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Emprender en un ‘food truck’ para dar vida al entorno rural

La familia de Javier Santiago ha cambiado la capital valenciana por Barchín del Hoyo con el propósito de iniciar aquí su negocio
Emprender en un ‘food truck’ para dar vida al entorno rural
El nombre del ‘food truck’ hace honor a Barchín del Hoyo y a su yacimiento arqueológico de origen íbero. // Foto: Javier Santiago
16/09/2020 - Paula Montero

La moda de los ‘food truck’ se ha afianzado en España y no es raro ver estas pequeñas camionetas reformadas y con cierto aire ‘vintage’ en ferias, fiestas o eventos privados para servir comida de forma especial y original.

Un fenómeno derivado del ‘street food’ (comida callejera), el estilo de vida y consumo propio de Estados Unidos donde el ritmo frenético de trabajo propicia que estos vehículos transformados en cocinas perfectamente equipadas sean un reclamo para poder degustar grandes platos sin necesidad de acudir a un restaurante convencional.

Si bien es cierto que el marco legal español no ofrece la misma regulación y ventajas que en el citado país por lo que estos negocios sobre ruedas no pueden echar el freno en cualquier calle sino que necesitan de espacios privados para instalarse y comenzar a ofrecer sus deliciosas especialidades.

Este es el caso de Javier Santiago, un emprendedor que ha decidido junto a su familia abandonar Valencia para trasladarse a Barchín del Hoyo, ya que sus raíces familiares están ligadas a este pequeño municipio conquense. Razón que ha motivado a este empresario de la hostelería para apostar por revivir la economía en el medio rural.

Llega dispuesto a vender sus bocadillos gigantes, sus paellas y sus pizzas caseras en una “gastroneta” a la que ha llamado La íbera de Barchín del Hoyo en honor al municipio y a su pequeño yacimiento arqueológico del año IV antes de Cristo, el primero en ser visitable en la provincia de Cuenca.

Los apenas 89 habitantes de Barchín los han recibido con los brazos abiertos y gracias al apoyo y asesoramiento del proyecto Integra 22 promovido por la Diputación Provincial de Cuenca han podido situar el camión en las instalaciones de la piscina municipal, con el objetivo de aportar al pueblo el servicio de bar y restaurante del que no disponían. “Conocimos la iniciativa de Integra 22 gracias al Ayuntamiento de Barchín y con los consejos de la Diputación conseguimos acelerar todo el papeleo”, asegura Santiago.

Además, este proyecto de ayudas a pequeños y jóvenes emprendedores pretende hacer frente al reto demográfico y la despoblación en la provincia de Cuenca. “Este cambio de vida ha sido todo un éxito y además ofrecemos al pueblo un servicio que no tenía antes”, destaca el emprendedor.

“Queríamos cambiar de forma de trabajo pero no de oficio” y es que regentaban un bar familiar en la capital valenciana pero cansados del bullicio de la ciudad decidieron regresar a sus orígenes.

Por ello el pasado mes de enero compraron una casa en el municipio y justo el día trece de marzo, un día antes del estado de alarma, se trasladaron al pueblo para “ir haciendo los arreglos en la casa durante la cuarentena”. Seis meses después han encendido los fogones de la ‘food truck’ y están a pleno rendimiento.

Perspectivas de futuro

Este negocio culinario está concebido para dar servicio al pueblo de Barchín pero sus dueños han comprobado que vecinos de las localidades cercanas han ido exclusivamente a degustar los platos de La íbera de Barchín. “En los pueblos de alrededor no hay pizzería por ejemplo y nosotros hemos sido un reclamo este verano” explica Santiago.

Ante la buena respuesta han pensado en, si el coronavirus lo permite, hacer rutas por la provincia porque “ya hemos ganado visibilidad, la gente nos conoce y quiere que nos movamos”, apostilla.

Además, quieren implantar cenas temáticas para cada día de la semana, asistir a mercadillos semanales en los pueblos más cercanos e incluso prevén gestionar desde la ‘food truck’ el servicio de comida y barra de fiestas particulares, así como alquilar el camión.

Desde la experiencia animan a todo aquel que necesite cambiar su modo de vida a descubrir los pueblos de la provincia porque “aquí no se está nada mal”, reitera. Incluso ha sido una gran oportunidad para esta familia puesto que gracias a su cocina sobre ruedas el yacimiento íbero está experimentando una subida en las cifras de visitas porque “antes no había donde pasar el día, o donde tomar un tentempié despues de hacer la visita y ahora la gente se queda en el pueblo a comer”.

Un aliciente que corrobora la necesidad de dar cobijo a jóvenes emprendedores dispuestos a confiar en el potencial de la provincia de Cuenca.