Tras convertirse en el adalid del movimiento maker en plena pandemia para que desde usuarios con impresoras 3D a colegios o negocios con esta maquinara fabricaran elementos de protección, FabLab Cuenca ya proyecta sus distintas iniciativas para el nuevo curso académico. Además de sus talleres e iniciativas dirigidas a la formación de las nuevas generaciones en tecnologías de creación, el laboratorio conquense de innovación ha lanzado un programa dirigido a docentes para la enseñanza del uso de estos elementos.
“Hemos creado este programa de alfabetización tecnológica por una necesidad que venía de mucho antes de la pandemia. Profesorado de primaria, secundaria, Formación Profesional (FP) o incluso enseñanza superior demandaba esta formación. A raíz de la crisis sanitaria del Covid-19 esto se ha hecho más evidente incluso”, comenta Delia Millán, directora de FabLab Cuenca, argumentando la asistencia que como expertos en la materia han tenido que prestar a centros y asociaciones que se unieron al movimiento maker contra el coronavirus, para fabricar desde cero y de manera altruista componentes y elementos para personal sanitario y trabajadores esenciales.
A raíz de esto y gracias al apoyo y financiación de la embajada de los Estados Unidos en Madrid, el laboratorio conquense ha lanzado este programa ‘Steam Teacher’ con una oferta de 24 plazas becadas de acceso gratuito que se han quedado muy pequeñas ante las solicitudes que han doblado prácticamente la oferta sólo en las primeras 24 horas. “Hemos recibido peticiones de todas las provincias de Castilla-La Mancha ya que el curso está enfocado para los docentes de la región. El hecho de que sólo se hayan lanzado 24 plazas es por la situación actual y siguiendo las normas de seguridad, y restricciones de aforo, de manera que se reparten en 4 grupos de 6 personas cada uno. El programa se desarrollará en dos sesiones presenciales de 8 horas cada una. No obstante, estamos abrumados por la respuesta, pero es algo que corrobora la necesidad de cubrir esa faceta para poder integrarlo en su formación de manera transversal.
"Estamos abrumados por la respuesta, lo que demuestra el interés en formarse en estas materias”Pero, ¿qué habilidades o conocimientos adquirirán los docentes que participen de este programa? “Pues hay dos partes muy bien diferenciadas, por un lado hay una especie de introducción a la fabricación para adaptar estas actividades STEAM (Impresión 3D, diseños, corte láser, etc.) a su clase y a las distintas asignaturas. Es habitual pensar que este tipo de máquinas y herramientas sólo deben utilizarse en la asignatura de tecnología, por ejemplo. Sin embargo, ya estamos viendo que suponen un paso más allá en el aprendizaje al introducir al alumno en la creación de un proceso. Un ejemplo es que no es lo mismo aprender las zonas o los elementos de un corazón sobre un libro, que hacerlo con una figura 3D, donde el alumno puede tocar, ver, etc. Y si además interviene en su elaboración, más interés tendrá en ello”, explica Delia.
La segunda parte de este programa tiene que ver con el uso y mantenimiento de impresoras 3D, desde conocer su funcionamiento, solucionar cualquier problema que pueda surgir, “o saber cómo utilizarlas para situaciones extraordinarias, tal y como ha ocurrido en el confinamiento en el que colegios con este tipo de máquinas se han puesto a producir piezas y elementos de protección para actuar ante la pandemia”.
La procedencia según el grado de enseñanza de las más de 50 solicitudes recibidas es muy variada: “Un 31% es de Educación Primaria, otro 31% de educación Secundaria, un 25% procede de Formación Profesional y el 13% restante de educación universitaria o superior”, declaran desde FabLab Cuenca.
Ante esto, ya se plantean la posibilidad de repetir esta iniciativa más adelante para seguir dando formación a aquellas personas que se interesan por ello, en especial al tratarse de docentes que tienen como misión principal “transmitir ese conocimiento de alfabetización tecnológica”. Pero no por ello, FabLab renuncia a su programación habitual enfocada a las nuevas generaciones, el curso de ‘Mujeres Makers’ y las actividades de jornadas de puertas abiertas, el ‘Makerlab’ o la participación en congresos y jornadas tecnológicas por todo el país.
Una herramienta, infinitas utilidadesUna de las premisas por lo que la demanda del aprendizaje de estas nuevas tecnologías “que constituyen como un elemento del presente en otros países”, es aplicación para cualquier tipo de enseñanza. En el laboratorio conquense muestran, por ejemplo, una reproducción a escala de un globo terráqueo creado mediante impresión 3D que mediante un proyector refleja los continentes.
Esta nueva forma de mostrar el conocimiento “multiplica considerablemente el interés de los alumnos por saber y conocer”, explica Millán. Así, en el espacio han contado con una estudiante con una investigación en marcha sobre el beneficio de adaptar esta tecnología no sólo a las materias habituales sino también para otras asignaturas. “En biología, por ejemplo, hemos llegado a crear moldes con las huellas de los animales, mientras que para enseñar los huesos del oído, que son de un tamaño muy reducido, se ha fabricado una reproducción a escala para favorecer el aprendizaje. En este sentido, la impresión 3D se puede usar para fabricar la forma y el tamaño de un cerebro para conocer sus distintas zonas o características, o la reproducción de un tumor a través de un TAC o una eco para analizarlo antes de realizar una operación.
“A medida que avanzamos como sociedad, vemos como cambian las bases de la educación hacia una enseñanza en la que profesores y alumnos son partícipes del proceso. El compartir conocimiento ya no se hace de forma direccional, sino que se produce entre todos los participantes, mejorando su aplicación”, defiende la directora de FabLab Cuenca. Así, este laboratorio conquense que tiene como lema ser un espacio “en el que se puede crear (casi) cualquier cosa”, demuestra ser un punto de unión entre la enseñanza tradicional y un futuro innovador que ya es toda una realidad presente.