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Kilsy Case, en busca de alternativas sostenibles

Omar Megina, Javier Marín y Julián de la Torre, apoyados por el Programa Semillas, impulsan a través de su marca el concepto de consumo responsable
Kilsy Case, en busca de alternativas sostenibles
Foto: Saúl García
30/08/2020 - Paula Montero

Alguna vez habrán escuchado a los mayores decir “los jóvenes son el futuro”, y sí, lo son. También habrán visto, leído o escuchado la problemática que debería estar rondando en la cabeza de todos los ciudadanos: el cambio climático y su impacto en el planeta.

En este caso, tres jóvenes conquenses apuestan y llevan por bandera las anteriores premisas. ¿Por qué? Omar Megina, Javier Marín y Julián de la Torre han puesto en marcha una empresa que lucha por defender valores como la sostenibilidad y concienciar sobre el valor de nuestro planeta con el fin de sustituir objetos contaminantes de la vida cotidiana por otros más respetuosos con el medio ambiente.

Kilsy Case surge en agosto de 2019, cuando estos tres amigos de 28, 25 y 22 años lanzan al mercado fundas de móviles para colgar, como si de un bolso se tratara, implantando un nuevo concepto de moda. Sin embargo, al adentrarse en el mercado fueron conscientes de que cientos de modelos de móviles se quedan obsoletos cada año y con ello millones de fundas, porque bien es cierto que a muchos no les basta con tener tan solo una. “Al investigar, descubrimos la cantidad de residuos plásticos que genera la industria de la telefonía cada año, los niveles son desorbitados”, asegura Marín.

Como consecuencia lanzaron Kilsy Challenge, un reto para promover el consumo responsable de productos y con ello comenzaron a vender el mismo artículo pero fabricado a partir de materiales PLA y PBAT que tienen la capacidad de descomponerse a 60ºC. Además, apostaron por ofrecer un packaging (embalaje) generado a partir de un 50% de plástico reciclado para seguir la línea de negocio anterior. Sin embargo, estos tres conquenses no se conformaron con lo anterior y dilucidaron enviar un paquete de semillas con cada pedido. Es decir, el cliente recibía su funda y además podía dar vida a una planta de albahaca.

La variedad de modelos de los que disponen los importan pero aseguran que les encantaría poder fabricar en Cuenca, “es nuestra ciudad y ojalá se convierta en el núcleo de la empresa, donde además de producir podamos tener un almacen para guardar nuestro stock”, asegura Marín.

Además cuentan con varios proveedores ya que buscan la mejor calidad y por tanto compran la carcasa y los cordones o cadenas por separado. En este sentido, reciben la carcasa personalizada con el logo de la marca, un sello de distinción.

PROGRAMA SEMILLAS

Motivados por su espíritu emprendedor decidieron presentarse al Programa Semillas, desarrollado por el Centro Joven y financiado por el Ayuntamiento de Cuenca. “Queríamos que nos ayudaran a hacer el cambio Kilsy” y recibieron la grata sorpresa de poder participar en la iniciativa. Gracias a la formación que han recibido han mejorado sus conocimientos sobre marketing, “porque se nos conoce, pero no lo suficiente”, inversión o mentorización, herramientas de desarrollo profesional con las que han podido conocer su negocio a fondo.

Además, les ha servido para sufragar gastos ya que el Programa Semillas incluye una financiación de 2.000 euros para cada uno de los ocho proyectos seleccionados. Una ayuda económica que unida a la promoción y visibilidad que supone formar parte del este programa es un gran impulso. Además, “hemos empezado a tener un retorno de la inversión incial que hicimos gracias a las más de 300 fundas vendidas”, destaca Megina.

Es una marca que vende un estilo de vida libre de plásticos para contribuir a reducir la contaminación a través de la transformación y adaptación de productos diarios

Con apenas un año de vida, Kilsy Case ha superado la barrera del emprendimiento y la pandemia de la Covid-19 y sin embargo han salido airosos e incluso tienen nuevas propuestas.

Como bien hemos mencionado antes, Kilsy Case no es solo una empresa de fundas de móviles biodegradables, sino que quiere implantar nuevos utensilios respetuosos con el medio ambiente. De cara a la temporada otoñal están trabajando para aumentar su cartera de artículos con cubiertos de bambú, cepillos de dientes del mismo material y vasos compostables y ecológicos de vending. “Es una marca sostenible que vende un estilo de vida libre de plásticos para contribuir a reducir la contaminación a través de la transformación y adaptación de productos diarios”, explica de la Torre.

Además, al implantar nuevos productos pretenden mejorar su página web en cuanto a diseño y directorio de ventas ya que “queremos ser más fuertes en todo el proceso, desde el inicio hasta que le llegue al cliente”, indica Megina.

En relación con el consumidor barajan la posibilidad de ofrecer artículos personalizables, “pero se necesita una máquina de impresión por sublimación y ninguna empresa de Cuenca la tiene”, indica Marín. “Es algo que nos gustaría pero de ahí a poder permitírnoslo hay un salto”, apostilla.

Por último, han confiado en el trabajo de influencers como Marta Soriano para promocionar sus productos ya que su principal canal de venta son las redes sociales, en especial Instagram.

A pesar de su juventud sueñan con llegar a lo más alto y aspiran a ocupar un hueco el panorama nacional e incluso se ilusionan al pensar en la posibilidad de abrir una tienda física, aunque no se cierran a captar clientes europeos.