No ha sido un año fácil para el rugby conquense y para el A Palos más concretamente. Las condiciones de la pandemia han afectado especialmente a la participación en un deporte en el que hay un contacto constante, pero en el que sobre viento y marea, consiguió sacar a competición el pasado curso tanto su equipo masculino como el femenino, con ayuda también de sus paisanos del Club de Rugby Albacete.
Pero sorteado el compromiso competitivo, que vuelve en septiembre con la inscripción en las respectivas competiciones, el verano ha dejado una cara mucho más alegre con la iniciativa tradicional del club “jabato”, la escuela de verano. Una propuesta que tiene como objetivo principal fomentar y promocionar el rugby desde pequeños a mayores en su versión ‘light’, es decir, no hay placajes. “Se conoce como ‘rugby touch’ o ‘tocata’ y sustituye el placaje por el tocar al jugador contrario para detener su avance”, explica Marcos Sarria, una de los monitores de la escuela estival de rugby que junto a Eva Orenes y Edu Higueras “Largo”, quienes promueven el deporte del balón oval desde edades tempranas hasta jugadores y jugadoras adultos.
“Este año la participación ha sido mucho más numerosa teniendo en cuenta que venimos de todo el periodo de pandemia. Hemos contado con más de 20 niños y niñas durante el verano. De ellos, gran parte ya provenía de nuestra escuela de ruby pero hay otros que han venido y han probado este deporte por primera vez y se han quedado”, explica Higueras mientras da indicaciones a los practicantes más pequeños. Las cifras son similares en cuanto al público adulto, que acumula de media por sesión entre 20 y 30 jugadores, muchos de ellos con intención de competir.
Y es que este periodo entre el fin de temporada y el comienzo de la nueva campaña sirve a los amantes del A Palos para “matar el gusanillo”. “Mientras los juveniles y senior organizan partidillos con ‘tocatas’ y líneas de pase para no oxidarse hasta la pretemporada, con los pequeños nos centramos en que se diviertan en todo momento, sin renunciar al rugby o a sus fundamentos”, comenta.
Este aspecto puede verse en una de sus últimas sesiones, donde el calor veraniego se combate con juegos de agua en los que aprenden a competir en equipo y el respeto por el rival. “Siempre tratamos de que se lo pasen bien y se diviertan. Los padres lo saben y están encantados, porque los juveniles y senior buscan el juego de rugby, practicar y mejorar, pero no podemos poner a los ‘peques’ media hora dando pases, por eso aplicamos mucha metodología de juego”, añade Edu.
Con el ocaso del verano, la escuela llega a su fin para separar a la masa de practicantes del rugby en aquellos que comenzarán la exigente pretemporada y los que seguirán formándose en las escuelas municipales, donde el club conquense lleva gestionando y creando cantera desde hace varios años. “Otro de los objetivos de esta temporada es recuperar el programa de ‘Difusión y Promoción del Rugby’, con el que varios monitores acudíamos a los colegios e institutos para promover nuestro deporte, esperemos que con la mejora de la situación podamos conseguirlo, pues es vital hacer llegar a los niños que hay muchos más deportes y que en el rugby hay sitio para todos, seas gordo, flaco, bajo o alto, es un deporte donde todos son importantes”.
