Qué otras necesidades tiene el mundo rural?
Buenas comunicaciones, infraestructura tecnológica para poder teletrabajar y tener los servicios mínimos en cada localidad. En mi pueblo somos unos privilegiados porque tenemos de todo: centro de salud, farmacia, gasolinera, supermercado… Y también que nuestros mayores estén bien atendidos.
“Tenemos un papel muy importante los maestros y maestras. Primero, para promover la igualdad entre hombres y mujeres y también con respecto al mundo rural"¿La imagen que se vende de los pueblos es injusta?
La vida en el pueblo ni es tan bucólica ni estamos todo el día de matanza y haciendo rosquillas con el pañuelete negro. Eso ya ha pasado. Quizás a través de los medios de comunicación se podría normalizar un poco más la vida en los pueblos, que no cambia mucho con respecto a la de las ciudades. Mi vida no es muy diferente a la de mis compañeros que viven en Cuenca. Hay que cambiar la imagen de los pueblos, que ya no somos Paco Martínez Soria.
¿Con qué dificultades se ha encontrado por ser mujer?
Desde que empecé a trabajar como maestra, nunca he notado una diferencia. Jamás me he encontrado con ningún obstáculo por el hecho de ser mujer. Ni siquiera cuando cogí el cargo de presidenta, más bien al contrario. No sé si en la intimidad habría gente que lo cuestionaba.
¿Qué papel juega la educación en el camino hacia la igualdad de género?
Tenemos un papel muy importante los maestros y maestras. Primero, para promover la igualdad entre hombres y mujeres y también con respecto al mundo rural. Antes nos educaban para salir del pueblo. Eso ya está obsoleto. Yo soy de Cuenca y como estudié Magisterio, decían: ‘¿Te vas a quedar aquí?’ Pues imagínate eso en las zonas rurales. Antes, decidir quedarte en un pueblo se veía como un paso atrás. Desde la educación, hay que promover la igualdad en todos los sentidos, hombres y mujeres, y personas rurales y urbanas.
Un deseo.
Mi deseo es que mi hijo no tenga que salir del pueblo por necesidad, que pueda decidir dónde quiere vivir, igual que yo he tenido ese privilegio.