En el mundillo del ajedrez conquense, pocos nombres resuenan como el de Francisco Javier Fernández Poza. Delegado de ajedrez en la provincia, ex profesor de las Escuelas Municipales, incansable organizador de torneos… y todo sin perder un ápice de pasión por las 64 casillas. Durante décadas ha sido una pieza clave para la promoción y el desarrollo del ajedrez en la provincia, creando comunidad en torno al mismo e impulsando el talento al mismo tiempo que acerca esta disciplina a las nuevas generaciones.
A la edad de nueve años, e influenciado por su padre, Javier empezó a mover sus primeras fichas por el 8x8 junto a su hermano, con quien empezó a compartir una afición que le ha acompañado desde entonces. Tras hacer el servicio militar, Javier recaló en Cuenca en 1976 en calidad de trabajador de obras públicas en la administración central. Lo que comenzó como algo temporal debido a la obra del puente del río Júcar en la entrada a Cuenca desde Madrid acabó siendo su residencia fija, ya que se casó e hizo su vida en la capital conquense.
Su interés por el ajedrez le llevó a especializarse en la enseñanza, y tras hacer un curso en Alcázar de San Juan, obtuvo el título de monitor que tanto deseaba para transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones. Así, se ha ocupado de las Escuelas Municipales de Cuenca durante más de 20 años –1990 hasta 2012– en los que ha enseñado a cientos de jóvenes, y por si fuera poco, también es el delegado provincial de la Federación de Ajedrez de Castilla-La Mancha en Cuenca desde el año 1999.
Entre otras labores de promoción del ajedrez en Cuenca se encuentra la completa página web de la delegación conquense de ajedrez –que ofrece un completo recorrido acerca de la historia de este deporte en la provincia– y también la anual celebración de un Open Internacional que cada edición aumenta su participación y que “está cogiendo solera”.
A pesar de que nunca le ha atraído demasiado la faceta competitiva del ajedrez, nunca ha dejado de disfrutar de sus partidas ocasionales, y como los tiempos cambian, hoy lo hace cómodamente desde el ordenador o el móvil. “Juego con gente de todo el mundo, pero no tengo un ELO alto, puede ser de 1200. Me considero más organizador que jugador”, comenta, aunque no desaprovecha la oportunidad de ponerse a prueba con una buena partida, algo que, comenta, no dejará en ningún momento. “Piensas un poco y tienes que tener la mente espabilada, no puedes meterte en casa todo el día y ver la televisión”, comenta.
Javier vive en Cuenca desde 1976 y lleva décadas ligado a la enseñanza y promoción del ajedrez. Según él, la clave está en inculcar más esta actividad en los centros educativosIMPULSO AL AJEDREZ
La principal meta ajedrecística de Javier está clara: crear una cantera que asegure el relevo y que mantenga viva la llama de este deporte en Cuenca. Para ello es fundamental, reivindica, que se introduzca más en los colegios a través de asignaturas optativas, poniendo en valor los numerosos beneficios que tiene en pequeños pero también en mayores, pues “el ajedrez es matemática pura”.Si bien es complicado –pues reconoce que otros deportes mayoritarios acaparan la atención de los jóvenes–, celebra que la cantera va creciendo y que, a día de hoy, Víctor Fernández, tiene a más de 60 chicos y chicas entre 6 colegios en los que enseña. “Promete mucho y están saliendo muchos chavales”, cuenta Javier.
Y es que, al igual que su padre le transmitió su pasión por el ajedrez, él ha hecho lo propio con su hijo, Juan Manuel. “Estoy muy orgulloso, es muy buen jugador y ahora me echa una mano a mí y a Javier Cordero con la organización. Si no fuese por él, no podría hacer todo esto. Tenemos una unión bastante buena entre los dos”, señala.
Con un gran legado que se plasma más allá del tablero, Javier ha conseguido a través de su compromiso que el ajedrez se mueva en Cuenca con la misma energía e ilusión en pequeños y mayores.