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La Bodeguilla de Basilio cierra sus puertas después de casi tres décadas

Su propietario, Basilio Lozano Valladolid, ha decidido jubilarse tras dedicar gran parte de su vida a este negocio, que deja con “la satisfacción del trabajo bien hecho”
La Bodeguilla de Basilio cierra sus puertas después de casi tres décadas
Foto: Saúl García
14/08/2020 - Miguel A. Ramón

Sus paredes rezuman recuerdos y anécdotas acumuladas durante casi tres décadas de historia, donde afamados actores, como Hugo Silva, Ana de Armas, Paco Tous, Juan Diego Boto o José Sacristán comparten espacio con políticos como Julio Anguita, Toni Cantó y Alfonso Alonso, o con deportistas como los madridistas Fernando Romay y Rafael Alkorta o los toreros Manuel Benítez el Cordobés y Curro Vázquez. Más de un millar de fotografías que, junto a diversos aparejos de labranza antiguos han sido testigos mudos de la andadura de uno de los más emblemáticos lugares de tapas de Cuenca, que, tras la pandemia, ya no va a reabrir sus puertas: La Bodeguilla de Basilio.

Un cierre “más que meditado” que su propietario, Basilio Lozano Valladolid (Tébar-Cuenca, 1956), ha adoptado tras dedicar “en cuerpo y alma” 28 años de su vida. Y lo hace con “la satisfacción del trabajo bien hecho”. De ahí que no dude en echar la vista atrás y valorar “muy positivamente” lo andado, porque asegura haber tenido la suerte de “haber conseguido lo que buscaba: convertir a La Bodeguilla de Basilio en todo un referente a la hora de ir de tapas en Cuenca”.

A punto de cumplir 65 años, Basilio cree que ha llegado “el momento de jubilarse y dedicar, por fin, tiempo a su familia; “ese que no he podido darle a mi mujer, Conchi, y a mis dos hijos, Andrés y Sara, durante estas casi tres décadas”. Reconoce que la terrible pandemia de la Covid-19 ha acelerado este proceso de cierre ante las peculiares características de su negocio, aunque, a su juicio, era “algo ineludible” que “tenía que llegar en cualquier momento”.

Muy orgulloso de todo lo conseguido, este hostelero conquense da un paso al lado y deja este negocio con el buen sabor de boca de haber hecho algo importante. De ahí que no cree que la palabra “pena” sea la adecuada para describir este momento. Todo lo contrario. “Hace 28 años me propuse hacer de La Bodeguilla un lugar diferente al resto, un lugar que dejara huella en sus clientes, apostando por retirar de la barra algo tan conquense como el cubilete y ofrecer unos aperitivos distintos, elaborados en el momento, directamente de la cocina, y concebidos con el objetivo de sorprender al comensal. Tapas fuera de serie, generosas en cantidad y, sobre todo, en calidad”.

Una fórmula que fue cuajando poco a poco entre la clientela hasta lograr “esa bodeguilla que yo buscaba”, señala, al tiempo que sonríe ampliamente, consciente de la meta conseguida; eso sí, “con mucho trabajo, esfuerzo y dedicación”, aclara.

La Bodeguilla de Basilio cierra sus puertas después de casi tres décadas

RECONOCIMIENTO

Y, de hecho, de La Bodeguilla de Basilio se ha hablado en muchos idiomas, apareciendo en periódicos de reconocido prestigio internacional como el norteamericano The New York Times o el británico The Times, por poner algún ejemplo. Repercusión mediática que lo ha situado como visita obligada para cualquier persona que quisiera irse de tapas por Cuenca y, como muestra, subraya, “tan solo hay que probar a buscar en Internet un sitio de tapas en Cuenca y, por supuesto, ahí está La Bodeguilla”.

Detrás de esta proyección nacional e internacional considera que, sin duda, está la dedicación constante en busca de mantener esa calidad como seña de identidad en el servicio y en sus productos, pero, desde su punto de vista, también han jugado un papel destacado los propios conquenses, que “han sido mis mejores embajadores”.

A pesar de los innumerables recuerdos y anécdotas atesorados a lo largo de estos 28 años, dice no guardar uno en especial, “cada momento ha tenido su encanto”, de igual manera que asegura no tener guardado en un lugar destacado algún mal recuerdo.

La Bodeguilla fue “su primer ensayo en hostelería”, después de venir de trabajar en el mundo de los accesorios del automóvil, en concreto, de Recauchutados Ramón, y el “experimento” le ha resultado, sin duda, bastante bien. Ahora afronta una nueva etapa de su vida y lo hace con gran ilusión y ganas, sobre todo, por poder compartirla plenamente con su familia. Deja un hueco destacado en la hostelería conquense, aunque es de la opinión de que “en Cuenca contamos con grandes profesionales y grandes maestros que hacen de este sector todo un referente para toda aquella persona que nos visite”.