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"Si hubiese tenido la oportunidad de irme a otros museos, no lo habría hecho'"

Ana María Adánez es la única monitora del Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha que sigue trabajando en el espacio desde su inauguración el 15 de enero de 1999
"Si hubiese tenido la oportunidad de irme a otros museos, no lo habría hecho'"
Foto: Saúl García
22/09/2024 - R.M.C.

Si hay una fecha que Ana María Adánez recuerda con cariño, esa es la del 14 de enero de 1999. Ese día comenzó a trabajar como monitora en el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, un puesto que ha ocupado los últimos 25 años. En la actualidad, ella es la única que queda en plantilla que está trabajando desde la inauguración del espacio museístico. 

“Venimos la tarde de antes de que abriera, pero no pudimos pasar porque el suelo estaba recién encerado”, recuerda Adánez, por lo que el mismo día de la inauguración, el 15 de enero, tuvieron una reunión en el planetario antes de que se formara “el caos” tras abrir sus puertas por la cantidad de gente que acudió ese primer día y que casi nadie se esperaba.

Pero antes que esto ocurriera, Ana María se plantó en las obras del museo para solicitar trabajo. Había venido de Ciudad Real, de donde es ella, por motivos laborales de su marido, que trabajaba en la UCLM y le habían destinado al campus de Cuenca. Ahí le dijeron que la próxima apertura del espacio, y tras hablar un rato con su primer director, Jesús Madero, este le instó a que acudiera a la empresa que estaba haciendo la selección de personal. 

Así, consiguió ser una de los quince monitores que inauguraron el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha. “Siempre recuerdo a Madero cuando ese primer día de apertura dijo al equipo que había que salir por donde pudiéramos y sobrevivir a ese primer día dada la avalancha de gente que se acercó a conocer el espacio”. 

Los primeros días, Adánez ocupó diferentes puestos como taquilla, atención al visitante, guías, vigilante de una sala u otra, etcétera. Y después de unos primeros meses de máximo ajetreo, poco a poco se fue normalizando el flujo de visitantes, algo que ya les permitió despegar el proyecto en que se ha convertido hoy en día el espacio. 

“Todo el equipo que trabajamos aquí nos hemos reído muchísimo”, subraya Adánez, quien vio en sus compañeros su segunda familia. Además, trabajar en el primer museo científico de la región la permitió conocer en carne y hueso a muchos artistas y científicos de renombre del país, e incluso a premios Nobel. “Conocerles te marcaba un poquito”, añade la trabajadora. 

En estas dos décadas y media han pasado por el lugar casi un millón y medio de visitantes, y “para nada” se imaginaba Ana María Adánez que iba a estar 25 años trabajando como monitora del museo, conociendo a buena parte de esos visitantes. “Yo creía que esto iba a ser un trabajo de paso, porque pensaba volver a Ciudad Real”, asegura la monitora. 

Durante todo este tiempo, lo que más ha disfrutado Ana María Adánez han sido los talleres infantiles, y guarda con “muchísimo cariño” a la colección con la que abrió el museo. Desde la máquina del tiempo, que continúa después de dos décadas en la puerta principal del museo, hasta el cerebro que se va iluminando según el sentido son algunos de esos elementos, aunque la monitora no se olvida de excursiones como las efectuadas a excavaciones en Las Hoyas o Lo Hueco.

“Quizás me quedo con el planetario, que es lo que más me ha llenado. Es más, si hubiese tenido la oportunidad de irme a otros museos, no lo habría hecho por que me encanta este espacio”, asegura Adánez. 

Por último, la monitora agradece a todos los directores que han pasado por el espacio cuando los han escuchado, así como a compañeros que no están bien porque se han ido o porque han fallecido. “En vídeos de la exposición del XXV aniversario están presentes y nos ha tocado un poco verlos de nuevo”, explica Ana María Adánez, la única trabajadora de cara al público del Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha que ha crecido laboralmente al mismo tiempo que el museo científico ha ido cumpliendo años.