Rober Gutiérrez, entrenador de la Balompédica, ha valorado en la rueda de prensa post partido el empate a 1 ante el Manchego Ciudad Real. Este atípico partido marcado por el estado del césped, más allá del resultado, ha dejado buenas sensaciones en el almeriense, que destaca la competitividad de los suyos ante el líder del grupo.
El técnico comenzaba declarando, como no puede ser de otro modo, que el césped había sido un enorme condicionante para este partido. A partir de ahí, ha sido su equipo el que mejor se ha adaptado, desvelando que ya preveían que el verde podía presentar ese estado, por lo que han trabajado durante la semana pensando en ello. En cuanto a la polémica del partido, Gutiérrez lo tiene claro: no la hay. “Creo que el gol de ellos es precedido por un penalti claro”, reconoce, siendo esta una acción puntual que les ha hecho dudar.
Ha sido entonces cuando, en el descanso, ha tratado de transmitir serenidad y tranquilidad, convenciendo a sus jugadores de que el Manchego perdería fuelle y de que ellos ganarían enteros. “La lástima es meter el gol tan tarde, porque con el apoyo de la afición, si metemos antes, creo que nos llevamos el partido”, expresa.
Este crecimiento viene tras una buena lectura de su línea de cinco, la cual ha hecho que no sea fácil ganar el espacio y tiempo para el golpeo. Los conquenses han sabido gestionar bien esa situación, celebrando Gutiérrez que han tenido paciencia para llevar el peso del partido. La entrada de Marco en el carril derecho, el cual ha dejado libre para que corra y así poder acumular gente en el área para los centros laterales, ha acabado siendo clave.
En líneas generales, el almeriense declara que está contento por cómo se produce este empate, que “nos sabe a victoria”. Aunque más allá del resultado, lo que más le alegra al técnico son las sensaciones de ver a un equipo “que está vivo y que tiene cosas que decir”.
La mala noticia llegaba con su expulsión tras el gol de Marco Recuenco en el último suspiro. Se disculpa el técnico con la afición y con el club, aseverando que no es propio de un entrenador del Conquense el entrar en el campo para celebrar el tanto. No obstante, la acción podría llegar a justificar la irracionalidad y pasionalidad del momento: “Si mete otro jugador habría canalizado mi efusividad, pero al meter Marcos después de 9 meses de lesión y ver cómo está trabajando desde que llegué yo a Cuenca… me alegro enormemente por él”, sentencia.