Agustín González: "En nuestra empresa no tiramos nada, todo va a su sitio de reciclaje"

Tras 19 años en una empresa de electricidad, en mayo de 2015 montó la suya propia: AGON
La crisis económica destruyó empleo y redujo población. Pero hubo quienes se resistieron a quedarse de brazos cruzados o hacer las maletas y la hicieron frente montando su propia empresa. Es el caso de Agustín González (Cuenca, 1978), que tras 19 años en una empresa de electricidad, los últimos como encargado, vio como la compañía se iba a pique y él, al paro. Pero, gracias a su iniciativa y a que “siempre me ha gustado estar con el alicate en la mano”, no tardó en poner en marcha AGON, que el próximo 10 de mayo cumplirá dos años y con la que, con muchas horas de trabajo y de esfuerzo, se va ganando la vida.
“Emprender no es nada fácil, y los inicios fueron complicados, porque hay que hacer una gran inversión de maquinaria, encontrar un local, y poco a poco ir abriéndote mercado, lograr que la gente confíe en ti, pero de momento estamos contentos. Mucha gente nos llama y se queda contenta, y estamos yendo a más”, señala.
La experiencia es un grado. Y gracias al boca a oreja la agenda de contactos con la que arrancó se va ampliando, de modo que AGON ya ha trabajado para un buen número de particulares y empresas como la Abadía de Jágaba, Distrianda, Mercajacar, Tecnocentro o Cristalería Cervera.
“Nuestro fuerte son las instalaciones eléctricas, para lo que somos empresa autorizada, pero también hacemos instalaciones de energía solar, fonoportas, videoporteros, aire acondicionado, extractores de aire, bombas de agua, antenas, todo tipo de reparaciones y mantenimientos e iluminación tanto exterior como interior. Son muchísimas cosas pero si no hacemos todo eso, no comemos”.
Ubicada en el número 16 de la Avenida de San Julián, en la Fuente del Oro, la empresa recibe sobre todo encargos para cambiar la iluminación de viviendas y oficinas al sistema LED, más económico. Pero también climatizan muchos hogares, una demanda en aumento “porque es más asequible que antiguamente y porque antes el sol no apretaba como ahora”.
Y, aunque el de electricista es un trabajo sobre todo técnico, hay espacio para la creatividad, como cuando en Navidad instalaron la iluminación decorativa de la Abadía de Jágaba. “Te da una satisfacción especial”.
A lo que cuesta acostumbrarse es al regateo, aunque en parte lo entiende. “La gente intenta ahorrarse lo que puede”. Pero su principal preocupación está en la competencia desleal. “Está a nivel de empresas y de particulares, gente que trabaja en otro sitio y por la tarde hace trabajos de electricidad. Pero el cliente se queda sin seguro, mientras que nosotros damos dos años de garantía en cualquier instalación que hacemos”.
El secreto de la profesión, cuenta, consiste en “en estar muy al día: nunca dejas de estudiar porque continuamente van saliendo productos nuevos y hay que estar al tanto. Hace poco se puso de moda el LED y automatizar el encendido y apagado de luces con sensores de movimiento, pero en un tiempo sacarán otras cosas”.
Y, junto a su puesta al día, otra seña de identidad de AGON es su amor a la naturaleza, a la que hacen un guiño en sus camisetas, verdes, y respetan a través del reciclaje. “Tenemos estanterías llenas de hierro, de metal, de aluminio, de bombillas, de placas electrónicas: aquí no tiramos nada, todo va a su sitio de reciclaje”, cuenta este enamorado de la Serranía y de Cuenca. “Aunque he tenido trabajo fuera, nunca me he querido ir, así que seguiremos dando calidad para que la gente hable bien de nosotros y la empresa pueda funcionar en Cuenca muchos años”, concluye.