El San José Obrero volvió a vencer en casa y lo hizo con un ritmo alegre, desenfadado, con toque y gol ante la imposibilidad de hacer sufrir a su aficionado cuando el rival comienza a bombardearlo con balones colgados, pues no todo iba a ser bueno y más si la plantilla de este ilusionante filial apenas supera el 1,70 metros de media. Los de David Angulo doblegaron a todo un Quintanar de la Orden al que se notó que le tenían ganas tras el partido disputado apenas un mes ante de este al verse aplazado por el temporal.
Con el recuerdo vibrante de ese encuentro (que concluyó con victoria 1-0 para los toledanos), la tensión fue palpable nada más comenzó a rodar el balón en el Obispo Laplana, un campo que, pese a lucir un césped artificial de última generación, continúa adoleciendo de múltiples problemas, bien sea la calefacción de sus prehistóricos vestuarios o uno de los focos de sus torretas, que dejó hace fechas de iluminar.
Pero para eso estaba ahí el San José Obrero, para brillar con luz propia en el campo y divertir a un público que hizo frente al frío, la llovizna y el viento para ver a su equipo. El favor fue devuelto. El cuadro conquense no sólo dominó en el plano táctico, con más y mejores ocasiones que su rival, sino que también supo manejar con maestría los tiempos del partido.
Los de Angulo tuvieron un inicio arrasador que obligo al portero rival, Carlos Esquinas, a intervenir en acciones a disparo de Semprún, Sergi Langreo y Raúl Verdejo, este último hasta en dos ocasiones. Intensidad, posesión y ocasiones fueron cosa de los rojillos en los primeros 20 minutos. Ante esto, Quintanar jugó la carta del balón por alto, a la que respondió con una madurez fuera de su apariencia Iago Ferreira. El guardián del marco del Obrero solventó con los puños cualquier pelota que sobrevoló su área, pero el cuadro rival comenzó a ganar cada vez más peso en el partido.
Fue entonces cuando, en un gran recurso de calidad, Ángel Ortiz abrió el marcador para los locales. Un balón a la espalda de la línea defensiva del Quintanar que aprovechó el delantero del Obrero que, ante la salida del guardameta contrario, acertó con un toque suave a la pelota para crear una perfecta vaselina que terminó en el interior de la portería. Todo un golpe de efecto al que acompañó una jugada entre Xavi y Sergi Langreo que terminó con el remate forzado de este último y con una posterior estirada de Esquinas que mandó la pelota a córner. Fue lo más destacado en un primero tiempo de claro dominio rojillo.
Después del descanso, el Obrero sufrió sus peores instantes. El Quintanar se volcó sobre el área conquense varias veces en los primeros compases del segundo tiempo. Primero un tiro cruzado en exceso, luego un lánguido disparo que se fue a escasos centímetros de la base del poste izquierdo y, por último, una acción con aparición estelar bajo palos de Carlos Rufo. La jugada nace en un centro al área desde el lateral del campo, Iago sale de puños casi al punto de penalti pero su rechace le cae a un rival que no duda en disparar flojo pero alto para superar la oposición del portero rojillo. Es entonces cuando el central del San José desbarata la ocasión manifiesta de gol con un testarazo que evitó el empate.
La contestación al primer cuarto de hora de asedio fue un decisivo tanto de Ángel Ortiz. Langreo combinó a la perfección con un compañero originando una pared que lo dejó solo frente a Esquinas, justo en el momento antes de que el meta se le abalanzara y un rival le hiciera falta por detrás, el centrocampista conquense cedió la pelota a Ortiz, para marcar a placer el 2-0.
Con el segundo tanto, Quintanar sucumbió y comenzó a tirar la toalla al ver cada llegada que lograban a puerta terminaba en un disparo severamente desviado. Por contraposición, Angulo, que dio refresco con varios cambios a su plantel de jugadores, pudo ver como faltó muy poco para que su equipo lograse otro gol: Cillo estrelló la pelota una vez en el poste y otra, con mano salvadora de Esquinas de por medio, al travesaño. Verdejo también tuvo en sus botas el tercero del Obrero e incluso Carlos Rufo, de lanzamiento de falta directa.
Sin embargo, el partido concluyó 2-0 y con tres puntos más para el casillero rojillo. Un triunfo donde el Obrero fue claramente superior a su rival y en el que mostró buenas muestras de calidad, de los que no perdieron detalle tanto Ignacio Alfonso como Fran García, primer y segundo técnico del Conquense, presentes en el encuentro.
