El deporte, herramienta integradora donde las haya, sigue dando pasos adelante para la inclusión de todo el mundo. El último paso en Cuenca comprende un novedoso proyecto en el que ADOCU –Asociación de Síndrome de Down en Cuenca y Provincia– y la Federación de Fútbol de Castilla-La Mancha han apostado por la inclusión de personas con capacidades diferentes al arbitraje del fútbol conquense.
Roberto Rodríguez, como trabajador social en ADOCU y árbitro desde hace 10 años, cuenta que decidió juntar sus dos pasiones para fomentar la inclusión y el arbitraje. Fue así como seleccionó a dos integrantes de la asociación para formar parte de esta iniciativa. Ellos son Alfonso Pérez y Paco Pérez, dos viejos conocidos para cualquier asiduo al deporte en Cuenca. Difícil es no haberles visto haciendo largos en la piscina con el Club Natación Cuenca, jugando al fútbol con la UB Conquense o corriendo distintas carreras populares en la ciudad. Insaciables, querían dar otro paso con el arbitraje. “De toda la vida me ha gustado el fútbol”, cuenta Paco, que al igual que Alfonso, no se lo pensó dos veces a la hora de lanzarse a esta nueva aventura en la otra cara de la moneda del fútbol. “El curso ha sido una muy buena experiencia”, cuenta Alfonso, relatando que han aprobado los dos exámenes teóricos y las pruebas físicas, así como una práctica durante un partido de fútbol once en Los Tiradores. “Paco y yo estamos súper contentos”, cuenta el recién graduado colegiado.
Este fin de semana debutarán oficialmente como linieres en un partido de fútbol sala, y ambos recalcan su ilusión por vestirse de corto y empezar a arbitrar. Desde luego, ganas no faltan y saben que tienen que estar con mil ojos a lo que suceda: “Hay que estar pendiente de los jugadores por si hacen faltas o la pelota se va fuera y también cerca del defensor para ver bien”, relata Alfonso, mientras que Paco añade también que Roberto hace hincapié en el gol fantasma y el fuera de juego.
Cristian García, presidente del Comité Técnico de Árbitros de la FFCM, explica que la institución lleva años arbitrando en los campeonatos de FECAM, por lo que le pareció “extraordinaria” la propuesta que le llegó por parte de ADOCU. Se juntó una serie de afortunadas casualidades –la figura de Roberto, la predisposición de la Federación y, sobre todo, la ilusión de Alfonso y Paco– para dar forma a esta realidad que muy pronto veremos en los campos de Cuenca.
Alfonso y Paco han superado con nota las pruebas teóricas, físicas y prácticas para obtener el título al igual que sus compañeros de promociónFEDERACIÓN PIONERA
Cabe destacar también que la FFCM se erige como pionera en este aspecto, ya que ahora mismo no hay otras organizaciones territoriales que cuenten con algo parecido. “Estamos empezando con este tipo de acciones que son más que necesarias, la sociedad demanda esto y que estemos todos en la misma línea”, cuenta García. De hecho, el propio presidente estuvo en una reunión con sus homólogos de otras federaciones territoriales y desvela que muchos de ellos se sorprendieron para bien cuando escucharon esta noticia. Luis Miguel Montero de Lerma, ex árbitro de 2ªB y ahora delegado provincial del Comité Técnico de Árbitros en Cuenca, celebra también esta medida a la que quizás otras federaciones territoriales no se ha propuesto “no por miedo, sino por no saber cómo llevarlo a cabo”, apuntando que aquí se han dado todos los condicionantes.
De hecho, Paco y Alfonso realizaron exactamente el mismo curso que imparte la FFCM, sin pruebas ni exámenes adaptados. “Simplemente ha sido inclusivo porque están ellos, pero las pruebas han sido iguales para todos”, comenta De Lerma, que además elogia la holgura con la que pasaron las pruebas físicas. “Están más en forma que muchos árbitros de fútbol base y es normal, porque están siempre haciendo deporte”, aporta el delegado.
Desde la FFCM se espera que esta iniciativa, que ya sorprendió para bien a otros presidentes, sea trasladada a otras organizaciones territoriales
DESARROLLO PERSONAL
Lo cierto es que, desde su experiencia como árbitro, ve en esta tarea un filón en el que los chicos pueden progresar notablemente, ya que les otorga un grado de autonomía e independencia significativo. “Ser árbitro te curte y te hace tener otra mentalidad. Es independencia, gestionar emociones… eres un psicólogo en el que atiendes a jugadores, afición y entrenadores”, valora. Por su parte, Roberto explica que este caso es interesante desde el punto de vista del desarrollo personal, ya que están acostumbrados a recibir las normas y los castigos, pero siendo árbitros, se invierte el rol. A la asociación y a mí nos servirá para saber cómo se gestiona esa autoridad, la frustración… podemos aprender de esas conductas y servirá de precedente para otra gente con síndrome de down que quiera ser árbitro”, comenta, añadiendo también que será útil para dejar de infantilizar y sobreproteger a las personas con capacidades diferentes. Asimismo, supondrá otra victoria a la hora de humanizar el cargo de árbitro, tan a menudo poco valorado y maltratado en el mundo del fútbol. “La gente piensa que el árbitro es un robot, pero sufrimos psicológicamente y es una forma de dar visibilidad a esa figura”, aporta desde su faceta de trencilla esperando que mantengan la ilusión por esta labor.
Cristian García aumenta su apuesta y transmite que su deseo es que otros comités copien esta idea para que se vea como algo natural. Asimismo, espera que Alfonso y Paco arbitren como principales en el Campeonato de FECAM que atrae a equipos de otras comunidades. De momento, ambos apuntan maneras y quieren seguir formándose.
Lo más importante, recalcan los impulsores de esta iniciativa, es que no quieren que esta se trate de algo puntual o anecdótico, sino que es algo que van a prolongar en el tiempo para seguir dando cabida a todo el mundo y aprender de la experiencia. Es por ello que desde ADOCU y la FFCM se anima a participar en este curso. Para que el deporte siga rompiendo barreras, no dejar a nadie en fuera de juego y, por supuesto, sacarle tarjeta roja a la discriminación.
La labor de arbitrar otorgará a las personas con síndrome de down un grado de autonomía, independencia y responsabilidad, lo que les ayudará en el plano personal y servirá de precedente para ver sus conductas
