De “muy duros” califica la patronal conquense los dos años de pandemia. Las continuas restricciones pusieron a prueba a las empresas, que tuvieron que demostrar su capacidad de resiliencia para seguir adelante. Eso sí, no todos corrieron la misma suerte y, dependiendo del sector, se sufrieron con más o menos dureza los rigores de la crisis sanitaria, tal y como pone de manifiesto Javier Redondo, miembro del Comité Ejecutivo de CEOE CEPYME Cuenca.
Así, mientras que sectores, como el agroalimentario o la construcción, tuvieron la oportunidad de plantar cara a un escenario tan adverso, otros, como el textil, se vieron muy afectados por las restricciones, no solo por la brusca caída de clientes, sino también por la importancia que cobraba el ecommerce, lo que supuso un problema para muchos negocios que no tenían desarrollada la venta online.
No obstante, a rasgos generales, aunque la crisis sanitaria ha pasado factura al tejido empresarial conquense, el impacto ha sido menor de lo esperado en un principio, en especial, por el importante peso específico en la economía provincial de sectores como el agroalimentario, que aguantó bien el envite y se vio menos afectado por los efectos negativos de la pandemia. Ello unido, a juicio de Redondo, a la situación estratégica de la provincia, al lado de la primera y tercera ciudad del país, que se han convertido en el mercado de las empresas conquenses, en especial las del sector terciario.
Las empresas se han dado cuenta de que la digitalización no solo da agilidad a la actividad empresarial, sino que ayuda a abrir nuevos mercados
El coronavirus no solo ha provocado cambios a nivel social, sino también en el ámbito empresarial. Y ahí se ha situado la digitalización, que, según el representante de la patronal conquense, ha experimentado un avance muy importante en estos dos años de pandemia.
Teletrabajo, videorreuniones, trámites telemáticos, control de horario, gestión del trabajo o comercio online se han colado en el día a día de muchas empresas, que han visto –algunas a la fuerza ante las adversas circunstancias– la necesidad de una adecuada digitalización.
Y es que, en palabras del también presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Cuenca y de Castilla-La Mancha, muchas empresas se han dado cuenta en este tiempo de que la digitalización no solo da agilidad a la actividad empresarial, sino que también ayuda a abrir nuevos mercados fuera de la provincia. En definitiva, “permite hacer más cosas con menos”.
Un cambio de mentalidad al que gran parte del empresariado conquense ha sabido adaptarse, lo que le ha permitido, en su opinión, afrontar mejor los nuevos escenarios, incluso, llegando a reinventar el modelo de negocio.
De hecho, si algo ha quedado claro en estos dos últimos años es que no hay nada cierto e innamovible. Esta incertidumbre ha tenido, para Redondo, efectos negativos en el espíritu emprendedor de los jóvenes, entre los que se ha generado un marcado miedo al fracaso.
Algo que ha llevado consigo, según agrega, una tendencia de los jóvenes hacia una búsqueda de la seguridad y estabilidad de la función pública, dejando a un lado la posibilidad de poner en marcha un negocio.
