El ‘datchball’ es un deporte de corta trayectoria pero de rápida expansión en nuestro territorio y fuera de él. Creado en el colegio zaragozano de Brea, este juego que recuerda al ‘balón prisionero’ pero que es una adaptación del ‘dodgeball’ americano se ha convertido en una revelación en la comunidad de Aragón, de donde Jaime Romero, director del Colegio Ciudad Encantada lo importó gracias a Roberto Navarro, creador de la disciplina.
“De eso hace ya cuatro años y ahora somos una referencia nacional en este deporte que sigue abriéndose paso poco a poco”, afirma Romero quién también es presidente del Club Datchball Cuenca y encargado de difundir en Castilla-La Mancha este adictivo juego que combina precisión, reflejos y dinamismo con una reglamentación algo especial. “Los dos equipos, que obligatoriamente deben ser mixtos, se reparten en dos campos y hay tres bolas en juego”, explica Jaime. Una vez se inicia el partido, el objetivo es eliminar al rival con el impacto de la bola, que también se puede usar de escudo ante lanzamientos rivales. Para añadir dinamismo, el campo de movimiento se reduce con el paso del tiempo y en el momento que un equipo tiene más de una bola se ve obligado a lanzar con una cuenta atrás, provocando una acción vertiginosa.
Tras introducirse en el centro escolar, Romero explica que esta actividad ha tenido tanto éxito que ha propiciado que se organicen eventos a distintos niveles como la ‘I Liga Datchball por la infancia’, celebrada el pasado año, “en la que participaron más de 360 escolares de Cuenca desde prebenjamín hasta junior”, señala Jaime, “la propagación a otros centros como Santa Ana, Fray Luis de León, Santa Teresa e incluso en San Lorenzo de La Parrilla”, además de incluirse como deporte de referencia en el aprendizaje en el programa de la Junta de Comunidades. “Conseguido esto, estamos trabajando para que forme parte de la iniciativa Somos Deporte y haya competiciones a nivel regional”, declara el director del colegio Ciudad Encantada que advierte que el ‘datchball’ ya se practica en otras provincias de Castilla-La Mancha.
‘CAMPEONES DEL MUNDO’
A todo esto, hay que añadir la formación del Club Datchball Cuenca como equipo referente, con 160 jugadores en categorías desde prebenjamín hasta veterano y en las que algunas de ellas son ‘campeones del mundo’. El equipo conquense compite por el momento en la Federación Aragonesa, cuna de la disciplina, que cada año organiza los ‘Mundiales de Datchball’ en Utebo. Dado el gran número de equipos y participantes, los conquenses deben pasar rondas clasificatorias. En la última edición, el Datchball Cuenca logró coronarse como campeón en categorías alevín y absoluta, mientras que fue subcampeón en prebenjamín, junior y veteranos. “Nuestro objetivo no es competir, pero te vas dando cuenta que cuando los niños practican este deporte, ganan muchos reflejos, rapidez y precisión, además de que se lo pasan en grande”, declara Guillermo Martínez, jugador del club conquense y monitor de la categoría prebenjamín. La ‘fiebre’ por el ‘datchball’ es tal, que son los mismos padres los que toman el relevo tras la hora de entrenamiento de los más pequeños para practicar y divertirse. Entre risas, varios de los jugadores nos señalan que “a pesar de que el juego es una locura por su ritmo”, para ellos es “como volver a la infancia”.
UN AÑO LLENO DE EVENTOS
Este 2019, tanto el colegio como el equipo tienen una agenda completa. En este mes de enero celebrarán el Torneo de Navidad de Datchball, en el que esperan acoger a más de 350 participantes. De manera paralela y hasta mayo, dará comienzo la II Liga Datchball entre los distintos colegios de la capital, y en lo que respecta a la competición externa, el club conquense jugará en los torneos clasificatorios de Panticosa (Huesca) y Calamocha (Teruel), para así poder estar un año más en la Copa Mundial de Datchball que se celebrará en Utebo (Zaragoza) en mayo. Retos mayúsculos para este juego que se abre paso como alternativa deportiva de pequeños y mayores.
“Un juego diferente, pero muy divertido”
Cuando nos adentramos en la pista polideportiva del Colegio Ciudad Encantada, escenario de entrenamiento de las diferentes categorías del Club Datchball Cuenca, el ambiente a primera vista puede parecernos de un caos y anarquía contenido en las dimensiones de los campos de juego de este deporte, donde los niños y niñas corren, gritan y lanzan balones de goma que vuelan de un lado a otro como una interminable secuencia de ‘fuego a discreción’.
En este ambiente, este equipo conquense se entrena de una forma muy especial. Guillermo Martínez dirige a los más pequeños en una modalidad habitual de un equipo contra otro, donde los jugadores prebenjamines se lo pasan en grande con este juego. En el otro lado de la pista, un macro campo divido en 4 partes, con un equipo en cada porción y donde los balones se lanzan en todas las direcciones.
Rafa Roche, otro de los monitores, explica que esta modalidad de entreno sólo la realizan en Cuenca por motivos de espacio, pero que obliga al jugador a estar pendiente no sólo de quien tiene enfrente, sino de los rivales de sus lados, lo que multiplica la experiencia.
