Daniel Sevilla tiene 24 años, es enólogo y propietario de la bodega artesanal ‘Las Calzadas’, ubicada en Pozoamargo, en la provincia de Cuenca, una localidad de apenas 300 habitantes. Además esta bodega y el trabajo que lleva a cabo Daniel para recuperar el pasado vitivinícola es uno de los quince proyectos finalistas de Generación Agro, los premios a la innovación agraria que otorga Castilla-La Mancha Media (CMM) en colaboración con BBVA, la Junta de Comunidades y diferentes organizaciones agrarias.
Tras estudiar cuatro años Enología, en La Rioja, realizar un Máster en Enología y Viticultura por la UCLM y formarse en diferentes bodegas de La Rioja, Nueva Zelanda y Australia, Daniel decidió regresar a su tierra, a Castilla-La Mancha, y en concreto a su pueblo, para montar una bodega junto a su familia, dedicados a la viticultura tradicional desde siempre. “Decidimos sacar mi potencial y montar una bodega con la materia prima que teníamos, con las uvas de nuestra familia, mi experiencia como enólogo y con la ayuda de mi padre, que se dedica a las labores de viticultura y de mi madre”.
La seña de identidad de la bodega ‘Las Calzadas’ es la forma en la que elaboran el vino, de una manera tradicional y que se encargan desde el cuidado de la planta, pasando por los trabajos de tierra, por su recolección, elaboración y cuidados en las bodegas y finalmente de su comercialización.
Diferencias
“La principal diferencia que tiene nuestra bodega es que todos nuestros vinos están criados o pasan por tinajas de barro, lo que es un poco regresar a los orígenes manchegos”. Aunque Daniel Sevilla reconoce que ya hay bodegas que lo están empezando a hacer, ellos son los únicos que pasan todos sus vinos por esas tinajas.
Otra de las características de esta bodega es que toda la infraestructura está construida para recibir a turistas ya que una parte importante del negocio está dedicada al enoturismo.
“Por dentro nuestra bodega está compuesta por 30 tinajas de barro de 150 años de antigüedad. En definitiva, una bodega artesanal que recupera y representa la elaboración tradicional de los vinos de nuestra tierra de una forma familiar y con la esencia Manchuela Conquense”.
Elaboración natural
“Intento hacer los vinos de la forma más natural posible. Esto quiere decir que seleccionamos en el campo las mejores uvas, con viñas de muy poca producción de nuestros viñedos propios, y cuando entran a la bodega, al entrar al depósito a fermentar no se le adiciona nada y cuando alguien consume una de nuestras botellas son vinos más naturales porque sientan mejor”, explica Daniel Sevilla, dueño de la bodega.
Regreso al puebloLa historia de Daniel Sevilla es la de muchos jóvenes emprendedores que han decidido regresar a sus pueblos para iniciar un negocio y evitar la despoblación. “Se está produciendo un problema en las explotaciones, que ya se está notando en muchos pueblos, entre ellos el mío, y es que no hay relevo generacional. La única forma que veo, para que esto salga adelante es llegar directamente o intentar transformar esos productos en la zona de producción, cerca de donde esté la materia prima y hacer un producto de calidad, aunque sea un precio superior a lo que podemos encontrar en el supermercado e intentar hacerlo llegar a ese tipo de clientela que busca productos más selectos”.
“Castilla-La Mancha es una de las zonas más despobladas de España y a parte de eso no hay cultura de comprar directamente en origen, entonces desgraciadamente hay que irse a otros países que sí que buscan esos determinados tipos de productos que se los compran directamente a los productores y es un poco una manera de sacarle ese beneficio a esas tierra”, explica Sevilla. Aunque lleva poco tiempo en el negocio, por el momento están vendiendo bien, principalmente en la provincia de Cuenca, aunque la intención de Daniel y de su familia es expandirse a otras provincias.