Miguel Ángel Asensio, Cristian Alcocer y Rodrigo Muñoz son tres conquenses que han vivido la experiencia única de recorrer los parajes más impresionantes que separan las ciudades estadounidenses de Los Ángeles y San Francisco. Una ruta de 1.600 kilómetros surcada en 15 etapas, con salida en la conocida playa californiana de Santa Mónica hasta el emblemático puente Golden Gate, en la que nuestros protagonistas han vivido toda una serie de experiencias únicas.
Su camino comenzó justo donde acaba la mítica ruta 66, carretera que atraviesa de Este a Oeste al vasto territorio americano. De ahí y a golpe de pedal, recorrieron el desierto de Mojave, el Parque de las Secuoyas, el parque nacional de Yosemite, la ciudad de Sacramento y, por último, San Francisco. Todo ello en apenas 15 días, saliendo al compás que lo hacía el sol y finalizando sus tramos a medida que el lorenzo se ponía. Un largo camino donde no siempre había hoteles para parar. Así, estos ciclistas conquenses hicieron noche varias veces en distintos ‘Camp grounds’. “Son lugares de acampada parecidos a los de aquí en España, puedes acampar, pero sólo tienen un servicio y un grifo nada más, eso sí, te dejan hacer fuego, nosotros no lo hicimos, pero la mayoría de los campistas se hacían una fogata. Luego comprendes por qué hay tantos incendios por la zona”, relata Rodrigo, quien fue el autor de la iniciativa por su pasión por hacer grandes rutas en bicicleta. Tanto Miguel Ángel como Cristian confiesan que no costó mucho convencerles: “en cuanto nos lo dijo y lo planteó, aceptamos. En principio íbamos a ser cuatro, pero el compañero en cuestión tuvo problemas físicos y no pudo venir”.
Hemos pasado por tramos muy difíciles, pero cada día terminabas más fuerte físicamente
HOSPITALIDAD AMERICANA
Por el camino han ido viviendo multitud de experiencias. “Nos sorprendimos por la cantidad de españoles que nos hemos encontrado. Siempre íbamos con una bandera de España detrás y cada cierto tiempo nos pitaban desde los coches o nos saludaban, fue algo muy sorprendente”. Una sorpresa que se dejó sentir en los estadounidenses con los que estos ciclistas comentaban su viaje. “Hay una cosa que si me ha impresionado y es la cercanía y la gratitud que hemos recibido. Los americanos se quedaban atónitos cuando les contábamos lo que estábamos haciendo o por dónde habíamos pasado con las bicicletas, no se lo creían. A lo mejor estábamos en un bar, se lo decías a alguien, se lo contaba a su amigo y venía a preguntarnos, nos pedían fotos, la verdad es que te hacía sentirse hasta famoso (risas). Se ofrecían a ayudarte sin ningún impedimento” cuenta Miguel Ángel.
Una ayuda que en más de una ocasión les vino al pelo y no dudaron en agradecer. “Hubo una vez que un chico nos ofreció barritas energéticas como si el avituallamiento de una carrera se tratase, otra vez conocimos a un tipo que nos ofreció una pequeña casa que tenía de segunda residencia para pasar la noche, y luego nos ocurrió que en muchas ocasiones teníamos que comer de lo que había en tiendas o gasolineras y dio la casualidad que cuando llegamos al final de una etapa nos habían cerrado y no teníamos qué comer. Nos acercamos a un par de caravanas y nos dieron de todo, esa cercanía y hospitalidad fue increíble”. Eso sí, pese a la comida local, Miguel Ángel confiesa entre risas que deseaba llegar a cualquier ciudad en busca de un restaurante mexicano.
Los americanos se quedaban atónitos cuando les contábamos lo que estábamos haciendo o por dónde habíamos pasado con las bicicletas, no se lo creíanPRÓXIMO DESTINO
Después de casi dos semanas pedaleando, estos conquenses llegaron al famoso puente rojo de San Francisco, el Golden Gate. Una sensación de superación, triunfo y euforia en la que se fundieron con un fuerte abrazo tras haberlo conseguido. Con emoción, nuestros protagonistas aseguran que revivir esa llegada hace que se les ponga piel de gallina. Sin embargo, pese a que aún se están recuperando del viaje, estos conquenses ya están pensando en su próximo objetivo que apunta a otro de los famosos paisajes del territorio norteamericano: “Queremos recorrer El Gran Cañón, las montañas de Utah y el desierto de Arizona”. Todo un reto mayúsculo al que estos locos apasionados de las rutas en bicicleta tratarán de hincar el diente para seguir aumetando su leyenda y conocer los parajes profundos de los Estados Unidos.