El Sargal dejará de ser un escenario cargado de voces sobre la pista, órdenes a gritos, chillidos de suelas de zapatillas en drásticas fintas y estallidos de balones contra los postes de las porterías bicolor. El templo conquense volverá a retumbar con los bombos y los vítores de los aficionados del balonmano conquense con la vuelta al público a las instalaciones.
Es, sin duda, el regreso más esperado. Un equipo que, salvo los dos primeros partidos de liga que sólo pudieron albergar 100 aficionados en cada ocasión, se sentía huérfano de sus “Copas de Europa”, etiqueta tan sumamente usada por el presidente de la entidad deportiva, Isidoro Gómez Cavero para referirse a la afición del Incarlopsa Cuenca.
Y una afición que volverá tras una insufrible espera de tres meses de partidos que, con suerte, eran retransmitidos, cuando no tocaba agarrarse a las voces de Manolo Noeda y Carlos Masso que narraban el choque por la radio del club.
Al partido podrán acudir los socios del número 400 al 700. De esta forma, El Sargal volverá a recuperar parte de esa esencia que lo convertía en una de las canchas más espectaculares de todo el panorama nacional.