El sonido de la campana, los puños chocando, los pies moviéndose a una velocidad de vértigo en una asombrosa exhibición de coordinación… y, sobre todo, la disciplina y el respeto. El noble arte del boxeo encuentra su casa en Cuenca en la escuela de Anton Mihai, más conocido en el mundillo como ‘El moldavo’. Niños y mayores se curten en la Escuela de Boxeo Team Anton, que mueve como ninguna esta disciplina no solo a través de la instrucción, sino que también tiene un componente competitivo que ya ha demostrado en algunas veladas.
Anton Mihai, boxeador profesional, así como dueño y entrenador de la escuela, nos abre las puertas para descubrir cómo enseña -o mejor dicho, cómo vive- el boxeo. Porque no solo enseña, sino que lo vive. Recientemente ha obtenido el título de entrenador, y viaja frecuentemente por distintos gimnasios de España para hacer sparring con figuras de talla nacional, aprendiendo “lo mejor de cada uno”. Con una amplia experiencia, desde hace años regenta su centro, el cual cuenta a día de hoy con alrededor de 60-65 integrantes.
RESPETO Y DISCIPLINA
“Bastante se hace el tonto fuera, aquí no toleramos nada de eso”. Así de claro es Anton con respecto a la actitud que se mantiene en su gimnasio. Lejos de lo que pudiese pensar cierta gente que ve los deportes de contacto como algo ‘agresivo’, el boxeo se sustenta en todo lo contrario: de hecho, es ampliamente reconocido como una modalidad en la que la disciplina, el sacrificio y el respeto por compañeros y rivales, así como otros importantes valores, imperan en cada gimnasio.
Según avanza el entrenamiento, los niños atienden sin un ápice de desconcentración las instrucciones de ‘El moldavo’, que les hace trabajar de manera intensa un muy completo entrenamiento que incluye calentamientos, abdominales, cardio y, ya entrado en el tema boxeo, un sinfín de aspectos como el golpeo, la técnica, coordinación, juego de pies, posicionamiento, reflejos…
José María es uno de los integrantes de la escuela, y a sus 49 años cumplirá dos en mayo desde que se apuntó. Ha sido asiduo a los deportes de contacto -especialmente artes marciales y kung fu-, así que no dudó en probar esta disciplina de la que destaca su altísimo componente técnico. Lo define como “un deporte integral” debido a todos estos aspectos a trabajar, además de ayudar mentalmente en cuanto a descargar estrés y ansiedad.
“Si de algo puede presumir esta escuela, y seguramente muchas otras, además de la disciplina, es del gran compañerismo que hay. Aquí nadie viene a hacer daño ni a demostrar nada. Es todo buen ambiente”, declara. Además, lanza una interesante reflexión, declarando que en el boxeo los rivales siempre acaban abrazados y demostrando respeto independientemente del resultado. No así en otros muchos deportes donde, lamentablemente, las tanganas están a la orden del día.
Por si todavía hiciese falta invitar a alguien, José María reconoce que ya ha conseguido “engañar” a cinco personas de su entorno para unirse al boxeo, y todas siguen “porque engancha mucho”. Anima a todo el mundo, independientemente de su edad -su compañero de ejercicios supera los 60-, a probarlo, aludiendo a que descubrirán lo bien que se siente al practicar un deporte de este tipo, con todo lo que ello aporta.
Lejos de la mala fama que tienen inmerecidamente algunos deportes de contacto, se basan en la disciplina, la humildad y el respeto tanto por compañeros como por rivalesLISTOS PARA COMPETIR
Es decisión únicamente de cada integrante hasta dónde llegar en estas clases. Hay quien decide no recibir ni dar golpes, sino que simplemente desea ponerse en forma, y hay quienes prefieren dar el salto al sparring. Los que más inmersos están en estas clases son las cinco jóvenes promesas que Anton entrena y que forman parte del grupo de competición. Una de ellas es el joven Sebastián, de 15 años, que lleva 4 practicando boxeo. Animado por sus padres a practicarlo, declara que “las primeras semanas son de prueba porque te cuesta empezar, pero te vas acostumbrando, te gusta y es un buen deporte”.
Ahora mismo compite en categoría júnior -pues la élite empieza a partir de los 18 años-, y sigue un -cómo no- intenso entrenamiento preparado por Mihai. De lunes a viernes, se curte en el gimnasio, haciendo sparring dos días a la semana y saliendo a correr mínimo tres, ya que el cardio y la forma física es vital en el boxeo, tal y como explica.
Sebastián se prepara ahora de cara al Campeonato de Madrid que tendrá lugar a principios del próximo mes de marzo, por lo que queda poco más de un mes para la gran cita. Mentalizado, señala que ha decidido enfocarse en el apartado competitivo y no tomárselo “a la ligera”, ya que espera ver mejoras.
Tras celebrar una exitosa primera velada en 2022, Anton quiere repetir pronto con un mejorado y más profesional evento para este añoOTRA VELADA EN CURSO
El pasado mes de abril, Anton sorprendió a Cuenca con una magnífica velada de boxeo que obtuvo una gran respuesta por parte del público. Varios combates amateur y uno profesional -en el que él mismo luchó contra Santos Medrano- hicieron las delicias, y el púgil rumano ya piensa en repetir. Ahora mismo se encuentra “de papeles hasta arriba con las licencias” y enfocado también en el ya mencionado Campeonato de Madrid, pero asegura que una vez pase esto, su intención es traer más combates a Cuenca y mejor organizados, ya que la última vez dispuso de poco tiempo -además de tener un combate profesional semanas antes del evento-. Previsiblemente, le gustaría que se hiciese antes de verano y, por supuesto, contaría con púgiles curtidos en su escuela para luchar en la misma. Como no puede ser de otro modo, el propio ‘moldavo’ también participaría, y muestra su deseo de hacer su combate todavía más profesional, a ocho asaltos.
Mientras este sueño se hace realidad, los jóvenes púgiles conquenses siguen trabajando para dar lo mejor de sí mismos bajo esos pilares de disciplina, humildad y sacrificio. La campana acaba de sonar, y la Escuela de Boxeo Team Anton está lista para aguantar los asaltos que haga falta, sin tirar la toalla.