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Fútbol Sala

El VivoCuenca cierra su idilio copero con los máximos honores (2-3)

El cuadro azulón ha remontado un 0-2 ante todo un Segunda División, pero un cruel final les priva de repetir la gesta
Fotos: A.D.V.
18/10/2023 - Alejandro del Valle

Volvió a soñar el VivoCuenca, volvió a pelearlo, volvió a remontar, volvió a emocionar… pero no volvió a ganar. Ese es el único pero que se le puede poner a un equipo que se ha dejado la piel durante 46 minutos, ya que de nuevo remó contra todo para llevar a la prórroga un partido que parecía imposible. 2-3 ha vencido el Mengíbar FS en un repleto Sargal –más de 1200 personas llenando las gradas y el mejor ambiente jamás visto en un partido del Vivo- para llevarse el paso a los octavos de la Copa del Rey.

Comenzaba con una alta presión el Mengíbar, que embotellaba al VivoCuenca en estos compases: ya empezaba Mario Gómez con su particular show bajo palos, viéndose obligado a intervenir en un par de ocasiones. Reclamaría penalti el VivoCuenca en una posible mano dentro del área, pero el colegiado apreció que el contacto se produjo fuera.

Ureña lo intentaba momentos después con un buen tiro que, de nuevo, Gómez evitaba en portería, y es que tendría mucho trabajo en la primera mitad. Por su parte, el Vivo lo seguía intentando con balones largos, y es que poco a poco los azulones se mostraban cada vez más valientes. No obstante, las ocasiones más claras seguían corriendo a cargo de un Mengíbar muy activo ante un Vivo que defendía estoicamente.

Momentos antes del descanso, un saque rápido de Mario Gómez fue a parar a botas de Ivi, que se inventó un buen zapatazo para la posterior parada de Cristian. Con resultado gafas se daba por finalizado este primer ecuador.

Parece que el paso por vestuarios le sentó bien a los de Manolo Moya, que salieron a la pista muy concienciados: Cerzi le cedía a Budia un balón que remataba con un tiro cruzado desviado por poco. Colacha probaba fortuna ante Mario Gómez, que se inventaba un felino paradón volador a lo Keylor Navas para evitar que abriesen la lata los mengibareños.

Mario García levantaba los “uys” en el repleto Sargal cuando se topaba con la madera en el minuto 27, e instantes después era Valen el que por poco no rozó con la bota –media talla más de pie y llegaba- un balón que le llegaba por alto.

Ureña, capitán visitante, también se chocaba con la madera en un disparo tras un error en la salida de balón del Vivo, y le caería jarro de agua fría a los conquenses aunque no estaban teniendo unos malos minutos: Ruano, desde más allá de la frontal, efectuaba un tiro raso en el que Mario Gómez no pudo tener una buena visibilidad ya que había hombres delante. Nadie tocó el balón, ni siquiera un jugador visitante que se abrió de piernas para confundir, y el balón acabó llegando al fondo de las mallas.

Las malas noticias continuaban cuando Gómez, que había forzado minutos antes para llegar a un balón, empezó a dolerse muy visiblemente –ya llevaba varios minutos sufriendo bajo palos-. Salió Jose en sustitución, pero se vio bien el cordobés para volver a la portería y lo hizo entre aplausos, ya que estaba firmando otra gran noche.

En una jugada de estrategia marcaría la diferencia el Mengíbar para aumentar la renta en el 32: Luque, desde un saque de banda, encontró a un solitario Tortu, que desde muy lejos le pegó de primeras para dibujar el segundo.

Lo intentaba activamente un Vivo que tuvo ocasiones para el segundo y que acabó por conseguirlo: llegó con todo Ivi a la banda izquierda para bailar un tango ante su defensor. Salió el ala de donde parecía que no tenía escapatoria y le sirvió en bandeja el gol a Valen, que anotó a placer para el 1-2. El “sí se puede” resonaba el un Sargal ilusionado al que  le venían flashbacks de la eliminatoria ante el Móstoles.

Así fue, ya que cuando más estaba apretando el equipo azulón –seguían con portero jugador-, temblaron las piernas en el Mengíbar: pugna en el área tras un saque de banda y Valen, con la caña siempre preparada, ponía el segundo para que el pabellón explotase.

No se amedrentaba un Vivo que iba claramente a por el partido, sin conformarse con el empate: ahí se veía la ambición de un equipo que, independientemente de lo que ocurriese, ya se había ganado el respeto de todo el mundo. Finalmente, el 2-2 certificaba que habría que irse al tiempo extra.

Gómez le achicaba a Ureña un remate tras un pase de la muerte, demostrando que no iba a cesar en su idilio copero. Este alargue sería un toma y daca continuo, y e s que ninguno de los dos equipos se escondía. Ambos tuvieron sus opciones durante este disputado tramo, aunque a falta de un minuto y medio para el final, llegaba un golpe duro de digerir para los conquenses: Dani Martín, desde la banda, le ponía un balón a Luque y, tras un rebote, le cayó al visitante en boca de gol para empujarla a placer. Con todo lo intentaba el Vivo en los últimos segundos, pero esta vez no se obró el milagro.

Más allá del encuentro, el VivoCuenca ha vuelto a ofrecer un espectáculo que ha puesto el nombre del equipo y de la ciudad en lo más alto, y aunque no ha engrandecido su leyenda, ésta sigue estando ahí. Sus partidos han tenido repercusión en el mundillo, además de demostrar que el fútbol sala interesa, y mucho, en Cuenca. La travesía copera bien merece que la afición se mantenga en el barco vivero, que luchará por subir a Segunda División B siendo este el gran objetivo de la temporada. Porque este Vivo hay que vivirlo.


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