Nacho Moya dio recientemente su última lección sobre las pistas de la ASOBAL, pero cuando el timbre del final de la clase sonó, la matrícula de honor la sacó “El Profesor” y no el alumno: certificando el segundo puesto, el conquense abandona el “aula” del 40x20 de la manera soñada. Hoy, echando la vista atrás, puede mirar orgulloso a una trayectoria llena de grandes momentos que ha culminado con un subcampeonato liguero.
El conquense, como no puede ser de otra manera, valora de inmejorable manera la recién acabada campaña 2022/23 en la que se ha premiado “la regularidad del equipo” tras una trayectoria liguera casi impecable. No esconde que esta gesta es algo que “ni siquiera se nos pasaba por la cabeza”, pero no tanto por imposible, sino por la filosofía del club. “Es una de las señas de identidad de este equipo: ir a por el siguiente partido sin pensar más allá y sin objetivos a largo plazo. Conforme hemos ido subiendo escalones nos hemos dado cuenta de que se podía ir a más y… ¿por qué no?”, recuerda. Hoy, con la gesta certificada, comenta entre risas que ha sido la mejor despedida posible y que, repite, “ni en los mejores sueños” había pensado en irse dejando así al equipo.
Subraya no solo el gran logro que ha supuesto la segunda plaza, sino que añade que gana todavía más valor teniendo en cuenta la competitividad que hay: recuerda, además, que el Cisne BM -último clasificado de la liga- les ha ganado ambos partidos.
Moya explica que es una decisión que se ha tomado “en frío y bien meditada, viendo los pros y los contras”. Su trabajo como profesor en Madrid le exigía un desplazamiento diario que, sumado a sus obligaciones como jugador de primer nivel de balonmano, causaba un gran desgaste físico y mental. “Llega un momento en el que la cabeza te pide una pausa”, manifiesta el ya ex jugador, que reconoce que, si hubiese tenido más facilidades, le habría gustado continuar con el balón resinado durante unos años más.
Tan solo han pasado un par de días desde su retirada, por lo que, conociéndose, él mismo dice que suele saborear las cosas con carácter retroactivo. “Igual de aquí a unos meses me doy cuenta viendo vídeos, fotos y repasando todo que sí se ha conseguido mucho”, valora Moya. Y es que hay momentos en los que tan solo el paso del tiempo da la perspectiva como para valorar las cosas, aunque algo que siempre ha tenido claro “El Profesor” es que cuenta con el apoyo de mucha gente.
Desde el momento en que anunciaba su retirada, recibía innumerables mensajes de cariño por parte de compañeros -antiguos y actuales-, rivales, aficionados… “Lo que me llevo son personas, experiencias, y aprendizaje. Por encima de todo está el valor humano, y recibir tanto cariño me hace sentir súper agradecido”, aprecia el conquense, que espera haber podido influir en un pequeño porcentaje de la vida de los demás lo que ellos han hecho en la suya. Recibía además esta semana el reconocimiento de la Liga ASOBAL en los Premios All Star, gala en la que se distinguía a jugadores que se retiran esta campaña.
UN SUEÑO INIMAGINABLE
Recibe con cariño Moya esta distinción por parte de una liga en la que ni siquiera soñaba jugar de pequeño, y es que el conquense explica que siempre ha sido de ir paso a paso, casi emulando la filosofía del Ciudad Encantada. “Desde pequeño nunca veía más allá de crecer como jugador y sobre todo mejorar al equipo, yendo poquito a poco a ver hasta dónde se podía llegar. Ahora, viendo el pasado, es una alegría”, comenta.
Aunque no esté en la pista de El Sargal, esa en la que ha marcado tantos goles, el Ciudad Encantada no debe ver esto como una pérdida, sino como una especie de ‘traspaso’, ya que El Profesor estará evaluando desde la grada: “Ahora voy a volver a ser el Nacho de cuando era niño, el que miraba desde la grada”, y lo hará con la misma emoción, pero con más nervios: “Yo entiendo a la afición, se pasa mucho peor cuando no tienes en tu mano la posibilidad de cambiar las cosas”, bromea.
12 años en la élite -con 666 goles en 322 partidos, que se dice pronto- pasando por Puerto Sagunto y Guadalajara, pero teniendo siempre en el corazón a un Ciudad Encantada que ha podido disfrutar de él durante seis temporadas y que ahora dice “hasta luego” a su capitán.