El Ciudad Encantada ha dado un paso adelante por la inclusión gracias a la creación de un nuevo equipo inclusivo en colaboración con Aspadec. Este proyecto, que combina la actividad física, igualdad en el deporte, compromiso social, promete desarrollar las habilidades deportivas y sociales de los recién ‘fichados’, que ya anotan sus primeros goles con la camiseta del equipo conquense.
En la ciudad de Cuenca, el balonmano ha dado un paso adelante hacia la inclusión con la creación de un equipo destinado a personas con discapacidad mental, un proyecto que combina deporte y compromiso social. Bajo la guía de entrenadores y voluntarios apasionados, este equipo se ha convertido en un espacio donde sus integrantes no solo desarrollan habilidades deportivas, sino que también encuentran apoyo y fortalecen su autoestima. La iniciativa, que ha contado con el respaldo de asociaciones locales y familiares, busca no solo fomentar el amor por el balonmano, sino también promover la igualdad en el ámbito deportivo, demostrando que en la cancha todos tienen un lugar.
Al mando de este nuevo grupo se encuentra un mítico del club, Zupo Equisoain, quien también es director deportivo del primer plantel masculino. El ex entrenador del Ciudad Encantada dirige esta sección que nació, tal y como explica, de los contactos entre la entidad deportiva y Aspadec. Ya venían colaborando ambas partes en los partidos del Rebi como local, viviendo los chicos y chicas de Aspadec los choques desde dentro echando una mano y asumiendo responsabilidades en algunas tareas para que todo salga bien. “Acogieron muy bien la idea de hacer un equipo inclusivo de balonmano y ya hemos echado a andar”, cuenta Zupo.
DEPORTE Y COMPAÑERISMO
A nivel físico, Zupo destaca que la práctica del balonmano aporta grandes beneficios a nivel psicomotriz y de coordinación, aunque también resalta el aspecto social y los valores que se trabajan a través del deporte. “Siempre haces lazos de unión que son más importantes que el conocimiento del propio deporte. Los compañeros, el trabajo en equipo, la disciplina del entrenamiento… tiene lecturas muy positivas”, comenta.
“Para ellos no existe edad, aquí hay gente de 20, 25, 30, 50 años… es lo que quiere Aspadec como centro y lo que queremos también en el club: que se integre todo el mundo”, asegura.
Su hogar es el pabellón del CEIP Federico Muelas, donde se reúnen más de una veintena de apasionados del balonmano. “Están implicados, son gente agradecida y se lo pasan bien”, cuenta su entrenador, quien reconoce que temía al principio que el primer entrenamiento resultase duro, pero nada más lejos de la realidad. “Ahí están todos pico y pala con ganas de aprender, mejorar, correr, pasar, tirar… eso motiva tanto a las monitoras que están con ellos como a mí”, aprecia Zupo, que estos días está enseñando los fundamentos del deporte como las reglas, botar, los pasos, los tiros a portería…
La idea, según adelanta el entrenador, es hacer una presentación oficial en el mes de enero en compañía de las autoridades con un partido ante el BM Guadalajara. Ya está todo hablado con el club alcarreño y solo faltaría fijar una fecha concreta para ver a este nuevo equipo en acción por primera vez. Posteriormente, participarían en los torneos ocasionales que se celebran en la región con los otros clubes inclusivos, ya que en Ciudad Real están el Caserío y el Alarcos. “Competir es un poco la salsa para que entrenen y sigan motivados”, declara.
Para que las únicas exclusiones que haya en el deporte sea algún que otro ‘dos minutos’ en la cancha de vez en cuando, pero siempre sin barreras.