El rugby vuelve a rugir con fuerza tras unos meses muy delicados para los representantes de esta disciplina en la capital. Se trata del Club Rugby A Palos, cuya continuidad del equipo sénior masculino llegó a estar en duda hasta hace muy poco. Con el esfuerzo común de los jugadores, el equipo se ha recompuesto y ya piensa en volver a la competición.
Jair Ruibal, entrenador del Rugby A Palos, explica las vicisitudes que ha atravesado la entidad los últimos meses. Lo cierto es que el rugby no goza de la popularidad que pudiera llegar a merecer un deporte de tal nobleza, y este problema incide todavía más en las ciudades del interior, tal y como explica Ruibal.
Se trata de un problema multifactorial al que se suma la falta de efectivos para el club en la plantilla y en la parcela técnica -entrenadores tanto para cantera como para primer equipo, así como formadores para los propios entrenadores-. Los compromisos personales de distintos jugadores que abandonaron el club -la pandemia tampoco ayudó en este sentido- mermaron al A Palos, que ya acudía a sus partidos en la Segunda Territorial Valenciana sin apenas recambios, lo que amerita todavía más los resultados conseguidos: el club se metió en los playoffs por el título en las dos últimas temporadas.
La reunión de la directiva celebrada a final de temporada introdujo algunos cambios, pero el no poder conseguir un entrenador, sumado a distintas bajas en la plantilla, ocasionó que el equipo sénior masculino desapareciese. Tras un tiempo sin verse, 15 asiduos al club se juntaron para trazar las líneas del nuevo proyecto. Uno de ellos es Marcos Rodrigo Sarria, canterano del A Palos desde hace siete años, que declara que no podían dejar que el rugby se perdiese en la ciudad después de todo el trabajo que se había hecho por el club. El joven planteó irse incluso a Albacete para continuar con la disciplina que le apasiona, y sus compañeros compartían la desilusión por ver amenazada la continuidad del club.
Ocho nuevos jugadores se han unido, mientras que Luis Felipe Fort, ex jugador de rugby internacional por la Selección de Perú -y médico del hospital, al igual que Ruibal- se ha sumado a la parte técnica como segundo entrenador. Junto con el ya conocido Carlos Villar ‘Patato’, se repartirán la carga, ya que, aunque el rugby pueda parecer una guerra, “al final es como un tablero de ajedrez”, corrige. Alude así a la necesidad de trabajar todas las posiciones -delanteros, backs/línea de tres cuartos-, para hacer de esta una plantilla competitiva.
Otra novedad es que este año el A Palos masculino será 100% conquense. Anteriormente se compartía equipo con el Albacete B para completar las convocatorias, pero este año se ha optado por competir solamente con jugadores de Cuenca, identificando aquí el técnico argentino un bonito desafío añadido: el de competir solamente bajo el nombre de tu ciudad.
También importante, las infraestructuras acompañan al crecimiento del club, y destaca que pocos clubes de División de Honor disponen de unas instalaciones como las de Cuenca para la práctica del rugby, por lo que “es para estar orgulloso de nuestra ciudad y de lo que se ha logrado”.
Tras este maremágnum de emociones, el A Palos celebra que empieza a ver la luz: de hecho, estas Navidades se reunirán para valorar incluso la vuelta a la competición, adhiriéndose a la segunda ronda de la liga. La buena noticia es que la Federación Valenciana facilitaría esta inclusión eximiendo al club de sanciones en caso de no disponer de los suficientes jugadores como para completar la convocatoria, explica Sarria, que también muestra su deseo de que se una más gente para no tener que llegar a esta situación.
LOS VALORES POR ENCIMA DEL DEPORTE
El rugby puede haberse ganado una inmerecida fama de deporte “agresivo” para algunas personas. Nada más lejos de lo contrario: se trata de una de las disciplinas más respetuosas con compañeros y rivales. “Sus pilares se basan en los valores nobles del ser humano. Intentamos que haya un grupo sano, unido, que conozcan el valor del sacrificio y de entrenar duro en equipo”, explica Ruibal.
De hecho, son habituales las movilizaciones por temas sociales. El pasado mes de noviembre, como cada año, el club se apuntó al ‘Movember’, visibilizando así la salud masculina y recaudando fondos para la misma. A esto se suman las ya tradicionales campañas de donación de sangre en apoyo a la Hermandad de Donantes de Sangre o las organizaciones de las jugadoras del plantel femenino para el 8 de marzo. “No es solo rugby ni es solo socializar, es una mezcla de todo: social, deportivo y competitivo. Una familia, al final”, declara Sarria.
Con los brazos abiertos, el Rugby A Palos espera a cualquier interesado que quiera ir a ver sus partidos y, por qué no, animarse a practicar el deporte. Asimismo, y pensando en las nuevas generaciones, Ruibal destaca que “cualquier padre que baja a ver el rugby no dudará en apuntar a su niño”, poniendo como prueba la felicidad que ve en ellos cuando persiguen el balón oval. Porque a día de hoy, y con esta nueva etapa del A Palos, se puede decir que el rugby ha renacido en Cuenca.
