Victoria de garra y sufrimiento del Vivo Cuenca en la cancha del Sacedón (4-6)
El equipo conquense consciente de la importancia de sumar fuera de casa en una liga tan igualada, se puso el mono de trabajo desde el primer minuto, firmando una primera mitad de ensueño y resistiendo en la segunda ante la reacción local que pudo complicarle la victoria.
El encuentro comenzó con el Vivo Cuenca dominando en todas las facetas del juego. En el minuto 7, una brillante combinación entre Budia y Cerzi culminó con este último enviando el balón al fondo de la red, poniendo el 0-1. Poco después, una conexión entre Álvaro y Dani derivó en un rebote desafortunado para el Sacedón que terminó en el 0-2. Los azulones mostraban hambre y no cedían un centímetro, sabedores de que el Sacedón es un equipo que siempre les genera problemas.
El tercer gol llegó gracias a una presión alta de José Ángel, quien recuperó el balón y asistió a Valen para que, con un elegante tacón, batiera al portero rival por debajo de las piernas. La superioridad del Vivo Cuenca era evidente, y el 0-4 llegó con un golazo de falta directa de Budia, que colocó el balón en la escuadra, inalcanzable para el guardameta. La primera parte cerró con un contundente 0-4, reflejo del hambre y la intensidad de los conquenses.
El Vivo Cuenca salió tras el descanso con la misma determinación. Fruto de una salida de balón precisa, Valen asistió al segundo palo para que el quinto gol llegara por debajo de las piernas del portero, ampliando la ventaja a un inapelable 0-5. El 0-6 no tardó en llegar, esta vez gracias a Cerzi, quien aprovechó un robo de balón para marcar a portería vacía.
Sin embargo, el partido dio un giro inesperado. Una pérdida en salida de balón permitió al Sacedón cruzar un gran pase que finalizó en el 1-6. El equipo local encontró en el portero-jugador una herramienta efectiva, y con ello anotaron el 2-6 tras una buena jugada colectiva. Un error en un saque de banda regaló el 3-6, y poco después, un nuevo tanto al segundo palo con portero-jugador colocó el 4-6 en el marcador, encendiendo las alarmas en el Vivo Cuenca.
A pesar de la presión del Sacedón y del desgaste físico, el Vivo Cuenca se replegó con inteligencia y recuperó la solidez defensiva para cerrar el partido. El esfuerzo colectivo fue clave para resistir los minutos finales y asegurar tres puntos vitales en una cancha complicada.
Este triunfo mantiene la esperanza del Vivo Cuenca de estar en la parte alta de la tabla, pero también deja una lección clara: cada partido debe afrontarse como una final. Con esta actitud, el equipo sigue demostrando que está preparado para luchar hasta el final en esta competida liga y mientras esperan el tropiezo de los talaveranos la semana que viene el Vivo volverá al Sargal para enfrentarse al Socuellamos.