La derrota del Rebi Cuenca ante el Pfadi Winterthur por 32 a 28 no ha dejado buenas sensaciones para Lidio Jiménez, entrenador del equipo conquense. Pérdidas de balón, poca intensidad en el inicio y los bajones físicos por las lesiones son algunos de los factores que explican el resultado del partido, tal y como ha comunicado momentos después de que acabase.
Jiménez define los primeros 10 minutos como desastrosos: “Sin meternos en el partido, con la gente fría y con poca movilidad”, analiza el entrenador, lo que ha ocasionado una ventaja que les ha hecho jugar tranquilos y con confianza, al contrario que ellos.
Valora que los suyos se han respuesto para ponerse de tres, con buenos minutos de los jugadores menos habituales. “Hemos seguido creyendo y trabajando, pero llega un momento en el que las fuerzas no nos dan para ganar partidos”, lamenta el técnico, aludiendo a las muchas bajas que están ocasionando que muchos jugadores hagan esfuerzos continuados para los que no están preparados, ya que no tienen rotaciones en el banquillo. “Al final llegamos mal físicamente,”, reconoce.
Aunque el gran problema lo identifica en su propio equipo: las pérdidas de balón, lo que “nos está matando fuera de casa”. Contabiliza 20 pérdidas de balón, encajando alrededor de 8 goles al contraataque y 2 sin portero. “Con 20 pérdidas de balón, lo demás es secundario para mí. Así es imposible ganar fuera de casa”, asevera.
Cuando tuvieron balones para ponerse a un gol, les pitaron dos pisadas en el área: “Es lo que tiene jugar fuera de casa. Su portería también ha sido mejor, se juntan varias cosas”, explica.
