La árbitra del colegio castellano-manchego que es asistente en la Liga Iberdrola y la Tercera División, Raquel Díaz ha formado parte del encuentro virtual impulsado por el Comité Técnico de Árbitros de la Federación de Fútbol de Castilla La Mancha (CTAFFCM), junto a otros compañeros de profesión como Antonio Alberola, colegiado de la 2ª División B, y José Mª García Cuesta, árbitro de la Tercera División, coordinados a su vez por Juan Pablo Fernández-Tejero, encargado de comunicación de la candidatura ‘Somos Fútbol CLM’ y antiguo árbitro.
La conquense ha señalado cómo se encuentra en este periodo de cuarentena y cómo compagina su hacer como trabajadora y la exigencia de mantenerse tanto física como formativamente como árbitra, además de ciertos aspectos que han permitido saber cómo es la complicada labor de estos jueces del deporte más allá de lo que normalmente se conoce: mejor momento como árbitra, un campo especial, los momentos más difíciles y especiales como árbitra, rutinas de trabajo o el creciente papel del fútbol femenino y su profesionalización han sido alguno de los temas en los que ha contado la opinión de Raquel.
Así, la conquense recuerda el derbi valenciano en el fútbol femenino como un momento mágico: “En 2017, cuando aún no había tanta expectación por el fútbol femenino como la presente, se metieron unas 18.000 personas en Mestalla para vivir un Valencia-Levante, ese momento de salir al campo nunca se me va a olvidar”, no es de extrañar que el templo ché sea de los estadios que guarda con cariño la árbitro y el “orgullo” que representa su labor para ella al pasar de “estar pitando en campos de tierra a encuentros en estadios como ése”.
Respecto a esos momentos ‘detrás de las cámaras’, el debate entre colegiados sacó a la luz el asunto de las promociones de categoría. “Cuando no promocionas vives momentos en los que te replanteas el seguir intentándolo, pero lo haces porque piensas que lo mereces, una anécdota que tengo es la de mi primer partido, en un pueblo de Cuenca en un partido de fútbol 11 de categoría infantil, empecé a pitar, pero fue un desastre, los equipos no ayudaron, los entrenadores tampoco, pero es curioso que en ningún momento pensé en dejarlo, porque quería ser árbitro”.
Esa labor de gran peso vocacional en el juego asumiendo un papel difícilmente reconocido por la importancia de su labor, la conquense también admitió “la autocrítica a mi propio trabajo, porque soy de las que según acaba el partido me gusta ver cómo lo he hecho, vemos el video y analizamos qué cosas se han hecho bien y cuáles mal, hay que ser autocrítico porque te ayuda a mejorar y sirve de aprendizaje, es verdad que ese día tienes un error grave le das vueltas, pero debe servirte para aprender”.
Obviamente, en este proceso de rutina de colegiados, la conquense admitió que si bien no tenía “muchas manías”, si confesó que siempre que viajo llevo en la maleta el silbato con el que empecé a pitar, y antes de salir a los partidos pienso en mi padre porque fue la persona que siempre me apoyó en esto del arbitraje, me acuerdo mucho de él y le dedico cada partido”.
También, Díaz ha celebrado el crecimiento que de unas años a esta parte ha tenido el fútbol femenino en sus primeras categorías: “Yo llevo dos años siendo asistente en la Liga Iberdrola, antes era muy difícil estar por las pocas plazas, pero es que cada año es más complicado subir porque las compañeras estamos súper preparadas, hay un nivel increíble, a lo mejor hay ente que puede opinar por qué no destacamos tanto en categoría masculina, pero es una forma de dar más visibilidad al arbitraje femenino. Cada vez estamos más equiparadas y cada año se avanza hacia adelante”. Así, Raquel reconocía que entre sus referentes para seguir creciendo, además de su círculo más cercano, la figura de Guadalupe Porras, primera árbitra asistente en debutar en Primera División.
El encuentro finalizo con la figura de los asistentes al encuentro en alabar la iniciativa de destapar esa figura del árbitro "tan desconocida", comentaba Raquel Díaz, así como la modernización de la situación del comité castellanomanchego "para estar a la vanguardia del arbitraje nacional", detallaba Alberola Rojas.
Además de su dilatada carrera como jueza en el terreno de juego, hay que recordar que en esta temporada fue la encargada de dirigir el derbi femenino entre los equipos de la capital conquense que se celebró en La Fuensanta entre UB Conquense y Pozo de Las Nieves.
En este encuentro impulsado por el Comité Técnicos de Árbitros de la FFCM tuvo otra anécdota con carácter conquense, como en el caso de Antonio Alberola, quien dirigió la final de la Copa del Rey juvenil que se celebró en 2017 en La Fuensanta entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid.