Alex Garriga, conquense y amante de las alturas
Alex Garriga (Cuenca, 1998) es una persona de altas miras. Solo así se pueden explicar dos de sus pasiones: la escalada y la edificación. Prolífico escalador con complicadas vías superadas a su paso, el pasado mes de octubre recibió la noticia de que su Trabajo de Fin de Grado sobre el antiguo edificio Catalina, con el que ponía el broche a su Grado en Ingeniería de la Edificación, era galardonado como el mejor proyecto del curso 2020-21. El joven desglosa su interés por estas dos facetas de auténtico vertigo.
¿Cuándo empezaste a practicar la escalada y cómo te llamó la atención?
Comencé antes de empezar la carrera, con 16 años o así, en primero o segundo de bachillerato. Me apunté primero al rocódromo como actividad extraescolar y poco a poco fui yendo más a menudo. Al final, como tenía material de escalada porque mi padre antes escalaba, un día fui a escalar en roca con mis amigos y a partir de ahí me enganché.
¿Te cuesta mucho compaginarlo con tus obligaciones lectivas?
Ahora estoy estudiando para opositar a bombero así que puedo escalar y entrenar. Cuando hay que estudiar mucho, sí que tengo que escalar menos que en años anteriores pero bueno, cuando consiga aprobar volveré a tener mucho tiempo.
Bombero. imagino que tus habilidades como escalador ya te hacen partir con ventaja, ¿no?
Me podría ayudar, sí. Lo que son las actividades de tren superior o levantar propio peso, sí que tengo ya algo ganado. Pero natación, correr y todo eso... te da igual lo que escales (risas), tienes que trabajar mucho para ello. Por lo menos no tengo problema en ponerme a entrenar.
Entiendo que Cuenca es una ciudad propicia y un tesoro para los escaladores.
Creo que en España no hay otro sitio que sea una ciudad, pequeña, pero con sus servicios, y que tenga el monte al lado. En el mundo alguna habrá, pero en España como Cuenca no hay ninguna.
¿Cuáles son las vías que más te han costado personalmente?
La más complicada quizás es Malleus Maleficarum, que está aquí en Cuenca, en el sector del Museo de los Horrores, proponiendo 9a+. La otra Líder Ibérico, en el sector de la Ermita. Pude hacer la primera extensión y propuse 9a+/b.
La escalada ha tenido un boom desde el oro de Alberto Ginés en los Juegos Olímpicos de Tokio. ¿Has notado ese incremento de practicantes?
Pues sí que hay un boom en rocódromos, sobre todo en los de ciudades grandes. Yo no lo he vivido en primera persona porque no voy a estos sitios, pero lo sé. En la roca no noto tanto esa subida de popularidad, suelo ir a sectores que no se masifican así que vivo un poco aparte de todo esto.
Tiene buena fama esta disciplina en cuanto al buen ambiente entre sus practicantes. ¿Has conocido a gente nueva gracias a la escalada?
Prácticamente, en mi círculo más estrecho de amigos, somos todos escaladores. Al final es la actividad que más practico, conoces mucha gente y sí es verdad que hay muy buen rollo. Además, también conoces a gente de un montón de sitios distintos.
¿Qué le dirías a alguien que quiere iniciarse en esta práctica? Un consejo o ánimo para un principante.
Si alguien empieza a escalar, habrá gente que se frustre, y eso es normal. Si te gusta, en momentos puntuales es normal sentirse así, pero no hay que preocuparse ni nada. Lo mejor es disfrutar sin más, escalar y olvidarse de la graduación de las vías, egos y otras cosas que van aparte que no tienen nada que ver con el mundo de la escalada.
Desde fuera se ve como un deporte que causa mucha adrenalina. ¿Lo sientes así?
Pues ya no creas, ¿eh? Para mí ahora mismo no. Es más cuando empiezas y caes, sobre todo cuando haces tus primeros vuelos grandes y cosas así. Pero cuando llevas escalando mucho tiempo lo haces porque te gusta, pero no sientes ese chute de adrenalina por así decirlo.
¿Cómo recibiste la noticia de que tu TFG era premiado con el mejor TFG del curso en tu carrera con Matrícula de Honor?
Me alegré más por terminar el trabajo, la verdad. Al tiempo vi lo del premio, además me lo encontré por el móvil. No me dijeron nada, me lo encontré así de repente en el móvil y dije: “Bueno, qué bien” (risas), y me hizo gracia.
¿En qué consistía tu TFG y por qué elegiste el edificio Catalina?
Consistía en un seguimiento de obra, un análisis desde distintos puntos de vista: constructivo, presupuesto, control de calidad, seguridad y salud... todos los aspectos de la obra. Me llamó la atención este edificio porque la obra a realizar era muy compleja, había que mantener la fachada. Entonces estaba todo el edificio echado abajo y la fachada en pie, además de estar en medianeras y en una calle muy transitada.
Mezclando estas dos vertientes, la escalada y el exhaustivo análisis de este edificio... ¿En cuánto tiempo crees que podrías escalarlo?
(Echa un breve vistazo al edificio y piensa la respuesta) ¿15 segundos, más o menos? (risas) Cuando vemos un canto bueno en escalada le llamamos jarra. Aquí, como hay barandilla, pues son todo jarras. Yo creo que en ese tiempo se puede.