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Atletismo

Manuel Navarro, un conquense de otra pasta

A sus 80 años, este doctor en Química y atleta anuncia su retirada de las pistas tras colgarse una medalla de bronce en la categoría de veteranos en el Mundial de Atletismo
Foto: Sául García
13/10/2018 - M.Gómez

Manuel Navarro ostenta un currículum deportivo tan amplio que se podría llenar esta página entera recitando todos y cada uno de sus logros. A pesar de sus 80 años, este conquense conserva un ímpetu y esfuerzo que dejaría a más de uno sin párpados de tanto frotárselos. Nos recibe en el Luis Ocaña para contarnos la que, según avanza él, ha sido la última de sus hazañas: una medalla de bronce mundialista en los 2000 metros obstáculos en la categoría máster M80 (mayores de 80 años). “Es la segunda medalla que gano en un mundial; la otra, también de bronce, fue hace 15 años en los mundiales de Puerto Rico”, nos señala mientras sus agrietadas manos sujetan los reluciencientes metales.

Y es que las piernas de Manuel llevan encima tal kilometraje, que podrían dar la vuelta al mundo, como mínimo, un par de veces. Este veterano atleta, natural de Almodóvar del Pinar, alberga, además de los dos metales internacionales, nueve participaciones mundialistas, cuatro europeos, 20 medallas (14 de oro, 2 de plata y 4 de bronce) en campeonatos de España de Atletismo de Veteranos y 14 participaciones en los maratones más reconocidos de todo el globo: Pekín (China), Río de Janeiro (Brasil), Nueva York (EEUU), Reyjavik (Islandia) Madrid, Valencia… ¡incluso el maratón del Everest! Considerada una de las pruebas más duras y la que se celebra a mayor altura del planeta: “Comenzabas a unos 5.500 metros de altura; casi no podías respirar, fue una prueba muy bonita a la par que exigente. De los diez primeros, nueve fueron nepalíes, yo llegué a la par que la primera mujer nepalí”.

UNA VIDA LIGADA AL DEPORTE Y ENSEÑANZA

Nuestro protagonista ha sido un apasionado del deporte desde que tuvo la oportunidad de ello. Cuando era joven, tuvo que ayudar a su familia trabajando, para más tarde, ingresar como voluntario en el Ejercito del aire en Burgos, para ser destinado a Murcia. Es allí donde este conquense logra estudiar bachillerato nocturno, siendo de la primera promoción que lo consiguió.

Así, se licenció en Química en 1969, se doctoró en 1989 y obtuvo la condición de catedrático en Física y Química en 1994. Mientras tanto, desarrolló una actividad paralela en el ámbito deportivo como becario de la Universidad Complutense en cursos de verano como “El Mundo del Deporte”, participó en ponencias y seminarios deportivos, presidió la Asociación de Atletas Veteranos en la Región de Murcia durante casi una década, e incluso llevó en sus manos la única antorcha olímpica que ha iluminado unos Juegos Olímpicos en nuestro país.

“Era portador-escolta, es decir, llevaba la antorcha y tenía que acompañar al que me diera el relevo, que no fue otro que Antonio Maceda” nos cuenta entre sonrisas mientras alude al mítico futbolista de Sporting de Gijón y Real Madrid, y uno de los héroes del emblemático 12-1 de España a Malta.

Por el camino, Navarro también ha logrado ser entrenador nacional de fútbol y atletismo, presidente y vicepresidente de Comités Organizadores de Campeonatos de España de Atletismo y vocal del Comité Nacional de Atletas Veteranos de la RFEA. Tal dedicación le valió premios fuera de las carreras como el Escudo de Oro de la Asociación de Atletas Veteranos de la Región de Murcia o la Medalla de Plata al Mérito Deportivo de Castilla-La Mancha.

Un palmarés que pasó a agrandar a partir de cumplir los 50 años, fecha en la que Navarro empezó a competir en las distintas categorías de veterano. “Comencé yendo a carreras populares y veía que siempre ganaba en mi categoría, a partir de ahí, fui probando cada vez más y al final, lo fui viendo como una gran carrera de obstáculos que ir sorteando”, señala.

COLGAR LAS BOTAS

Tras lograr su segunda medalla de bronce en un Mundial, Manuel confiesa que el logro supone un bonito punto final. “Con esta ya me retiro, creo que es suficiente”, declara este conquense de 80 años que logra recorrer dos kilómetros (con 18 obstáculos de 76 centímetros de alto y cinco fosos) en 14 minutos y 39 minutos (marca lograda en el pasado mundial de Málaga) con la misma facilidad que uno baja a comprar el pan.

Ahora, es turno para su otra gran afición, la escritura; un campo en el que Navarro alberga varias publicaciones tanto de contenido histórico y divulgativo como literario.

Viendo lo que al resto de los mortales nos cuesta recorrer apenas unos metros sin coger el coche o ir a la cocina a por un café mañanero sin dejar de arrastrar por el suelo las zapatillas de estar por casa, uno no se puede reprimir a preguntarle el secreto de su fortaleza: “Voluntad”, contesta firme y sereno. “Siempre he tenido voluntad para conseguir lo propuesto. Para conseguir mi doctorado en Química, a las seis de la mañana me levantaba para correr, a las ocho daba clase como profesor de Química y a las tres de la tarde entraba en el laboratorio. Dormía unas cuatro horas al día y claro, eso desgasta física y mentalmente, pero cuando lo logré la satisfacción se sobrepuso al sacrificio” añadía.

Y así, se nos queda cara de ensimismados, mientras nos despedimos de Manuel dándole un abrazo, en busca de alguna prueba que descarte que comparte fisionomía con el resto de la humanidad, al no poder creer sus logros como algo posible para otro ser de la misma especie. Pero nada, ni rastro de elementos biónicos o huesos motorizados. Ya se sabe, si Cuenca es única, no se puede esperar menos de sus habitantes.