Pocas personas que puedan acreditar la historia de la Unión Balompédica Conquense mejor que él. Con 84 años, y camino de los 85, Jaime Pérez Martínez (1938) puede presumir de ser el socio número 1 de la entidad blanquinegra. Así lo hace tras más de siete décadas en las que ha estado ligado al club de su vida y a La Fuensanta, su segunda casa.
Lo cierto es que la pasión balompédica la llevaba en la sangre incluso antes de que naciese el club en 1946. Su padre era Apolonio Pérez, quien con otras figuras como Vicente García, Juanito Escamilla, Jesús Rodríguez, Antonio Murga y Javier Hervás, fundó la Balompédica. No es extraño, por tanto, que haya nacido con un balón debajo del brazo. Haciendo memoria, cuenta que lleva abonado desde los 10 años, es decir, casi desde que se fundó el club. “¡Entonces costaba una peseta!”, cuenta el aficionado. Desde entonces, no ha fallado ni un solo año a su cita con el club y asegura que no lo hará en ningún momento.
Por el camino quedan innumerables anécdotas de la mano del club, aunque Jaime se guarda una para el recuerdo: “La principal, cuando estuve de portero suplente en Toledo. Sin ficha ni nada de nada, los jugadores me dijeron que les acompañase en el banquillo y me vestí de portero”, rememora, al mismo tiempo que añade entre risas que les dijo que ni se les ocurriera meterle al partido, ya que su experiencia deportiva en baloncesto y balonmano le habría servido más bien de poco bajo la portería. Otras que no se pueden contar, dice, entre risas, de juerga con algunos jugadores. “Siempre me he llevado muy bien con todos, especialmente con los de Cuenca”, recuerda. A la hora de hablar de importantes jugadores a los que ha visto sobre el terreno conquense, cita Picazo, César, Jaime, Alcarria… emotiva época en la que el Conquense daba sus primeros pasos en lo que a competición se refería. Acompañaba al equipo en todas sus peripecias, por lo que hoy en día se enorgullece de haber viajado “por toda España”, visitando campos históricos a nivel nacional con su Balompédica como motivación.
Si de pequeño sentía el fútbol mucho más -con berrinches de por medio cuando perdían sus balompédicos-, reconoce que el fútbol de hoy en día, muy cambiado con respecto al de tierra, le deja algo desencantado: “No tiene nada que ver. Entonces tenían coraje y se comían el balón, ahora es comercio total y más egoísmo”, cuenta Jaime. No obstante, sabe que hay una excepción intocable: el Conquense. “Aún así, me trago todos los partidos que radian y sigo yendo al campo”, comenta riendo.
Jaime Pérez es abonado de la Balompédica desde 1948, tan solo dos años después de su fundación. No ha fallado a su cita en 75 añosILUSIÓN BALOMPÉDICA COMO EL PRIMER DÍA
Como socio número 1, Jaime es toda una autoridad para invitar a nuevos aficionados, algo que, por otra parte, desvela que ya está haciendo, “engañando” a algunos conocidos para que se abonen y disfruten del equipo. Lanza un mensaje a toda la afición reivindicando algo tan importante como es apoyar al equipo local, algo que, por desgracia, pierde fuerza. “Les diría que no nos abandonen, porque si nos borramos los socios desaparece el club y sería una faena gorda que el Conquense no jugase por no tener gente. Además, creo que cada vez somos menos”, lamenta.
Este balompédico de pro se despide con sus mejores deseos de disfrutar de una buena temporada viendo goles en La Fuensanta y disfrutando como lo ha hecho, tal y como relata, a lo largo de toda una vida “ligada al Conquense”.
