Viajar al pasado. Recordar sabores de antaño y volver a oler un bizcocho, pan o unas galletas recién horneadas y elaboradas siguiendo las recetas de siempre. Todo sin salir de casa. Esto es posible gracias a la reconversión del sector de la panadería artesana conquense, en especial gracias a la tienda online de ‘Productos Caseros Barón’, un negocio familiar de Castejón que distribuye sus productos a cualquier punto de España y hace llegar los sabores de siempre a casa.
La panadería regentada por el matrimonio formado por José Antonio Barón y Angelines del Hoyo ha ido cambiando con los años, primero su hijo Lucas se sumó al negocio para ayudar en el reparto y aprender el oficio, convirtiéndose en la cuarta generación de panaderos en la familia.
"Todo el mundo debería poder disfrutar de los productos artesanos de siempre, por eso animé a mis padres a crear la web"Después, su hija María, fotógrafa y directora creativa, les animó a estar presentes en el mercado online con una imagen renovada pero con la esencia y la calidad de siempre. “Llevo siete años viviendo fuera y mi madre me mandaba cajas con dulces, pan o galletas. Cuando el paquete me llegaba parecía que estaba en casa. Todo el mundo debería poder disfrutar de los productos artesanos de siempre, por eso animé a mis padres a crear la web”, explica María Barón.
Aprovechando su Trabajo Fin de Grado (TFG) en la carrera de Diseño enfocó su proyecto a potenciar el negocio de sus padres. Rediseñó el logo para otorgarle carácter propio y una imagen renovada a la marca. Apostó por contar su historia y establecer una relación de confianza con los clientes, porque practicamente los productos llegan “del horno a tu casa, sin pasar por ningún intermediario”. Cualidades que enganchan a su público, esas personas que anhelan sus pueblos de origen y que pueden regresar a ellos con tan solo abrir una bolsa de pastas.
Si bien es cierto que su despacho de pan sigue abierto para los vecinos de Castejón y alrededores pero esta reconversión les ha permitido aumentar su cartera de clientes en estos tiempos tan difíciles.
Además, están en contínua formación para ofrecer nuevos productos, siempre amasados con harinas y productos de la zona de primera calidad. “Hornean panes integrales y galletas con semillas de chia, pero siguen vendiendo las tradicionales rosquillas de aguardiente para poner en valor las recetas de nuestros abuelos”.
Por ahora, están satisfechos porque los clientes repiten. "Nos llegan desde Barcelona, Málaga o La Coruña y saben valorar el producto y la historia que hay detrás”.
Además, esperan llegar al público joven a través de redes sociales como Facebook e Instagram, y en sus previsiones de futuro planean crear nuevos packaing (embalajes) y estar presentes en galerias gourmet donde se valore su producto.
Eso sí, no quieren llegar a distribuir sus productos en cadena porque desean conservar su carácter en honor a sus abuelos y bisabuelos.
"Los clientes repiten, nos llegan desde Barcelona, Málaga o La Coruña y saben valorar el producto y la historia que hay detrás"BOOM DE VENTAS
Con un año y medio de vida, esta tienda online de productos artesanos ha visto incrementadas sus ventas en los meses de pandemia. En especial, de mayo a julio, cuando las restricciones por el estado de alarma potenciaron el consumo de productos a domicilio. El cliente hace su pedido y lo recibe en casa en menos de 24 horas, siempre ofreciendo la mejor calidad porque elaboran sus artículos bajo demanda para que lleguen en condiciones óptimas a cualquier punto de la geografía española.
En estos meses han notado como el cliente sabe apreciar sus recetas tradicionales y está dispuesto a pagar un precio razonable porque “en los últimos años hemos visto como para poder competir con las grandes superficies las panaderías han bajado sus precios demasiado”.
Además, ofrecen campañas de promociones y descuentos en fechas señaladas para fomentar la compras a través de su página web.
Dada la buena valoración que hacen de esta novedosa iniciativa animan a los panaderos conquenses a reinventarse para que las consecuencias de la despoblación en la provincia no lleguen a obligarles a cerrar sus obradores. “Es un trabajo duro y cuesta mucho ponerlo en marcha pero el negocio no se pierde”, concluye María Barón.