El compromiso de la Copa del Rey volvía un año después para el Liberbank Cuenca y lo hacía en un escenario como la Caja Mágica de Madrid. Una presencia más que meritoria para los conquenses tras dejar por el camino a todo un Bada Huesca en la complicada situación en la que volvió el equipo de Lidio Jiménez a la competición en este 2020, con las bajas de Fekete, Baronetto Marrochi y Vainstein.
Sólo el argentino era la novedad que se presentaba en el partido de cuartos de final ante Anaitasuna en un torneo copero que ya en su primer encuentro del día dejó la sorpresa con la clasificación de Benidorm sobre Bidasoa. El rival que precisamente saldría de la eliminatoria entre conquenses y navarros.
Advertía Lidio antes del partido la necesidad de mejora de los suyos respecto al encuentro ante el mismo rival celebrado el domingo anterior. El corto espacio de tiempo en volverse a ver las caras para los dos equipos fue notable en los primeros minutos, con mucha igualdad y movimientos muy estudiados, saliendo la defensa pamplonesa de su 6-0 para atacar de manera descarada la primera línea conquense. Lidio no mostró sorpresa en su estrategia y otorgó a los presentes una clase maestra de cómo se defiende con un sistema 6-0.
Fue precisamente la fortaleza de esta muralla sobre su área la que desequilibró el marcador a favor de los conquenses (6-7 tras llegar al ecuador del primer tiempo). Una retaguardia que incluye en su extraordinaria rutina las paradas de Leo Maciel, y la motivación extra que mostró una vez retornó a la cancha el ‘Colo’ Vainstein. La vuelta del argentino vestido de corto tras superar su lesión y un duro episodio familiar fue el aliciente para dedicar algo más que un buen juego a los centenares de conquenses que se desplazaron hasta Madrid para arropar a los suyos. Por el cuadro pamplonés, sólo Krsmancic mantenía a base de gol a los suyos en el partido.
La música comenzó a sonar y cuando Anaita decidió perpetrar su zona central ante los lanzamientos de Thiago, Dutra y las internadas de Natan Suárez, el gerundense sorprendió a propios y a extraños comenzando a enviar balones a las esquinas donde Manu Díaz y Hugo López cumplieron a la perfección. La ventaja para Cuenca comenzó a crecer ante las continuas pérdidas de Anaitasuna en ataque (hasta 9 en el primer tiempo) y el Liberbank Cuenca logró marcharse al descanso con cuatro goles de diferencia (10-14).
Anaitasuna cambió de estrategia, pero Lidio jugó a la perfección sus cartas
Con el marcador en contra, Anaitasuna subió una marcha más pero terminó precipitándose en muchas de sus llegadas. Un nerviosismo que templó con su habitual calma Leo Maciel, que desbarató numerosas acciones tanto en estático como al contraataque de su rival. Cuando la maestría de Natan (transformando goles sobre el aviso de pasivo) y los cañonazos de Eskericic (cogiendo galones desde el lateral derecho) alcanzaron la ventaja máxima para Cuenca de cinco goles (15-20), Iñaki Aniz se vio obligado a pedir tiempo muerto a falta de 15 minutos para el final del encuentro.
Con el tiempo a su favor, Cuenca tenía de cara manejar el ritmo del encuentro para evitar sorpresas, pero un estancamiento en el ataque al cambiar la defensa de Anaitasuna a un claro 4-2 (con vigilancia obligatoria sobre Natan Suárez) puso sobre aviso a los de Lidio que se mantuvieron arriba gracias a un impasible Maciel, que alcanzó las 14 paradas (y más del 40% de acierto) cuando su entrenador pidió tiempo muerto al entrar en los últimos diez minutos con sólo tres tantos de ventaja (18-21). En el inciso, Jiménez fue claro sobre la propuesta defensiva rival que tanto se le estaba atragantando a su equipo, “¡buscamos pivote!” y así lo hicieron. El gol de Doldán a pase de Vainstein para dar el ‘más cuatro’ (19-23) para Cuenca a seis minutos del final hizo que Iñaki Aniz gastara su última cartulina de tiempo muerto.
Tras una nueva parada de Maciel, la pizarra de Lidio volvió a mandar con una ejecución en ataque que, de nuevo, finalizó en gol de Doldán, provocando que la renta del Liberbank Cuenca fueran superiores a los minutos restantes, la fiesta estaba servida y las gradas de la Caja Mágica comenzaron a entonar el “Me quedo contigo”, avanzando su estancia por un día más en la competición copera.
Tras unos últimos lances de puro trámite con el partido decidido, no exentos de más paradas de Maciel (que alcanzó las 18 y se llevó el premio al mejor jugador del partido), el encuentro finalizó con el definitivo 21-26. El Liberbank Cuenca selló su pase a las segundas semifinales de su historia, la segunda de forma consecutiva, donde se medirá este sábado a las 18:30 horas ante el Balonmano Benidorm.