"Este campeonato ha sido un regalo, ha sido una bonita manera de culminar la temporada". Así se mostraba el marchador conquense Pablo Pastor tras su segunda competición representando a España en una carrera continental. El atleta del Surco Lucena participó en el Campeonato de Europa Sub-20 siendo uno de los tres marchadores del combinado nacional y cerrando la competición con un 9º puesto que sabe a gloria.
"Ha sido una temporada en la que he disfrutado y aprendido muchísimo", ha declarado a este medio el conquense. Esta última carrera de los 10.000 metros era algo a lo que Pastor estaba poco acostumbrado, al ser la marcha en ruta su fuerte, pero él mismo admite que fue una carrera "como nunca antes había vivido": "Normalmente, tras la primera vuelta se diferencian los grupos de cabeza, pero pasamos por meta y seguíamos los 32 atletas en el mismo grupo, era una locura".
Pastor confiesa que esperaba una prueba muy rápida, en vista de las marcas de referencia de varios atletas, en especial de los rusos. "Sin embargo, fue la carrera más lenta de todo el año. Empecé muy mal posicionado, muy atrás, creo que estaba en el puesto 25 y desde ahí, fui remontando poco a poco. Me vi bien en cuanto a capacidad y tuve que hacer muchos cambios de ritmo que obviamente me desgastaron. A partir del kilómetro 6 o 7, Paul rompió la carrera y yo intenté seguir remontando hasta el final. Fue una carrera como se suele decir de ir 'recogiendo cadáveres', pasando a rivales que se iban quedando atrás".
Y es que su compañero de selección, Paul McGrath, que se coronaría como campeón de Europa a la postre, es toda una motivación para Pastor quien destaca el increíble nivel de España en la marcha. "Si te fijas, el campeón de Europa absoluto, sub23 y sub20 son españoles. La marcha tiene presente y futuro en nuestro país y el estar compitiendo y entrenando con estos atletas ha sido todo un privilegio. Ha sido mi primer año de aprendizaje, pero para el próximo no hay excusa".
FIN DE CICLO
Para Pastor, esta doble participación continental supone un broche de oro a lo que el mismo señala el fin de una etapa. "Llegar a Europa es la culminación de una etapa con mi entrenadora Dori que me ha visto empezar desde la nada hasta ahora. Con ella empecé quedando último en muchas carreras, por eso, es para mí un alivio darle parte de lo que he conseguido y que ella se merece al estar durante muchos años detrás mía trabajando muy duro".
Ahora, el conquense da el salto a la etapa universitaria en Madrid, en la que, si todo sale bien, estará entrenando al máximo nivel como otro atleta de la élite. "Nos toca descansar, mentalmente ha sido muy exigente, pero estoy muy contento y espero seguir consiguiendo muchas alegrías".