A un paso de la gloria, Liberbank Cuenca y Balonmano Benidorm se medían ante la expectación propia de un torneo que se decide partido a partido. Los conquenses con la oportunidad de oro de volver a clasificarse para la final de Copa del Rey tras un duro partido ante Anaitasuna y enfrente un rival alicantino que traía consigo el rastro de tumbar a nada más y nada menos que a Bidasoa Irún en cuartos de final.
Con las espaldas en todo lo alto, el primer tiempo de la primera seminal fue toda una supremacía de las defensas y las porterías sobre los ataques. Cuenca y Benidorm echaron el cerrojo en sus áreas y ni siquiera los siete metros fueron la vía para hacer gotear los goles. Leo Maciel en una portería y Leo Vial en la otra fueron el elemento extra para provocar una auténtica sequía de goles.
Con este escenario, los alicantinos amagaron con crear una brecha temprana yéndose dos goles arriba (2-4), pero tras minutos y minutos de intentonas, Sergio López y Dutra devolvían la igualada al marcador (4-4). Pero el que trajo la revelación al choque para Cuenca fue Hugo López. El extremo logró mantener a los suyos junto a un inexpugnable Leo Maciel que sólo flaqueó ante Parker. De esta forma, con sólo 13 goles y la ventaja mínima para los conquenses (7-6) se llegó al descanso en la Caja Mágica de Madrid.
El guion cambió de forma sorpresiva en el segundo tiempo cuando el grifo de los goles se abrió de manera abundante. Fue por otro lado Cuenca quien más acertó por medio de un Natan Suárez que fulminaba a placer a Vial en cada internada eléctrica marca de la casa. Los de Lidio lograron dos goles en forma del colchón que se mantuvieron en un constante tira y afloja ante las figura de Folqués y Nolasco en el bando alicantino. Cuando Hugo López logró desde la esquina llegar a los tres goles de distancia, Fernando Latorre paró el juego para reordenar a los suyos.
La respuesta del Benidorm tardó en hacerse efectiva, pero cuando lo hizo golpeó al Liberbank Cuenca con un duro parcial de 0-3 que echó por tierra la renta obtenida anteriormente, obligando entonces a Lidio Jiménez a parar el partido con la mitad de la segunda parte por disputarse aún.
El peor de los presagios llegaba entrados en los últimos diez minutos cuando un excelso Folqués ponía por delante a Benidorm (19-20). Los porteros volvieron a entrar en escena pero fue a Cuenca a quien le costó más hacer gol. Con los minutos en contra, Benidorm logró el ‘más dos’ gracias a Simonet (20-22) y Cuenca luchó casi agotando sus fuerzas por seguir en el partido, algo que pareció imposible cuando Simonet de nuevo anotó el 22-24 a falta de sólo un minuto para la conclusión.
Cuenca respondió ipsofacto con un gol de Manu Díaz (23-24), pero con 40 segundos aún en el cronómetro, Benidorm agotó su pasivo y lanzó el balón por el fondo de la portería de Maciel. Ocho segundos. Es lo que quedaba cuando el portero argentino cogió el balón y lo lanzó hacia delante a la desesperada. Lo recibió Natan, que en pasos agigantados se asomó al balcón de la línea de puntos para lanzar con sus últimas fuerzas una pelota que sorprendió a Leo Vial y terminó en el interior de su portería, provocando que la Caja Mágica se cayera ante el jolgorio de la afición conquense al ver como su equipo forzaba la prórroga cuando parecía eliminado.
A LA PRÓRROGA
Los dos tiempos de tiempo extra fueron un colmo de nervios en el 40x20. Los primeros cinco minutos dejaron sólo un gol para Benidorm, que fue contestado por un incansable Natan nada más se reanudó el juego en el segundo periodo de prórroga. Folqués volvió a agujerear desde la esquina la portería de Maciel poniendo uno arriba a los alicantinos en el último minuto de encuentro, para que, una vez más, Cuenca lograra las tablas a veinte segundos de final con un gol de Thiago Alves.
Con el último ataque para Benidorm, fue Pablo Simonet el que con un durísimo lanzamiento anotó el tanto de la sentencia para dar la victoria y el pase a la final al Balonmano Benidorm (27-28). Así, después de 70 minutos de pulso incansable entre los dos equipos, los alicantinos sacaron el primer billete de la final de la Copa del Rey de Balonmano, con la figura de Pablo Simonet como verdugo de Cuenca